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La SES ha configurado los horarios ideales para cada país europeo. Fotolia

La Sociedad Española del Sueño pide abolir el horario de verano

La sociedad científica lleva años defendiendo la necesidad de acabar con el cambio horario de verano e invierno cada seis meses, en marzo y octubre

Nacho Ortega

Valencia

Sábado, 12 de octubre 2024

La Sociedad Española del Sueño (SES), que es el máximo exponente para el desarrollo de la investigación e impulso de la Medicina del Sueño en España, se ha posicionado sobre la necesidad del cambio de hora y ha determinado cual es el mejor para cada país.

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La Sociedad científica, que ampara a profesionales e investigadores de distintas especialidades como medicina, psicología, biología, enfermería y técnicos de polisomonografía, lleva años defendiendo la necesidad de acabar con el cambio horario cada seis meses, en marzo y octubre, y ha lanzado una propuesta para implementar zonas horarias permanentes en la Unión Europea.

En 2024 el último cambio de hora del año, el de verano a invierno, se producirá como siempre el último fin de semana de octubre, en la madrugada del sábado 26 al domingo 27, cuando a las 3 serán las 2. Será el más 'tardío' de los previstos hasta 2026, que son los confirmados oficialmente por el Gobierno, ya que los de 2025 y 2026 se producirán antes, los días 26 y 25 de octubre respectivamente.

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La SES publicó en 2018 un manifiesto en el que defendía que «dormir adecuadamente las horas necesarias y mantener un ritmo regular del ciclo sueño‐vigilia es uno de los pilares fundamentales de la salud». Y en base a esta argumentación establece su postura sobre el cambio de hora.

En la propuesta que lanzó apuesta por «abolir los cambios de hora y cambiar el horario estándar del horario central europeo (UTC+1) al horario europeo occidental (UTC±0)», que en el caso de España supone decantarse por el horario de invierno permanente y adaptado al horario de países que se sitúan en nuestro huso horario.

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Al resto de países de Europa les asigna diferentes horarios, desde el europeo oriental (Bulgaria, Chipre, Estonia, Finlandia, Letonia, Lituania y Rumanía), el central (Grecia, con modificaciones y Alemania, Austria, Croacia, Dinamarca, Eslovaquia, Eslovenia, Hungría, Italia, Malta, Polonia, Chequia o Suecia), el occidental (Bélgica, Francia, Luxemburgo, Países Bajos y España) o el de las Azores para Irlanda o Portugal, con adaptaciones de hora diferentes.

Puedes leer la propuesta íntegra publicada por la SES:

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En el informe se defiende «crear e implementar un plan de transición para cada Estado Miembro que permita a instituciones públicas y privadas facilitar el cambio, con énfasis especial en aquellos sectores que puedan padecer un impacto más severo».

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El mejor horario posible

La Sociedad Española de Sueño aconseja que en España lo más conveniente para la salud «es que exista un horario estable sin cambios durante el año; y que se mantenga de forma permanente el horario de invierno (GMT+1). Gracias a esto se conseguiría una mayor exposición a la luz solar durante la franja horaria laboral y escolar más habitual (8:00 am – 17:00 pm), especialmente en las primeras horas de la mañana», defiende.

«Nuestra postura viene avalada por estudios científicos que muestran que el horario de invierno promueve un ritmo biológico más estable que el del verano, mejora el rendimiento intelectual y, ayuda a disminuir la aparición de enfermedades como las cardiovasculares, la obesidad, el insomnio y la depresión», recuerda. «El horario de invierno, por tanto, sería el más beneficioso para la población española, especialmente para los grupos más sensibles a los cambios de horario y a padecer trastornos del sueño y de la salud como son los niños y las personas de edad avanzada», concluye.

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El cambio de horario, aunque solo sea de una hora, altera el tiempo de exposición al sol durante el día y desequilibra al reloj interno, que tarda varios días en reajustarse, explica la SES, que subraya que «cambiar la hora implica un periodo de adaptación y es por ello que se eligió hacer en la madrugada del sábado al domingo». A pesar de ello, «no es infrecuente que los primeros días después del cambio de hora algunas personas refieran irritabilidad, falta de concentración, bajo rendimiento laboral e insomnio. Por ello es conveniente no hacer cambios y promover una mayor exposición a la luz natural cuando la mayoría de las personas están trabajando o aprendiendo en la escuela. Esto es lo que ocurre durante el horario de invierno (GMT+1), en contraposición a lo que sucede con el de verano (GMT+2)».

A finales de octubre a las 3 serán las 2.

Por qué es mejor el horario de invierno

Estudios elaborados en la Universidad de Murcia indican que el horario de invierno en España es, por un lado, el que permite una mayorsincronía entre la salida del sol y el inicio de la jornada laboral y escolar; y, por otro, el que conlleva una mayor exposición a la luz solar durante la franja horaria laboral y escolar.

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El horario de invierno facilita tener más horas de sueño y un despertar más natural que coincide con el amanecer. Si hubiese un horario de verano permanente, en los meses de invierno habría falta de luz por la mañana y en los de verano un exceso de luz por la noche, una situación que desajusta el reloj interno y puede provocar bajo rendimiento y vulnerabilidad a determinadas enfermedades. En algunas ciudades españolas, un horario de verano durante todo el año supondría qu en invierno el amanecer no se produciría antes de las 9.30 horas y que en verano el anochecer llegaría sobre las 22:00 horas.

Los problemas que genera dormir poco

Un sueño insuficiente, desorganizado y de mala calidad, favorece la aparición de enfermedades tan frecuentes, graves y con tan alto impacto social y económico como el cáncer, la enfermedad de Alzheimer, la hipertensión arterial, la obesidad, la diabetes, el infarto de corazón, el ictus, la depresión y la ansiedad.

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El control del sueño corre a cargo de un reloj interno situado en el cerebro que depende de factores externos como la temperatura y la luz. Esta última tiene una gran importancia en la regulación del reloj interno y en la instauración de un ritmo sueño‐vigilia ordenado y estable.

En nuestro planeta las horas de exposición a la luz solar cambian a lo largo del día y tiene gran importancia cuándo amanece y cuándo anochece. Tanto la oscuridad por la mañana como la luminosidad por la noche retrasan el reloj interno produciendo un desajuste en el mismo. Esta desincronización hace que las personas tengan tendencia a acostarse más tarde por la noche y despertarse más tarde por la mañana. Este cambio provoca que se tienda a dormir menos tiempo los días laborables y a dormir más los festivos, una situación que puede favorecer un bajo rendimiento laboral y escolar y, de forma crónica, facilitar la aparición de enfermedades asociadas a la falta y a la mala calidad del sueño.

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