A. Talavera
Alzira
Viernes, 14 de abril 2023, 08:08
La Ermita de Sant Roc de Carcaixent ha ganado en valor con la recuperación de una policromía de la Última Cena que se encontraba oculta bajo capas de templina y estratos de cal.
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Los trabajos que comenzaron en septiembre y que han sido realizados mediante una inversión municipal de 47.000 euros han requerido de mucha pericia manual y una combinación de métodos e instrumental de alta precisión para no dañar el contenido del mural.
Las tareas, a cargo del restaurador Andrés Ballesteros, la directora de las actuaciones Mª Antonia Zalbidea y en las que también han participado técnicos en la materia de la localidad, empezaron con la limpieza, eliminando todos los elementos extraños incrustados en la pintura, recuperando la escena y los motivos pictóricos totalmente ocultos, después se consolidaron las zonas comprometidas, sensibles de desprenderse, y posteriormente se reintegró tanto de forma cromática como volumétricamente.
Según los expertos estas actuaciones resultaban necesarias puesto que «se estaban degradando las pinturas originales y transformando el pigmento, pudiendo llegar a convertirse en polvo».
Además de la escena de la Última Cena, presuntamente del siglo XIV, en el muro del junto al evangelio, los técnicos trabajan en la recuperación del resto de murales detectados. Justo abajo se han encontrado tres figuras humanas, que posiblemente representan a santos vinculados a la tradición religiosa local.
De igual modo, se ha detectado en una pared contigua motivos vallados con los colores rojo y amarillo de la Senyera del rey Jaume I el Conqueridor y también se intuyen restos en el menaje del lado de la epístola.
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Según los expertos, todas estas pinturas murales ejecutadas con la técnica en el seco «necesitan una intervención de restauración minuciosa, como hasta ahora, adaptando la metodología a la zona a tratar y siguiendo el respeto por el original. Y cabe decir que resultan de gran importancia ya que quedan pocas pinturas murales de este período con este tipo de representación».
La ermita, que es monumento histórico-artístico nacional desde 1979 y Bien de Interés Cultural por la Generalitat Valenciana desde 1981, fue construida en el siglo XIII y pertenece al conjunto de templos de la primera época gótica de la arquitectura valenciana, sin embargo, a diferencia del resto, ésta no fue revestida con decoraciones barrocas. Varias referencias bibliográficas, entre ellas de Julià Ribera, ya apuntaban la existencia de murales en la Ermita de Sant Roc, pero no fue hasta el año 2015, cuando el estudio para la tesis doctoral de Aurora Rubio va constatar que «bajo las capas de pintura se encuentran los restos de unas pinturas de incalculable valor histórico y cultural».
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Aún queda por hacer mucha labor de recuperación y preservación en este edificio que con la desamortización del siglo XIX pasó a depender del Ayuntamiento de Carcaixent, pero se está trabajando porque próximamente se puedan visitar estas pinturas ocultas durante siglos a la vez que cuentan con la mayor protección y seguridad posible.
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