Me siento muy afortunado por tener cada año la oportunidad de compartir y ayudar a cumplir los retos de cientos de corredores. A través de los planes de entrenamiento que realizamos para la media maratón y maratón Valencia, ponemos en marcha diferentes actividades para que ... el corredor se sienta acompañado en todo momento. De todas ellas, la que más me conecta con el corredor, y la que me proporciona mayor cercanía, son las sesiones presenciales de entrenamiento grupal. El objetivo de estas quedadas es ayudar a disipar cualquier duda que pueda surgir en el plan. Aprovechamos para hablar de alimentación, entrenamiento invisible, estrategia de carrera, plan de avituallamientos y muchísimas otras variables que puedan afectar el rendimiento el día de la competición. Conozco a muchos corredores que vienen a nuestras sesiones de entrenamiento desde hace muchos años. Por tanto, tienen experiencia y algunos me han escuchado en diferentes ocasiones. Pero lo curioso es que siguen viniendo. El corredor no sólo acude por escuchar los consejos y realizar la sesión de entrenamiento. Necesita sentir las sinergias de otros corredores y reafirmarse en este viaje que ha emprendido. Se ha dado cuenta de que necesita a su lado los compañeros adecuados. Para llegar a un nivel mayor de concreción, durante las sesiones realizo diferentes subgrupos por niveles de rendimiento, es decir, en función de la marca que les gustaría realizar. Es aquí donde el corredor empieza a sentirse totalmente identificado con su reto. Se ha dado cuenta que su objetivo no es único, es compartido por muchos más. Para mí, éste es un momento muy especial, porque el corredor ha interiorizado que nunca estará solo. Cada entrenamiento que realiza es compartido junto a otros compañeros que también lo están haciendo. La fuerza del grupo multiplica tu capacidad de seguir avanzando sin rendirte.
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Es curioso cómo, a medida que se van realizando estas quedadas grupales, conoces mucho más al corredor, pero sobre todo a la persona. No cabe duda que esta actividad me ayuda a comprender mucho mejor, por qué hay miles de corredores en todo el mundo que deciden calzarse las zapatillas para salir a correr en su tiempo libre. Me permite tener información de los motivos que les han impulsado a preparar sus retos. Me cuentan las diferentes dificultades que han pasado y, por supuesto, salir a correr ha significado una verdadera válvula de escape. No penséis que el perfil del corredor está definido. Existe un catálogo amplio e inagotable. No importa la edad, la condición socio-cultural, la capacidad económica... Tenemos corredores para todos los gustos. En definitiva, estas quedadas, me ayudan a conocer cientos de bonitas historias que nos ayudan a comprender mucho mejor al ser humano. Os puedo decir que todo lo que os estoy contando no es exclusivo de Valencia. Los planes me permiten tener contacto con corredores de muchos países y las motivaciones acaban siendo las mismas. Los runners son iguales vayas donde vayas.
Existen otras situaciones que son muy características de los corredores de maratón, que hacen que las experiencias se igualen independientemente del nivel que tenga cada corredor. No importa que seas atleta élite o popular. En algún momento, si llevas años poniéndote el dorsal en el pecho, vas a tener una experiencia negativa en competición. Cuando lo pasas mal en el km 30 del maratón, no importa el lugar que ocupas en la carrera ni el ritmo que estás compitiendo. Simplemente has colapsado. La sensación de no poder correr al ritmo objetivo, la fatiga, los problemas musculares, los pensamientos negativos. Esta percepción es para todos, no sólo para los populares. El propio Kipchoge el pasado maratón de Boston sufrió la crudeza del maratón. Se ha comentado mucho sobre lo que sucedió en carrera y por qué no estuvo al nivel esperado. Hablan que correr bajo la lluvia no le sienta bien. Por otro lado, la carrera no tenía liebres y el recorrido está lleno de pequeñas colinas que seguramente no tenía bien estudiadas. Sus zapatillas se resbalaban sobre el asfalto mojado y no tenían un buen deslizamiento. Seguramente su equipo de trabajo habrá analizado y evaluado su planificación, su alimentación y su estrategia. Es posible que puedan tener alguna respuesta. Mi punto de vista es muy claro. El maratón de Boston ha humanizado y ha puesto contra las cuerdas al mejor corredor de la historia en la distancia. No siempre el organismo y la mente están en disposición de vencer el maratón. Por eso, los corredores se rebelan frente al 'fracaso' y deciden volver mejor preparados. Quieren la revancha. Si me estás leyendo y el maratón te ha vencido alguna vez, seguro que te sientes muy identificado con Kipchoge. Te recuerdo que tiene el récord del mundo y ha ganado dos Juegos Olímpicos. Pero no importa, el maratón no diferencia quien lo corre.
Conforme avanza la preparación en los grupos, voy empatizando con los corredores y conozco personalmente los motivos que tienen para desafiar la distancia. Aumenta nuestra confianza y complicidad. En ese momento quieres y deseas como ellos que los objetivos se cumplan. Por eso el día del maratón, en la APP de seguimiento de la carrera en vivo tengo muchísimos dorsales que sigo en cada punto de información que marca la organización. Por muchos años que llevo siguiendo a corredores durante la competición no dejo de ponerme nervioso. Son horas de tensión sin dejar de perder la esperanza para que todo salga como se merecen los corredores. Mi compromiso con ellos es contundente. ¡¡¡Os espero en la línea de meta!!! Esta frase crea una alianza y queda firmado el contrato maratoniano. Tengo la suerte de que la organización me acredita para ver a pie de pista (en este caso, al lado del arco de meta) la llegada de miles de corredores. Desde la entrada del ganador hasta la llegada de los corredores del grupo de entrenamiento pasa mucho tiempo. No tengo ninguna duda. Ver la llegada de miles de corredores cruzar la pasarela azul es una de las experiencias que no me quiero perder ningún año. Es el premio que cada corredor se regala como consecuencia de su esfuerzo, trabajo y compromiso con el entrenamiento de muchos meses. El cauce del río se convierte en un torrente de felicidad y éxtasis. No importa que hayas finalizado en tres, cuatro o cinco horas. Las expresiones de la cara, los sentimientos a flor de piel, las emociones que recorren, las lágrimas en los ojos… Son para todos iguales. Pasar por debajo del cronómetro significa culminar y cerrar el círculo que llevaban muchos meses deseando. Puede salir bien, mal o regular. Pero siempre el maratón es aprendizaje y conocimiento de uno mismo. Entre tantos corredores, espero con entusiasmo y busco con la mirada a todos los que hemos firmado nuestro contrato antes de la salida. Cuando nos vemos y por fin cumplimos el trato después del sacrificio en el asfalto, nos fundimos en un abrazo de felicidad y agradecimiento mutuo.
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Recomiendo que nadie se pierda la entrada a meta de un maratón. Pero, sin lugar a dudas, recomiendo que un día decidas a ponerte el dorsal para correr un maratón y que tú seas el protagonista. Cuidado, para llegar a culminar este reto se necesitan años de entrenamiento, tener una preparación adecuada y estar asesorado por especialistas de la actividad física y la salud. El dorsal es igual para todos y todos los corredores que finalizan el maratón un día dieron sus primeras zancadas. Tú también puedes empezar. A lo mejor, dentro de un tiempo vendrás a las sesiones de entrenamiento en grupo y podrás experimentar todo lo que acabas de leer. No lo dudes, yo estaré esperando recibirte para compartir contigo tus ilusiones maratonianas.
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