«Buscábamos calidad de vida y la hemos encontrado en Bellús»

«Enseguida lo tuvimos claro». Así de tajante se muestra Laura Chulia, una de las nuevas vecinas de Bellús. Ella y su familia son de Benetússer, del área metropolitana de Valencia, donde las prisas, la contaminación no le dan tregua. «Buscábamos todo lo contrario, naturaleza, montaña», asegura y aunque no se han instalado definitivamente, no lo descartan. «En Bellús hay calidad de vida», subraya.

Su familia, integrada por su marido y su hijo de 6 años, han sido uno de los que ha atraído la campaña que desde el Ayuntamiento de Bellús se iniciaba hace unos meses para captar vecinos.

"Aunque, de momento, no podemos trasladarnos definitivamente, nos escapamos siempre que podemos, porque nos encanta. Además estamos a 50 minutos de Benetússer. Podemos desplazarnos desde aquí al trabajo sin problema", explica. Lo que le retiene en su ciudad de procedencia es su hijo. "Sería un cambio muy drástico para él en estos momentos, dejar su ambiente, sus amigos".

Y es que, eso es lo que ofrece, precisamente el consistorio de Bellús: naturaleza, tranquilidad, servicios y un menor coste de vida. Perteneciente a la Vall d'Albaida, al límite de la comarca de la Costera, este pequeño pueblo cada año veía como su padrón bajaba y sus casas quedaban vacías. Concretamente, en la última década cerca del centenar de habitantes menos y una veintena de casas vacías.

Sufre el despoblamiento de la España rural aunque con la diferencia, según subrayaba este verano a LAS PROVINCIAS su alcaldesa, Susana Navarro, de que el municipio cuenta con todos los servicios, hasta piscina, polideportivo y gimnasio, además de estar a diez minutos de ciudades como Xàtiva.

Sólo ha bastado unos meses de promoción, para que más de medio centenar de interesados llamaran al consistorio y, a pesar de la falta de personal para poder atender a todos ellos de manera personalizada, ya son 8 los nuevos habitantes de Bellús, tres familias de Llutxent, Benetússer y Xàtiva. "Hemos crecido un 1%, después de años perdiendo habitantes", dice satisfecha la alcaldesa, quien señala que ya están atendiendo a otras cinco familias interesadas.

Ante la variedad de casas y ofertas, antes de decantarse por la que adquirieron Laura y Alex, su marido, estuvieron viendo varias. "Nos decididos por ésta por su orientación y ubicación, justo al lado de la zona deportiva y a un paso de la piscina, así que ideal", explica Laura. También dice que, a diferencia de otras, no han tenido que realizar ninguna reforma, "fue entrar y disfrutar".

Con 200 metros cuadrados, dos plantas, dos terrazas, más sótano, también les animó el precio, 75.000 euros. Algo impensable en municipios como Benetússer. Esa es la media de precio de las viviendas que, dependiendo de su antigüedad y estado, oscilan entre 45.000 y 100.000 euros.

Las otras dos familias que se han empadronado al municipio sí que han alquilado, con precios de pisos de 60 metros cuadrados en cualquier otro sitio, para una casa unifamiliar que no baja de los 120, con una media de 300 euros al mes.

Cabe recordar que desde el Ayuntamiento no se ofrece nada material a cambio. Ni vivienda, ni trabajo, sino algo más espiritual y humano: vivir con calidad de vida. La administración local, que básicamente es la alcaldesa y los dos trabajadores municipales, actúan de intermediarios entre los propietarios de las casas y las familias interesadas. "El problema con el que nos hemos encontrado es que los dueños son reticentes a alquilar, prefieren vender", explica y apunta que, actualmente están negociando con una entidad bancaria propietaria de once adosados, para poderlas ofrecer en alquiler.

Desde el consistorio esperan poder atender todas las solicitudes pendiente e incluso que el boca a boca de estos nuevos habitantes funcione.