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Las terrazas han animado la vida social en la plaza del Patriarca. irene marsilla

Quién vive en la calle Poeta Querol de Valencia

Mantiene su elegancia pese a la huida de las firmas de lujo. Concentra el centro cultural, comercial, financiero y turístico y aquí viven muchas familias burguesas valencianas

Viernes, 19 de noviembre 2021, 19:32

Alejada de la bulliciosa calle Colón o de la comercial Cirilo Amorós, Poeta Querol y Marqués de dos Aguas destilan clase y lujo discreto. Aquí no hay fachadas históricas como en la vecina calle la Paz, pero en sus edificios con portero se concentra ... buena parte de la alta sociedad valenciana. Médicos, empresarios y familias que se criaron aquí comparten espacio con despachos de abogados, empresas de mobiliario como Martínez Medina y el Hotel Inglés, que lleva años contemplando el paso del tiempo y donde se alojaba Hemingway durante la Guerra Civil.

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La historia de Poeta Querol es la crónica de la burguesía valenciana, de la mítica cafetería Síbaris donde los democristianos se reunían en los años de la transición, de la tienda de cerámica Neri que decoró las casas más modernas de la zona, de las primeras boutiques Piccola, Angora y Dolly -de los propietarios de Bolsos Bellido- y las zapaterías Parriego y Bravo, que vestían a las mujeres más elegantes de la época.

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La calle siempre tuvo un atractivo comercial muy selecto. Loewe la eligió para abrir su flamante tienda, en los años en los ochenta, con Mayrén Beneyto como imagen de marca luciendo las prendas de piel más deseadas. Y cerca, en la plaza del Patriarca, Claudia Peris trajo a Valencia el minimalismo de los noventa con Dodicci y Emporio Armani, situada justo frente a la universidad.

Comercialmente, la milla de oro tuvo su máximo apogeo los años de la Copa América: Vuitton, Hermés, Zegna, Bulgari… los precios de los locales comerciales estaban disparados y era la zona más cotizada de Valencia. «Ahora la milla de oro ya no es ni de bronce, se han ido los grandes y se nota», cuenta María Dolores Enguix, que vive en Poeta Querol y tiene la óptica en la calle Barcelonina. «Estoy segura de que se va a reactivar, el hotel Only You está dando mucho juego. Carolina Herrera ha dejado la calle la Paz y se ha venido a Poeta Querol. No es una calle de paso ni comercial, tal y como buscan las franquicias, es un tipo de comercio de más nivel. Si quieres un bolso de Vuitton tienes que ir allí».

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«Ahora la milla de oro ya no es ni de bronce, se han ido todos los grandes y se nota»

 

Los alrededores de Poeta Querol destilan lujo discreto. Loewe, Vuitton la boutique Patos, las joyerías Durán y Antonio Romero o el Cool Bar, con su coqueta terraza donde puedes tomar una copa de champán con vistas al palacio del Marqués de Dos Aguas, dan mucho glamour. Es verdad que a cambio apenas hay comercio de barrio. Siempre puedes ir a alguno de los supermercados que hay cerca, pero no tienes fruterías o carnicerías. «Los precios de los bajos no dan para vender un litro de leche o un paquete de azúcar. Aquí hay despachos de abogados y sobre todo muchos médicos; en todas las fincas hay alguna consulta abierta», cuenta la óptica.

María Dolores Enguix compró el piso de Poeta Querol hace treinta años. «Lo elegí por la óptica que tenía cerca. Esta es una zona residencial con un perfil de clase media alta y mayores de cincuenta, son pisos muy caros y no hay colegios cerca». Enguix es vecina de los padres de Ana García Rivera, Juanjo García Rivera y Mercedes Paredes. Cerca tiene su casa Paco Camps y es habitual verlo salir hacia el despacho. También te puedes encontrar paseando a María Zaplana -hija del ex president Eduardo Zaplana-, la farmacéutica María José Montoro, la doctora Charo Giménez Vailló, o a alguna de las estilosas hermanas De Miguel -Alicia, Carmen y Paloma-, que siempre han vivido allí.

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«Mis abuelos compraron los dos dúplex ático», cuenta Carmen de Miguel. «Hemos tenido de vecinos a los Sánchez Escriche -médico como mi padre- los Selogar, Sole Rubio, los Royo Casanova, que tenían un casoplón en el edificio que ahora ocupa Loewe. En Poeta Querol ha vivido Jesús Maset, un médico muy conocido, los Calomarde, los Piquer, los Bover o la familia De Pablo».

Uno de los recién llegados es el empresario Juan Carlos Gómez Pantoja. «Busqué una casa céntrica que tuviese garaje con portero. La inmobiliaria encontró uno totalmente reformado y la calle es muy tranquila». A Gómez Pantoja le encanta la ubicación: «Los supermercados de proximidad son muy cómodos para gente que trabajamos muchísimas horas. Cerca está el mercado Central, Mercadona o El Corte Inglés. Aquí vive mucha más gente de las que te imaginas». Juan Carlos es vecino de Vicente Forner y de Carmen Sáez Merino. «Cuando llegué me dijo el portero: le conoce toda la finca».

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Por las mañanas, la calle se llena de trabajadores encorbatados rumbo a las oficinas de bancos y despachos de abogados. Es el centro financiero de la ciudad, con despachos de abogados como el de José María Mas Millet o clínicas como la del endocrino Marcos Sopena. A mediodía, el perfil del transeúnte varía ligeramente. En la plaza del Patriarca es habitual encontrarse con Lourdes López y Javier Verdeguer, de la boutique Patos. Les gusta tomar el aperitivo cuando cierran la tienda. Ella va siempre impecable y los escaparates que monta siempre te hacen volver sobre tus pasos. También es fácil encontrarte con Pepe Castelló o Cristina Albamonte o Majo Gimeno, el alma de Mamás en Acción, que vive por la zona.

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