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Únicas escaleras de acceso a la primera planta. LP

Alumnos de un colegio de Alzira, sin acceso a la mitad de las aulas del centro por carecer de ascensor

La AFA del CEIP Ausiàs March reclama la instalación de un elevador y desde Educación no responden a sus peticiones

A. Talavera

Alzira

Martes, 20 de febrero 2024, 16:32

Veintidós escalones deben subir los alumnos del CEIP Ausiàs March de Alzira para asistir a las clases de música, inglés, informática o religión. Una subida sencilla para niños que no tienen ningún problema pero una barrera imposible para aquellos que tienen problemas de movilidad o muy dificultosa para otros que sufren algún tipo de trastorno del espectro autista.

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Debido a que no sólo existe esta escalera para acceder al piso superior, algunos alumnos no tienen acceso a estas aulas especializadas ni casi a la mitad de las instalaciones del centro escolar que están ubicadas en el primer piso.

El CEIP Ausiàs March es un centro grande, que atiende un total de 430 alumnos, algunos de ellos forman parte de la Unidad específica de comunicación y lenguaje. Las familias de los alumnos de este colegio público llevan años denunciando la falta de un ascensor en el colegio que acabe con esta problemática y reclamando a la conselleria que se realicen los trámites oportunos para contar con este servicio básico y necesario.

«Nuestro centro no está preparado para que asistan niños con discapacidades físicas o movilidad reducida puesto que hay barreras arquitectónicas que les impediría el acceso por todo el colegio. Las barreras arquitectónicas son obstáculos que impiden acceder por un espacio y con ello el impedimento para poder aprender y realizar actividades cotidianas como asistir a las clases», lamentan desde la AFA del CEIP Ausiàs March de Alzira.

Pero ya no sólo afecta a niños con discapacidad también a los estudiantes que durante el curso sufren esguinces o roturas que les impiden moverse con facilidad y cuyos padres tienen que acudir a diario para ayudarles a subir las escaleras porque no existe ninguna alternativa.

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Concretamente en la parte superior del edificio hay 16 dependencias de este colegio, 8 aulas de primaria, 1 aula de música, 1 aula de inglés, 1 aula de informática, 1 aula de religión, la biblioteca, 1 aula de AL (audición y lenguaje), 1 despacho y el laboratorio.

En el caso de los alumnos con problemas de movilidad la única solución aportada es la de ubicarlos en aulas de la planta baja, una alternativa que provoca que estos niños no puedan tener acceso a las aulas especializadas para evitar los desplazamientos por las escaleras.

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Tras las reiteradas peticiones por parte del centro para que se instale un ascensor sin conseguir ningún avance, la Asociación de Familias de Alumnos decidieron presentar el año pasado una solicitud formal al departamento de Infraestructuras que tampoco ha obtenido ninguna respuesta. Meses de silencio administrativo y de inacción que las familias no soportan más.

En el documento remitido al departamento autonómico, los padres y madres recuerdan que la ley establece que el Gobierno aprobará unas condiciones básicas de accesibilidad y no discriminación para el acceso y utilización de los espacios públicos urbanizados y las edificaciones.

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El hecho de que este colegio no disponga de un ascensor, puesto que se trata de un centro público educativo carente de alternativas técnicas o recursos óptimos para eliminar barreras arquitectónicas, hace que «seamos los padres, las madres o tutores quienes nos encontramos ante la obligación de adoptar medidas de urgencia y estar disponibles para asistir al colegio con el fin de subir o bajar a nuestro hijos e hijas con movilidad reducida, un esguince o una rotura, haciendo un esfuerzo físico y poniendo en juego la integridad del adulto y el/la menor al ser transportado a peso por las escaleras que dan acceso a las aulas e instalaciones del centro educativo que se encuentran en la planta superior», recordaban a la conselleria.

Estas situaciones provocan problemas de conciliación pues necesitan acudir varias veces al día para subir y bajar a los niños por las escaleras. Estos padres subrayan que mientas existan estas barreras arquitectónicas, no se podrá garantizar una educación de calidad para todos y todas en igualdad de condiciones.

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En este caso, la amplitud del centro permite la instalación del ascensor y sólo se trata de un problema de falta de inversión a diferencia de otros muchos centros que por su antigüedad y arquitectura no cuentan con espacio para colocar un elevador. En este sentido, el CEIP Lluís Vives de Alzira, que se construyó al mismo tiempo que el Ausiàs March y es casi idéntico sí tiene ascensor que se colocó hace unos años.

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