La comunidad de corredores, entrenadores, organizadores de competiciones, aficionados, e incluso voluntarios hemos sufrido, en mayor o menor medida, pero en toda la extensión de nuestras actividades, el duro impacto que el Covid ha sembrado a lo largo y ancho de la geografía mundial, cruelmente ... tangible si echamos la vista a los calendarios de competiciones de 2020 y 2021 y los comparamos al de 2019… Sobran las palabras.
Hubiéramos sido unos inconscientes si, en los primeros momentos de la pandemia, no hubiésemos respetado todas y cada una de las directrices que las autoridades públicas y sanitarias tomaron para frenar y combatir el impacto y la expansión del virus entre la población, uniéndonos a la difusión de esos mensajes, y demostrando una de las características intrínsecas del deporte: la disciplina.
Todas las personas involucradas en el mundo del running en general y del Maratón en particular tuvimos que adaptarnos de la mejor manera posible para que, cumpliendo las sucesivas normativas, pudiésemos mantener viva una actividad física a título personal, conscientes del demostrado beneficio que dicha actividad proporcionaba en mayor o menor medida a toda persona practicante de la misma: la salud.
Ya entrados en 2021, los diferentes grupos que configuran este maravilloso deporte de CORRER (sí, con mayúsculas) se pusieron manos a la obra para que todas y cada una de las áreas implicadas pensaran en soluciones, debatieran posibilidades, filtraran alternativas, construyeran equipos y proyectos analizando el fenómeno pandemia para con la importante ayuda de la vacunación, plantar cara a las dificultades al tiempo que se construía presente y se proyectaba futuro en nuestras vidas.
El análisis global, uniendo y mezclando los conceptos ya mencionados, se traducía así: sobrevivir, resistir, recuperar y crecer.
En 2020 a todos y todas nos cogió por sorpresa la llegada de un virus bautizado con el nombre de Covid, que resultó de una mortalidad nunca vista por nuestras generaciones actuales, de modo que la comunidad runner tuvo que cancelar la práctica totalidad de sus eventos, aunque quedase permitida la actividad física a nivel personal. Se trató pura y llanamente de SOBREVIVIR.
2021 no fue mucho mejor porque a la mejoría inicial impulsada por la llegada de la vacunación le sucedieron nuevas embestidas del virus, lo que añadió un fuerte impacto psicológico a toda la sociedad, particularmente a los jóvenes; el castigo, aunque menos escandaloso, no cesaba, oscilando entre periodos más o menos fuertes, abriendo posibilidades de practicar nuestro deporte en carreras organizadas, si no con los censos deseados, aunque sí con participaciones respetables: había que RESISTIR.
2022 se nos anuncia no con uno sólo sino con múltiples y variados puntos de interrogación, generando dudas en la libertad personal de la que podamos cada uno disponer. El inicio de año ya amenaza con cancelaciones de maratones en Asia, por lo que tendremos que seguir barajando seguridad sanitaria y ambición deportiva, siempre con la mirada puesta en conseguir RECUPERAR censos.
2023 debe de ser el año en que definitivamente podamos volver a esa tan deseada «nueva normalidad», y donde los entrenamientos en grupo, donde las carreras, ya sean populares o internacionales, no marquen esos límites que merman las ilusiones y los proyectos deportivos de muchos millones de corredores. No me cabe duda alguna, 2023 será un año para CRECER.
Y ante todo, hay que reconocer diciéndolo alto y claro, que desde el inicio de esta pandemia Covid, si ha habido un colectivo que ha mostrado y demostrado una conducta ejemplar mezcla de respeto a las normas públicas y sanitarias, ese ha sido el mundo del Running, fortaleciendo la salud de sus componentes e intentando en todo momento ser ejemplo de ciudadanía.
En pocas palabras, sigamos disciplinados, respetuosos, ambiciosos y orgullosos de ser parte activa del colectivo RUNNING hasta ganarle la partida al Covid.
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