Un siglo entre amalgamas e implantes

Dos guerras mundiales, una guerra civil, una dictadura, un golpe de estado, inundaciones, la 'pantanà' y una pandemia. 123 años dan para mucho y todo este tiempo la familia Pavía lo ha vivido a través de las paredes de su clínica dental, una de las más antiguas de toda la provincia de Valencia.

No sólo la historia de España se puede rememorar desde el sillón de esa clínica por donde han pasado cuatro generaciones de dentistas de la misma familia. También la historia de la odontología. Y es que nada tiene que ver su actual apariencia, con la tecnología más puntera, con los inicios en 1898 de la pequeña consulta que abrió el abuelo de uno de los actuales gerentes. José María Pavía se convertía en uno de los primeros cirujanos-dentistas de la zona y empezaba a atender a pacientes en una época en la que no había luz ni anestesia.

Corrían los primeros años del siglo XX y la primera generación de dentistas Pavía se asentaba en Sueca. "Todo ha cambiado mucho, mi abuelo solo tenía una máquina Singer con un manguito para rebajar los dientes", explica Carlos Pavía. Durante estos años y tras la Guerra Civil, las dificultades económicas hacían que los pacientes sólo acudieran al dentista en casos de urgencia. En esa época en Sueca había dos profesionales de la odontología, uno de ellos José Pavía, padre y abuelo, respectivamente, de los actuales propietarios.

"Entonces se atendía a la gente que se iba a vendimiar a Francia porque no les dejaban entrar si no tenían los dientes en condiciones", comenta. Además, era muy frecuente que la gente se mareara antes de entrar a consulta. "La mayoría se mareaban y algunos se desmayaban, ahora a lo mejor se marea un paciente al mes", comenta Carlos Pavía hijo.

La clínica Pavía Pardo perdura durante más de un siglo y también se ha mantenido en la misma calle de Sueca, en Sequial. Desde aquí han visto pasar momentos históricos. Uno de los que más ha marcado a Carlos Pavía es la 'pantanada' de 1982 que anegó toda la Ribera.

"Lo tengo muy grabado. Recuerdo que ese día vino una chica que tenía miedo y me costó mucho anestesiarla. Entonces se fue la luz y empezó a entrar agua por la puerta. Fue una cosa decepcionante y por eso asocio la 'pantanada' a esa chica", rememora el odontólogo suecano que pudo reabrir unos días después de limpiar todo el barro.

Ahora esta clínica dental afronta un nuevo reto, la adaptación a la pandemia. "Ha cambiado la forma de trabajar al 100% y se ha complicado mucho", explican estos dentistas que como todos han tenido que modificar su sistema para poder cumplir con las normativas y mantener la seguridad de los pacientes.

Con estas generaciones de dentistas también ha ido evolucionando la profesión gracias a los avances técnicos. "La tecnología digital lo ha cambiado todo y consigues haciendo todo más exacto y acorta plazos", explican padre e hijo.

En la clínica que abrió el primer dentista Pavía sólo había una máquina básica ahora cuentan con ordenadores, impresiones digitales, tallado, cámaras, microscopio. La última tecnología para realizar multitud de tratamientos.

123 años atendiendo pacientes en esta clínica y esperan que sean muchos más con la continuidad de nuevas generaciones. "Nos gustaría que continuase mi hija pero hará lo que ella quiera. Ahora tiene nueve años y piensa en ser veterinaria", comenta entre risas Carlos Pavía. Habrá que esperar para saber si una quinta generación continúa al frente del negocio, mientras tanto padre e hijo mantienen la profesión de sus antepasados adaptándola a las nuevas tecnologías.