El aparato que será obligatorio en cada coche desde julio

«Si bebes, no conduzcas». Un eslogan que engloba una de las campañas más potentes de la DGT, con la que pretende que los conductores no beban alcohol antes de ponerse al volante por el peligro que conlleva y la gran cantidad de accidentes que se provocan. Por este motivo y para evitar la siniestralidad en carretera por el exceso de alcohol, el Reglamento 2019/2144 del Parlamento Europeo estableció que, desde julio de 2022, los vehículos de transporte de pasajeros nuevos matriculados, deberían contar obligatoriamente de una preinstalación del alcoholímetro antiarranque.

Se trata de un sistema que ya se usa en varios países de Europa y el cual se quiere extender para llegar a los vehículos privados, aunque el Gobierno de cada región el responsable de decidir en qué situaciones será obligatoria su instalación. Concretamente, en España tan solo afecta a los vehículos de categoría M2 y M3: aquellos destinados al transporte de personas y su equipaje con más de ocho plazas (a parte de la del conductor) y cuya masa sea inferior o superior a 5 toneladas.

Si estos vehículos ya disponen de interfaz para la instalación de alcoholímetros antiarranque, deben contar ya con ellos. En el que caso de no contar con ese sistema, a partir de julio de 2024, los vehículos M2 y M3 de nueva fabricación deberán incorporarlo de serie, por lo que será obligatorio circular con alcoholímetro a partir de esa fecha.

El sistema es sencillo: se trata de un artilugio que va conectado al arranque del motor y mide la cantidad del alcohol en aire espirado. Si el conductor no hace uso de él o tiene una tasa de alcohol superior a la permitida, el vehículo no arrancará. El dispositivo es capaz de detectar la presencia de alcohol en tan solo 25 segundos.

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