Borrar
Urgente Óscar Puente anuncia un AVE regional que unirá toda la Comunitat en 2027
Las casas de los periodistas, ubicadas junto a Viveros y Blasco Ibáñez. JESÚS SIGNES
Quién vive en las Casas de los Periodistas, un oasis en el corazón de Valencia

Quién vive en las Casas de los Periodistas, un oasis en el corazón de Valencia

El perfil de propietario ha ido cambiando conforme se ponían en valor estas casas que son únicas en la ciudad, y ahora están en manos de empresarios valencianos que tienen en cuenta la ubicación y la tipología, pero también su valor histórico

Martes, 14 de mayo 2024, 00:20

Boris Strzelczyk creció jugando en un jardín en la casa que sus padres compraron en los años ochenta, en aquellas viviendas que la burguesía rechazaba entonces, fascinados por la comodidad de los pisos con terraza y vistas y finca con portero que te daba los buenos días y te tiraba la basura. Pero los padres de Boris, arquitecto y guía urbanístico de la ciudad, eran una pareja de alemanes muy viajados que cuando vieron la posibilidad de vivir en una casa en el centro de Valencia no se lo pensaron, a pesar de que tuvieron que emplearse a fondo para acondicionarla porque los dueños, los hermanos Vañó, empresarios de la cerámica en Manises, habían fallecido, los herederos vivían en Barcelona y el chalé no se vendía. «La persona de la inmobiliaria que les enseñó la casa en aquella época le dijo a mi madre que fue la única persona que se atrevió a cruzar el jardín lleno de maleza para poder verla. La mayoría no pasaban de la puerta de la calle».

El perfil del propietario de estas viviendas ha ido cambiando a lo largo de los años, en una historia, la de los chalés de los periodistas, que comienza en el primer tercio del siglo XX, cuando en Valencia la vivienda se había convertido en un problema muy serio. Había una ley, la de casas baratas que pretendía paliar una situación complicada. La Asociación de la Prensa de Valencia decidió adherirse a aquella ley y promover unas viviendas que pudieran comprar a buen precio quienes se dedicaban al periodismo en la ciudad. «Como el Ensanche no permitía esta tipología de vivienda, decidieron construir al otro lado del cauce, entre campos de huerta, donde además era más barato». En un lugar que para los valencianos ni siquiera era todavía la ciudad. De hecho, Javier Domínguez, arquitecto y especialista en planificación urbana, destaca que las calidades arquitectónicas originales de estos chalés de los periodistas, como se vinieron a llamar, no eran buenas, porque había que ajustar mucho los precios. Porque eran casas baratas.

Ya han pasado tres o cuatro generaciones por estas casas, y el perfil ha cambiado porque tras la Guerra Civil, aquella intelectualidad que compró las viviendas se vio obligada a venderlas en muchos casos. Después de casi cien años, Boris cree que sólo quedan como originales propietarios los herederos de Vidal, un periodista de la época. El resto ha ido cambiando de manos, comenzando por la más famosa de todas, la casa que perteneció a Lina y Carlos, una pareja muy singular, ella bailarina, él abogado, y que Boris llegó a conocer muy bien porque vivían enfrente de su casa y consiguió ganarse su confianza. «Soy manitas y como no tenían hijos me pedían algún favor y yo descubría poco a poco las diferentes estancias», recuerda Boris, que ya entonces estaba muy interesado por la arquitectura. El inmueble todavía mantiene los elementos originales, como los suelos hidráulicos, cuando el resto han sido viviendas muy intervenidas a lo largo de los años.

Algunas de las Casas de los Periodistas que se encuentran en la primera manzana de la avenida Blasco Ibáñez. JESÚS SIGNES
Imagen principal - Algunas de las Casas de los Periodistas que se encuentran en la primera manzana de la avenida Blasco Ibáñez.
Imagen secundaria 1 - Algunas de las Casas de los Periodistas que se encuentran en la primera manzana de la avenida Blasco Ibáñez.
Imagen secundaria 2 - Algunas de las Casas de los Periodistas que se encuentran en la primera manzana de la avenida Blasco Ibáñez.

