La posibilidad de cocinar sin grandes cantidades de aceite ha llevado a que la freidora de aire sea cada vez más popular. De hecho, el año pasado se vendieron en España 1,6 millones de unidades, lo que demuestra el auge de esta tecnología. Aunque su funcionamiento es sencillo, es importante conocer los ajustes de temperatura adecuados para cada tipo de alimento, ya que una configuración incorrecta puede afectar tanto la calidad del plato como su seguridad alimentaria.
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Precisamente, la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) ha advertido que mantener la temperatura adecuada es fundamental, especialmente al cocinar alimentos ricos en almidón, como patatas, galletas o bizcochos. «Cuando las patatas y los alimentos ricos en almidón (habitual en los cereales) se hornean a más de 195 ºC se favorece la formación de acrilamida, una sustancia tóxica y cancerígena» explica la OCU. Por este motivo, la organización recomienda no superar los 195 ºC en la resistencia de la freidora cuando se preparen este tipo de alimentos, ya que una temperatura excesiva podría generar riesgos para la salud.
Además, el análisis de la OCU sobre más de 75 modelos de freidoras de aire revela que existen importantes diferencias en la calidad de cocción, el tiempo necesario y la facilidad de uso entre las distintas opciones del mercado. Según el estudio, estas variaciones se notan especialmente en platos como la quiche, los bizcochos y las patatas fritas, que pueden presentar resultados desiguales dependiendo del modelo. En cambio, para recetas como alitas de pollo o rollitos de primavera, la mayoría de los modelos logran una calidad de cocción bastante buena.
Para aquellos que buscan sacar el máximo partido a sus freidoras, el organismo recomienda optar por modelos con programas automáticos que permiten cocinar distintos tipos de alimentos (carne, verduras, patatas) y aprovechar las funciones adicionales como la doble cubeta —ideal para preparar dos platos a la vez sin mezclar sabores—, la conexión wifi para monitorear la cocción desde el móvil o la ventana translúcida, que permite observar el proceso sin abrir la tapa caliente.
Asimismo, la OCU recuerda la importancia de tener en cuenta la capacidad real de la cubeta, ya que el volumen anunciado suele ser mayor al espacio de cocción disponible. Para un uso óptimo, recomiendan calcular aproximadamente 400 gramos de patatas congeladas por persona y respetar siempre el límite de capacidad marcado para evitar que se quemen zonas del alimento y conseguir una cocción uniforme.
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