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El Barrio de la Luz de Valencia se está quedando sin servicios para los ciudadanos a la carrera. Ahora, el problema con el que ... se encuentran los vecinos de esta zona es que ya no tienen bancos en los que gestionar su dinero. Han cerrado las tres sucursales que había de otras tantas entidades y para encontrar una que esté en funcionamiento deben ir hasta Mislata.
Es decir, que para ser atendidos en la ventanilla o en un despacho tienen que desplazarse al menos un kilómetro e incluso cambiar de ciudad, aunque es cierto que este barrio, en el que viven unas 5.000 personas, se encuentra en el límite de Valencia con Mislata y Xirivella. Pero para lo que una persona joven pueden suponer unos 10 ó 15 minutos andando hasta la entidad financiera más cercana, se transforma en una auténtica pesadilla para las personas mayores o con dificultades de movilidad que viven en la zona y que hasta hace poco tenían un banco muy cerca de su casa.
El último en cerrar ha sido Cajamar, que ha desmontado su oficina de la calle José María Bayarri de Valencia y únicamente ha dejado dentro un cajero en funcionamiento, sin personal que atienda a los clientes. En la puerta informa en un cartel que se han trasladado a la avenida Blasco Ibáñez de Mislata y lo acompaña con un «sentimos las molestias». Unas molestias que afectan a los vecinos del Barrio de la Luz. En un año han visto cómo cerraban también la sucursal del Santander y la de Caixabank, que estaban en la misma calle que esta de Cajamar, aunque estas entidades han decidido no ofrecer ningún cajero en la zona, ya que con la fusión de bancos han dejado operativo el de la avenida del Cid como el más cercano.
Rosa y Presen son dos de las pocas vecinas que aún pueden sacar dinero cerca de su casa, al ser clientas de este banco, y entran al cajero, aunque lamentan la situación. «Nos están dejando sin servicio, ahora de momento han mantenido solamente el cajero, pero se rumorea que en poco tiempo también lo quitarán y nos tendremos que ir a Mislata para cualquier cosa que necesitemos en el banco«, señalan.
Peor lo tienen Amparo y Consuelo, que vuelven del gimnasio, y tienen su dinero en otro banco, por tanto deben desplazarse para cualquier gestión. «Te obligan a hacerlo todo por internet, pero hay cosas que tienes que hacer en una oficina y nos han dejado sin ninguna, son unos sinvergüenzas, este barrio necesita servicios», reclaman. Y destacan que la zona se está quedando sin servicios. »Ya no hay comercio de barrio, no quedan pescaderías ni carnicerías, y únicamente se mantienen dos hornos, sólo hay peluquerías, inmobiliarias, bares y farmacias porque está cerca el Hospital General, pero nos encontramos desatendidos«, comentan las dos vecinas.
Y donde más se acusa esa necesidad de servicio bancario es en el bar Serranía, en la misma calle Bayarri. El propietario, Julián, critica que esta situación le hace perder tiempo y le causa molestias a él y a sus clientes. «Aquí se pagan cantidades pequeñas, un café, un bocadillo, y la gente no va a utilizar la tarjeta para eso, así que necesita dinero en efectivo y no hay posibilidad de sacar», apunta. Y amplía que para tener cambio en la caja debe «dejar desatendido el bar durante más tiempo al tener que ir a Mislata, que son casi 15 minutos de ida y otros tantos de vuelta para sacar dinero».
Para los jubilados Antonio y Carmen, que salen de un portal muy próximo a la calle que se ha quedado sin bancos, esta situación es un problema. «La gente mayor que no podemos andar tanto qué vamos a hacer, esto es un desastre para los vecinos, nosotros vivimos aquí toda la vida y nos están dejando sin nada, y esto es Valencia, no es ninguna pedanía, en poco tiempo hemos perdido muchos servicios», asegura la pareja.
La crisis de los bancos empujó a las entidades financieras a buscar fórmulas para mejorar su balance de resultados y los grandes grupos decidieron llevar a cabo fusiones y absorciones entre los diferentes bancos. Esto ha provocado el cierre de cientos de oficinas en todos los barrios de Valencia, y como consecuencia esto que está ocurriendo en La Luz, que los ciudadanos se quedan sin sus sucursales más cercanas. Además, en los últimos meses las críticas hacia las entidades se han multiplicado por limitar al máximo la atención al ciudadano, que en muchos casos tiene que soportar mucho tiempo de espera en la oficina, ya que los bancos han decidido apostar por la vía telemática y los cajeros para realizar los máximos trámites posibles.
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