Estado del cauce del Júcar tras el paso de la DANA. LP

La Ribera ampliará la capacidad de algunos tramos del Júcar para reducir el impacto de las inundaciones

El proyecto Canya a la canya continúa eliminando la vegetación invasora y mejorando el cauce después de la DANA

A. Talavera

Alzira

Miércoles, 4 de diciembre 2024, 11:40

El proyecto Canya a la Canya, coordinado por el Consorci de La Ribera y la Fundación Limne, ha hecho balance de los daños de la DANA sobre las actuaciones del programa. Este proyecto, enmarcado en la Estrategia Nacional de Restauración de Ríos, tiene por objeto la conservación y mejora de cerca de tramos urbanos a lo largo de 75 kilómetros del río Júcar, entre las poblaciones de Sumacàrcer y Cullera.

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La DANA de hace un mes afectó a las actividades aún no finalizadas, encaminadas de una u otra manera a la retirada de especies invasoras, pero también a la recuperación de espacios fluviales o la eliminación de barreras y obstáculos longitudinales y transversales dentro del Dominio Público Hidráulico. Y es que ampliar la capacidad hidráulica de algunos tramos de cauce fue uno de los objetivos iniciales del proyecto, adecuando terrenos anejos al río para un mejor desagüe en caso de avenidas extraordinarias.

Las entidades y administraciones implicadas en el proyecto reafirman la necesidad de seguir adelante con la gestión de las plantas colonizadoras y de mal comportamiento hidráulico, como la caña común (Arundo donax), que acaban cegando el río o que acaban por generar otros muchos problemas. «La caña es una especie invasora que genera graves problemas en las márgenes del río, al crear una barrera que concentra la energía del flujo dentro del cauce, lo que puede conllevar un exceso de erosión y un desmoronamiento de las orillas durante las crecidas», comenta Sales Tomàs, directora de la Fundación Limne.

«En el transcurso de eventos catastróficos como la DANA, las cañas son rápidamente arrancadas y pueden acumularse formando represas, taponando puentes e impidiendo el correcto funcionamiento de estructuras, generando graves problemas que se mitigarían con un bosque de ribera autóctono en mejores condiciones y, evidentemente, dando más espacio al río, respetando la llanura de inundación», añade.

El proyecto viene realizando, desde 2022, numerosas actuaciones de retirada de caña invasora en los márgenes de los municipios implicados, mediante estrategias de restauración fluvial en las que se aplica un balance entre restauración y gestión del riesgo de inundación.

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Los mapas de inundación y peligrosidad son claros: el riesgo aumenta cuando el crecimiento urbano compromete el drenaje natural y, por otra parte, aumentar la cobertura impermeable reduce la capacidad de infiltración del terreno. Las cuencas afectadas presentan un alto grado de impermeabilización y un gran desarrollo urbanístico dentro de la llanura inundable, que obstruyó y concentró el caudal en zonas donde el agua debería dispersarse de forma natural, aumentando la peligrosidad de la riada y su grado de devastación.

Tras la valoración de los daños sobre los tramos de actuación, Canya a la canya reemprenderá su cronograma y seguirá adelante con las acciones pautadas del proyecto, como la transformación de zonas de cultivo abandonadas como espacio fluvial de desagüe, la estabilización de márgenes y la lucha contra la presencia de cañas, si bien matizan que destinarán una serie de acciones e intervenciones destinadas a afianzar la participación ciudadana, esto es, implicar a la vecindad de las zonas de actuación en procesos de decisión sobre las acciones que se llevan a cabo o generar debate sobre la actual ordenación territorial.

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El presidente del Consorci de la Ribera, Josep Mur, ha añadido, «debemos ser conscientes de que el agua siempre buscará su salida natural en tiempo de inundación y, en un contexto de cambio climático, con fenómenos de avenidas cada vez más frecuentes y de intensidad creciente, será necesario afrontar nuevos modelos de gobernanza y gestión del agua, respetando el cauce y dando, siempre que sea posible, más espacio a los ríos y barrancos, haciendo las restricciones necesarias en la llanura inundable.» Y continúa diciendo, «también, me gustaría hacer un llamamiento a otras instituciones para que lleven a cabo proyectos similares al Canya a la canya en más ríos de las comarcas, como por ejemplo el río Magro, que ha sufrido mucho el arrastre de esta caña taponando muchos lugares por donde podía pasar el agua, e incluso, destruyendo las vías públicas, como puentes y carreteras».

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