Miembros de la asociación en el recorrido que hacen actualmente por el río. Txema Rodríguez

Antella regresa al siglo XII a orillas del Júcar

La localidad de la Ribera acoge este fin de semana la Maerà, que tiene un recorrido de 7,7 kilómetros

Zulema Gil

Valencia

Sábado, 27 de julio 2024, 00:05

La celebración de la XII Maerà de Antella tendrá lugar entre este sábado y domingo. El recorrido tiene una longitud de 7,7 kilómetros. Esta actividad es una tradición milenaria que se remonta al siglo XII. En aquel entonces se usaban las maderas como medio ... de transporte para atravesar los ríos y viajar a través de los caudales fluviales aprovechando las corrientes naturales.

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Se cortaban las maderas cerca de los ríos Júcar, Cabriel, Tajo y Segura, se construía una especie de plataforma y se lanzaba al agua. Así tenían garantizado el transporte durante siete u ocho meses. Este recorrido solía iniciarse a principios de la primavera, sin embargo en el caso del río Turia empezaban en diciembre con el objetivo de que a principios de abril entrara la madera y no entorpeciera el riego de las huertas.

Las tablas actuaban de barca para transportar objetos y el gancho es con lo que se dirigía la madera y lo que dio nombre a la profesión de ganchero. Si se transportaban pequeñas piezas de madera se necesitaban cerca de un centenar de gancheros; pero en el caso de las grandes maderadas podía llegar a participar más de medio millar de gancheros.

En cada maderada había un orden jerárquico. A la cabeza de este transporte se encontraba el jefe supremo, al que denominaban maestro de río haciendo alusión a un tipo de patrón de naves. Estas personas, durante el siglo XIX, eran quienes hacían de contratistas de las maderadas.

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Cada maderada se subdividía en tres partes: la delantera, la centro y la zaga. En cada una de estas había un mayoral que supervisaba a una cuadrilla formada por gancheros. Estos acababan su trabajo cuando las maderadas llegaban a las ciudades de destino o, como pasó en el siglo XIX, cuando se descargaban cerca del ferrocarril. Una vez en destino el dueño de la madera las apilaba en peañas para que se secaran antes y poder ponerlas en venta al público.

La asociación de Maeros del Xúquer quiere simular esta actividad de los siglos pasados por eso celebra cada año una edición enfocada a que se visibilice y conservar la costumbre. Esta actividad tradicional es, desde 2022, declarada Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.

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La Maerà de Antella se celebra en dos días, dos jornadas en las que se navega por las aguas del río Júcar. Además, en las ediciones que se hacen cada año, sólo puede participar gente que esté en la asociación que organiza esta práctica. ¿Por qué? Porque conocen los riesgos que conlleva subirse a las maderas y lidiar con las corrientes del río.

En la Maerà de Antella participan las 30 personas. Utilizan más de un centenar de troncos que se transportan hasta Antella. El recorrido empieza en Sumacàrcer a las 9 horas del sábado y acaba en el Azud de Antella a las 20 horas del domingo 28.

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Los participantes establecen una única norma que es la de mantenerse a salvo durante los 7,7 kilómetros que dura esta actividad porque «el río es un elemento de la naturaleza», apunta Leo, miembro de la asociación.

La asociación de Meros del Xúquer empieza a crearse en 2012 en la celebración de la Maerà con motivo de La Trobada de Centros de Enseñanza en Valencià. Sin embargo, no es hasta 2013 cuando se constituye.

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La asociación tiene como fines recuperar todo el material sobre el transporte fluvial y el oficio que ejercen los gancheros para conservarlo a lo largo de la historia. Además, quieren difundir el oficio que tuvo el ganchero y el transporte fluvial sobre todo por el río Xúquer y el resto de ríos de la Comunitat Valenciana. Esta asociación quiere conservar la tradición milenaria arraigada desde el siglo XII hasta mitad del siglo XX. Además de recuperar los valores, artes y estilos de vida que tenían los gancheros y las personas que utilizaron los ríos como medio de transporte.

Maeros del Xúquer se encarga de la organización de actividades de transporte fluvial de madera, en especial por el río Xúquer y sus afluentes. Y por último, el fin que tienen es impulsar la zona de la Ribera y otras zonas de la Comunitat Valenciana a fin de promover el legado entre las generaciones futuras en lo referente a esta tradición milenaria. Para llevar a cabo todos estos fines, la asociación puede elaborar documentos gráficos, visuales o escritos; además de organizar charlas o encuentros y actúan como representantes de los maderos valencianos como objetivo de que conozcan las costumbres y los usos e información tanto en Europa como en otros puntos del mundo.

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Por esto, esta asociación ayuda a visibilizar una tradición de hace siglos y quieren seguir conservándola a fin de que las futuras generaciones la hagan también; ya que es una manera de acercarse al pasado. Y es una actividad en la que se aprenden las corrientes fluviales y el oficio de ganchero.

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