El estafador fugitivo okupó varias viviendas para no ser detectado por la Policía

En un adosado de una tranquila urbanización de Cullera ha acabado la huida de Juan L. R., un hombre condenado por varias estafas que llevaba dos años escondiéndose en diferentes municipios de la provincia de Valencia para evitar el ingreso en prisión.

Este hombre de 51 años, junto a sus cuatro hijos a los que no permitía salir de casa, se había dedicado a okupar inmuebles para no ser encontrado por la Policía Nacional ya que sobre él pesaban cinco requisitorias judiciales por estafa.

La última de las viviendas que okupó fue en Cullera donde a principios de este año alquiló un adosado en una urbanización cercana a la playa del Racó. Un lugar con pocos vecinos durante el invierno, donde se accede por una calle privada y lejos del casco urbano.

El ahora detenido realizó un alquiler para una semana a través de una plataforma online y que luego quiso ampliar su estancia, según comunicó al propietario. Sin embargo, pese a que le aseguró que le pagaría el resto de semanas de alquiler, ya no abonó ninguna cantidad y se negó a salir de la vivienda.

Una okupación que duró hasta este mes de junio cuando agentes de la Policía Nacional acudían a la casa para proceder a la detención de este hombre y también de una mujer que convivía con él como presuntos autores de los delitos de malos tratos en el ámbito familiar y abandono de menores por maltratar y mantener aislados y encerrados a tres menores de edad.

Y es que los cuatro hijos del hombre de 18, 15, 11 y cerca de dos años permanecían encerrados en la casa y sin escolarizar en una condiciones de higiene que no eran las adecuadas, según pudieron comprobar los investigadores.

Los vecinos han explicado que desconocían que vivieran menores en esa casa ya que no los habían visto ni se escuchaba ruido por lo que les había llamado la atención que en el patio de la vivienda hubiera algún juguete. Además de no salir a la calle, los hijos tampoco jugaban en la parcela del adosado pese a contar con un amplio espacio al aire libre y con barbacoa.

Los residentes de esta urbanización tampoco habían tenido ningún contacto con el padre que tampoco abandonaba habitualmente el inmueble. A la única que veían ir a hacer la compra era a la mujer que, supuestamente cuidaba de los niños, pero solía salir sola y no se relacionaba con los pocos vecinos que durante el invierno viven en esta zona de Cullera.

La falta de movimiento en la casa y que todas las ventanas y persianas permanecieran cerradas durante todo el día no llamaba la atención a simple vista ya que otras viviendas cercanas se encuentran igual al no estar habitadas fuera de la temporada estival.

Cabe recordar que la madre biológica de los niños, Fátima L. P., fue encarcelada hace varios años tras acumular hasta nueve condenas por estafa, y tiene otros juicios pendientes por hechos similares. Los padres de estos menores que ahora están bajo la custodia de la Generalitat, se hacían pasar por abogados en Valencia y arruinaron la vida de varias personas tras engañarlas para que les entregaran grandes cantidades de dinero para defender sus intereses en procesos penales.

Fue tras el encarcelamiento de Fátima, cuando su marido junto a sus hijos emprendieron la huida de la Policía. La investigación policial hasta localizar en Cullera a este fugitivo ha sido muy difícil debido al continúo cambio de domicilio.

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