Cuenta el arquitecto que Lina y Carlos eran muy reservados, y que seguramente se debió a que en los años sesenta, cuando apareció un promotor que quería derribar los chalés para construir cuatro torres de viviendas, Lina y Carlos se negaron en rotundo, junto a otro propietario. Y como el proyecto sólo podía salir adelante por unanimidad, «se convirtieron en apestados». De hecho, Boris cree que desde entonces dejó de haber un sentido de pertenencia a esta pequeña comunidad como sí existió en las primeras décadas de existencia de este núcleo de casas ubicadas junto a Viveros. De hecho, en la acera de enfrente el proyecto sí cuajó y sólo queda, solitario, un chalé que fue rehabilitado recientemente en la esquina de Blasco Ibáñez con Severo Ochoa.

Una de las cúpulas que dan personalidad a las viviendas, rodeadas de fincas altas. JESÚS SIGNES

El encanto de los chalés

La mayoría de las viviendas han sido rehabilitadas y ampliadas porque en realidad eran pequeñas, llenas de escaleras y estancias con mucho encanto. Eso sí, Boris Strzelczyk cree que ha habido familias que no se han adaptado a esta tipología de vivienda, acostumbrados a las comodidades de hoy en día. «En una de las viviendas querían poner un ascensor pero se lo denegaron». Tampoco está permitido intervenir la fachada, y pueden ser algo oscuras, pero Boris cree que forma parte de su encanto el conservarlas tal cual las ideó el arquitecto Enrique Viedma hace casi cien años.

Carla Cadenas Cañamás también vivió junto a su familia en los chalés de los periodistas, y ha sido ella, que conoce muy bien estas viviendas, quien se ha encargado de la venta de las dos últimas casas que salieron al mercado, la última a un precio de 1,6 millones de euros. Precisamente la casa de Lina y Carlos, aunque ahora no viva nadie. Precios que no están al alcance de la clase media intelectual para la que estaban concebidos. Carla explica que los compradores de estas viviendas son empresarios valencianos, gente que las valora y, a la vez, con alto poder adquisitivo. «No hay ningún lugar como este en toda la ciudad», asegura Javier Domínguez. Que se puede permitir no sólo la compra del inmueble sino también su rehabilitación, normalmente muy complicada porque tienen un grado de protección que impide actuar sin la autorización de Patrimonio. De hecho, una de las viviendas, la recayente a Jaume Roig, lleva unos tres años en obras.

Apellidos como los Serratosa o García del Moral viven desde hace décadas a estos chalés de los periodistas, mientras que hay otras que han ido cambiando de manos. A Boris le preocupa su fragilidad, porque el precio se eleva sobre todo porque el Plan General de Ordenación Urbana permite el cambio de uso de las viviendas. Una academia de idiomas ha ido comprando varios chalés en los últimos años, el último muy recientemente, con lo que supone de pérdida de vecindario residencial. Además, el arquitecto cree que con los años se ha ido perdiendo ese espíritu de ciudad jardín con el que se construyó, que pretendía que la avenida Blasco Ibáñez y su conexión con el Cabanyal siguiera este modelo de chalés. «Los jardines se van pavimentando porque los vecinos se quejan de que hay insectos pero la realidad es que con los efectos del cambio climático es necesario repensar de qué manera mantener oasis frescos gracias a la vegetación», y observa uno de los ficus que todavía se mantienen en pie en los jardines.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Publicidad

Publicidad

Premios Goya

La quiniela de los premios Goya 2025

Equipo de Pantallas, Leticia Aróstegui, Oskar Belategui, Borja Crespo, Rosa Palo, Iker Cortés | Madrid, Boquerini, Carlos G. Fernández y Mikel Labastida

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

lasprovincias Quién vive en las Casas de los Periodistas, un oasis en el corazón de Valencia