Okupas y desprendimientos en tres alquerías valencianas de Gandia del siglo XIX

Estas casas de veraneo decimonónicas sufren desprendimientos, presentan grietas en sus muros y tienen hasta ocupas que hacen de ellas sus almacenes para trastos viejos. Se trata de alquerías del Gall, Les Boles y Viuda de Peiró. Estas edificaciones presentan distintos tipos arquitectónicos, generalmente más de dos plantas, excepto la de Les Boles que sólo cuenta con una planta baja y otra primera.

Las casas del Gall y Les Boles son de propiedad municipal, pero pese al paso de los años y de partidos políticos en los gobiernos poco se ha hecho por conservarlas. Las tres alquerías han quedado a la vista tras la urbanización del sector, que se inició en el año 2012, con un gobierno del Partido Popular, pese a que fue el PSPV de José Manuel Orengo quien anunció legislaturas antes la puesta en marcha de Les Foies, llegando a sortear pisos de VPO sin siquiera haber reparcelado la zona.

Pero las alquerías ya llevaban en ese momento años abandonadas. En estos momentos el gobierno local ( PSPV y Compromís Més Gandia Unida) «no sabe qué hará con ellas», como precisaron fuentes del ejecutivo. «Se están estudiando usos, pero no hay nada decidido en estos momentos», añadieron desde el bipartito de Gandia.

Mientras tanto, las tres casas ven aumentar sus daños. La alquería del Gall sufre desprendimientos en los laterales, además de presentar varias grietas en la fachada. Esta casa contiene una torre en la parte superior, llamado miramar, que se empleaba para subir en los meses de verano y contemplar el Mediterráneo y los alrededores.

En esta casa, en la legislatura anterior se hizo una intervención de urgencia, ante el dramático estado de la casa. El ejecutivo invirtió cerca de 50.000 euros en tapar las ventanas con bloques, con el fin de impedir que se siguieran colando okupas o vándalos que destrozaban el interior de esta vivienda de verano del siglo XIX.

La alquería de Les Boles está justo en frente a la del Gall. Esta casa también presenta grietas en los muros de la construcción, pero donde más daños acumula es en la balsa de agua, donde en algunos de los laterales de la construcción circular se desmorona. Este tipo de elementos están protegidos por Gandia, por su relevancia como bien histórico y su papel en el pasado agrícola de la ciudad.

En la casa de la Viuda de Peiró son los okupas y el paso de los años quienes hacen mella. En esta vivienda, que se ve desde el acceso al Grau de Gandia por Daimús, la vegetación ha crecido en estos años de descuido, lo que permite a grupos de personas ocupar la vivienda y utilizar su entorno como almacén de todo tipo de elementos.