Casas abandonadas, caballos y basura en las calles de un barrio de Alzira

Entrar en el barrio de l'Alquerieta de Alzira es entrar en un lugar muy diferente al resto de la ciudad. Casas tapidas o en muy mal estado, caballos o gallinas paseando por las calles, basura y, sobre todo, mucha dejadez. Desde hace años este panorama es el que viven los vecinos de esta zona que están atemorizados por parte de otros de los residentes de l'Alquerieta que no cumplen las normas cívicas y a los que no pueden denunciar por posibles represalias. Esto se comprueba dando un paseo e intentando hablar con ellos de la situación del barrio, pocos quieren hablar y menos aportando sus nombres.

La Asociación de Vecinos de l´Alquerieta convocó en marzo de 2020 una reunión general para los vecinos del barrio para protestar por la situación de marginación que viven y a ella acudieron unas 70 personas tapándose la cara con carteles reivindicativos. En este acto también asistieron representantes de todos los partidos políticos de la ciudad Alzira que son conocedores de la grave problemática de la barriada.

Y es que la asociación vecinal les entregó un informe realizado por ellos mismos sobre las carencias y problemas que tenía el barrio y como terminaría de no poder solucionarlo. Tres años después, la degradación va en aumento y cada vez son más las personas que ponen a la venta su vivienda al no aguantar más vivir en esas condiciones.

"El Ayuntamiento de Alzira después de tantos años no ha sido capaz de decirnos nada sobre el informe ni plantear ninguna alternativa para solucionar los problemas que con el tiempo han empeorado, son mucho más alarmantes y hacen cada día más difícil la convivencia en el barrio ,nos toca mal vender nuestras casas y la gente mayor ve como el esfuerzo de todo su vida por su vivienda y su calidad de vida es cada día peor", denuncian desde la asociación de l'Alquerieta.

Y es que esta agrupación no solo lamenta que no se hayan tomado medidas para paliar los problemas del barrio si no que en todos estos años se han eliminado algunos de los avances que se habían conseguido, como regular la tenencia de animales o la ocupación de viviendas que cada vez va a más. A esto se suma que la presencia policial no es tan habitual como reclaman los vecinos para vigilar que no se incumplan las ordenanzas urbanas o se produzcan delitos de diversa índole.

"Nos sentimos impotentes y volvemos a reivindicar nuestros derechos a vivir en el barrio en el que nacimos. Esperamos que las autoridades esta vez nos hagan caso porque sino el barrio está convirtiéndose en un gueto", aseguran.

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