B. González
Xàtiva
Viernes, 2 de junio 2023, 14:24
Si hace dos meses lo que preocupaba a los agricultores era la sequía y los meses sin lluvia, los más de 240 litros que se han registrado de media en las comarcas de la Vall d'Albaida y la Costera, en algunas ocasiones con granizo, han caído por desigual en los cultivos. Los daños provocados en los frutales han supuesto una pérdida de entre el 70 y el 80% de la producción, mientras que para el olivo esta lluvia ha llegado a tiempo.
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También para la vid, pero la persistencia de la lluvia (hay previsión de lluvia hasta el jueves de el jueves de la próxima semana), está provocando la acumulación de humedad y los agricultores, que debido a las precipitaciones no pueden acceder a los campos, temen que de no tratarse enseguida, comiencen a proliferar hongos tan perjudiciales como el Mildiu.
"Ahora sería un buen momento para pulverizar", asegura Olegario Olivares, representante de La Unió en la comarca de la Vall d'Albaida, quien explica que en la comarca hay que distinguir claramente los cultivos de secano de los frutales.
"En los frutales ha sido un desastre. La campaña de albaricoque se ha perdido más de un 70% de la producción y en la ciruela es que no hay cosecha porque la flor no llegó a cuajar por la sequía. La nectarina ha aguantado un poco más, pero el problema es que como no deja de llover no podemos entrar a recolectarla y se puede perder", explica.
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Olegario destaca dos términos municipales: los de Quatretonda y Llutxent. "Allí el pedrisco ha hecho mucho daño, asegura y en Ontinyent el agua ha perjudicado mucho la fruta de verano". Sin embargo, según apunta, "las zonas de almendros y olivos parecen un vergel. La lluvia ha llegado a tiempo y ha salvado la campaña".
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El campo estaba necesitado de agua, sí, pero los agricultores lamentan que todo el agua haya caído en un mismo mes y en el que no tocaba. "Además de los daños en la fruta, dentro de que ya era una cosecha mínima, los campos también se están viendo perjudicados por los regueros que el agua ha provocado", indica José Luis Sanchis, delegado de AVA-ASAJA en Moixent.
En esta zona la piedra ha hecho mucho daño, sobre todo la que cayó los días 8 y 9 de mayor. "Además de dañar frutales y viñedos, quemó mucha flor de olivar, principalmente en las variedades de Picual y Grossal. La lluvia ha venido muy bien, después de un trimestre sin agua y que hacía peligrar la cosecha, pero la piedra también ha mermado la cosecha", explica. En otras variedades de olivar como Manzanilla o Arbequina la merma estará entre un 60% y un 80% respectivamente.
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En la denominada Toscana valenciana, el viñedo es el cultivo más reconocido, por lo que existe la preocupación de que esta buena lluvia pueda volverse en contra si no se actúa antes en la prevención contra hongos y plagas. Es por ello que los agricultores, si antes pedían agua, ahora piden una tregua para poder recolectar los frutales y actuar para proteger los frutos de secano del otoño-invierno.
A esa preocupación se suma el de los precios. "Nosotros no podemos repercutir el incremento de nuestros costes en fitosanitarios, fertilizantes o jornales porque entonces se dispararía más aún los precios, pero en los supermercados si que vemos frutas que se vende a 3 y 4 euros y el que se beneficia es el intermediario", manifiesta Olegario.
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Este agricultor insiste en la necesidad de mantener precios estables y asequibles al consumidor de a pie. "Yo no quiero tres o cuatro BMW, quiero millones de seiscientos, porque quien compra es el consumidor mileurista", explica de manera gráfica.
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