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El instituto María Enríquez de Gandia está una vez más sin conserjes. Este centro que reúne a 1.200 alumnos de Gandia y otras ... localidades de la Safor y que está abierto durante 15 horas cada día, sólo dispone de dos bedeles de los cinco que tiene asignados y que tendrían que estar allí trabajando por turnos. En el recinto se imparten enseñanzas de ESO, Bachiller y varios ciclos formativos, además de formación nocturna. Por todo ello, el claustro del centro ha preparado una protesta este miércoles 16 de febrero en el aparcamiento. Será a la hora del recreo, de 10.45 a 11.15 y está previsto que participen los docentes.
El Consell sigue sin cubrir las dos vacantes existentes por profesionales que se han jubilado o trasladado a otros centros y se espera también a otro empleado para suplir una baja. Esta situación genera un «verdadero caos» en el centro, como han indicado varios docentes: «Bajamos a conserjería y muchas veces y no hay nadie. No tenemos ni quien nos haga fotocopias para exámenes o trabajos».
La situación es «extrema», han apuntado varios profesores. «Tienen que haber cinco conserjes porque este centro tiene más de 7.000 metros cuadrados y tres plantas», han añadido. En estos momentos solo hay dos profesionales que se puedan encargar de vigilar todas las puertas de acceso, controlar los estudiantes que salen al patio, atender el teléfono y hacer el resto de funciones propias de conserjería.
Esto supone que muchas veces hay alumnos en la puerta esperando a que se les abra, como este periódico ha comprobado, personas que llaman por teléfono y a las que nadie atiende y, sobre todo, «falta de apoyo al profesorado». «Aquí hay tres plantas, hay que subir material y si el conserje está en la tercera planta abriendo ventanas antes de las clases, por ejemplo, no está en la planta baja vigilando el acceso o quien entra o sale», han añadido.
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La labor del conserje se está echando en falta desde hace casi dos años, cuando empezaron las bajas por varios motivos, hace dos años, pero durante el pasado 2021 se recrudecieron con jubilaciones y ausencias por motivos médicos. El centro debe tener cuatro bedeles en horario de mañana y uno por la tarde, hasta cerrar antes de las 23 horas.
«Ahora sólo hay dos, si uno se pone enfermo no viene y los profesores tenemos que abrir la puerta, nos quedamos sin fotocopias o no sabemos donde está algún tipo de material», ha relatado otra docente que dice que la situación «no es caótica, sino desastrosa». «No puede ser que llevemos años esperando conserjes, parece que el Consell está tomando el pelo a 1.200 alumnos, a sus familias y a los 140 profesores del María Enríquez», ha agregado.
El centro adolece de este tipo de personal desde hace años, pero la cosa mejoró el pasado año cuando este periódico denunció que miembros del equipo directivo tenían que bajar a abrir todas las puertas, en distintos horarios, y hacerse cargo de trabajos como apagar luces, cerrar ventanas por la noche u ocuparse de la caldera o la alarma. Enviaron un profesional más y contaban con tres en lugar de cinco.
Pero ese respiro ha durado poco. Este 31 de enero se ha jubilado un conserje, que se suma a otra vacante que está pendiente de cubrir. «Otro profesional se fue hace nueve meses y no han enviado a nadie en su lugar, ahora para esta jubilación tendremos que esperar un año seguramente. Ahora son dos vacantes las que cubrir y una baja.
Todo esto se complica aún más dado que ya han arrancado las obras de reforma del centro. Las actuaciones comenzaron algunos meses y entre otras mejoras se cambiará el ascensor del centro y se renovarán los baños. En estos momentos el aparato está inutilizado por las obras, por lo que para subir a la tercera planta hay que hacerlo por las escaleras. «Si el conserje está en la tercera planta haciendo algo en un aula no puede abrir la puerta a los alumnos o ver cuándo salen o entran».
Estos trabajos, además, han cerrado temporalmente, el acceso directo desde el centro al patio, por lo que los alumnos tienen que salir al aparcamiento y desde ahí ir a la zona de descanso, donde se han puesto los baños provisionales, en casetas de obra. Unos 600 chicos tienen que salir del lugar donde estén en el centro al patio varias veces cada día si quieren ir al baño, haga frío o llueva.
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