![Adela Cortina, luz en la oscuridad](https://s3.ppllstatics.com/lasprovincias/www/multimedia/2024/10/07/adela.jpg)
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Miércoles, 9 de octubre 2024
Adela Cortina (Valencia, 77 años) no tiene móvil. Para contactar con ella y atender su autorizada voz en tantos ámbitos de nuestra sociedad, debe recurrirse a vías más tradicionales: el correo postal o el electrónico. O el teléfono fijo. Si ese gesto de aparente rebeldía esconde una metáfora de su manera de estar en el mundo, si habla de su inspiradora figura, deberá aceptarse que el mensaje que envía ayuda a descifrar su magnética personalidad y su fecunda trayectoria: se puede (y tal vez se debe) transitar por la vida actual sin renunciar a lo que fuimos. En la fusión de pasado, presente y futuro reside su modo de entender el vigoroso papel que juega como una intelectual de estirpe totémica, que en esta España tan cainita obra el milagro de contar con el aval del conjunto de sus compatriotas.
Es la justa correspondencia a una apabullante labor científica, pero también divulgadora, que siempre detona ese propósito: ser sensible a las inquietudes de sus semejantes. Un objetivo que vertebra a través de su prolija producción académica, con preferencia por prestar su atención prioritaria a los colectivos más desfavorecidos: en sus palabras tiende a habitar la piedad hacia los mayores, la comprensión hacia los más jóvenes (aunque sin los miramientos de rigor) y un interés adicional hacia quienes sufren el estigma más feroz: el de la pobreza. De ahí que sus frecuentes conferencia o sus colaboraciones periodísticas, más allá del trabajo universitario, se distingan por ese factor de cercanía: es imposible no conmoverse cuando habla en su mismo lenguaje a los más jóvenes de nuestra tribu, sin paternalismos pero elevando el listón de la exigencia, haciendo suya esa idea de la cultura del esfuerzo tan difícil de transmitir a según qué franjas de edad.
Imposible tampoco no derramar una imaginaria lágrima cuando logra que su auditorio escuche en un sepulcral silencio su discurso donde, con el cariño que guía sus palabras, nos riñe: nos riñe, sí, porque llama a la acción al conjunto de la sociedad para movilizarse contra la desigualdad rampante, ese mal tan extendido que nos impide cumplir con su mandato: crecer para desarrollarnos. Un catecismo basado en no acumular tontamente riquezas (y abjurar del teléfono móvil), despreocuparse de las apariencias, compadecer al semejante, hacer nuestro el drama que aflige a nuestros conocidos e incluso a los desconocidos. No hay una personalidad en España que goce de su capacidad de predicamento ni hay luz más valiosa que nos ayude a apartar tantas tinieblas.
Catedrática de Ética y Filosofía Política de la Universidad de Valencia, directora de la Fundación Étnor, Premio Nacional de Ensayo... El currículum de Adela Cortina, autora de infinidad de libros de gran impacto popular pese a lo sesudo de las cuestiones que aborda, es abrumador y ayuda a que sea una presencia familiar en la conversación pública; a ella debemos por ejemplo la popularización de neoconceptos como la aporofobia: el miedo a la pobreza.
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