De donde viene la expresión «meterse en camisa de once varas», que nada tiene que ver con la prenda de vestir

Meterse en camisa de once varas: Inmiscuirse en algo, generalmente complicado, que no le incumbe. Es la definición que da la RAE en su 'Diccionario del estudiante' de un dicho popular que mucha gente asocia a la vestimenta (con una versión alternativa) y que sin embargo tiene un origen medieval y muy guerrero.

Las camisas, más allá de las prendas de vestir, eran en la arquitectura medieval la estructura de una muralla que daba al campo exterior, el trozo de construcción de ladrillos que había entre torre y torre y, en algún caso, el elemento que rodea normalmente en un castillo medieval a la torre del homenaje.

Y una vara no era un palo, sino una unidad de longitud utilizada en la península ibérica, que equivalía a 0,835905 metros, tres veces el pie castellano de 0,278635 metros. Así, once varas equivalían a 9'19 metros, lo que si era de altura y había que superarla para escalar un muro, se trataba de una misión casi imposible.

Por eso, meterse en camisa de 11 varas se convirtió en un dicho popular que el escritor Fernando Ortega ha explicado en su conferencia 'La Guerra de Granada y el Gran Capitán' que impartió de forma magistral en el Ateneo Mercantil de Valencia.

«Granada estaba totalmente rodeada de murallas», explica el autor de la novela histórica 'El capitán de Granada' (Ed. Sargantana, 2024). «Y era muy complicado atacar una muralla de aquella época. Los lienzos de la muralla entre torre y torre se llamaban camisas y tenían una altura de 11 varas, es decir más o menos unos 9 metros. Por eso de ahí cuando decimos lo de'meterse en camisa de 11 varas'... Era una locura meterse en una camisa de 11 varas porque te estaban asaetando desde una torre y otra. Qué sabio es el refranero...»

Cada región de acuerdo a sus necesidades o simple aislamiento tenía distintos valores para la vara: su longitud oscilaba entre 0,912 m de la vara de Alicante y los 0,768 m la de Teruel. En Navarra como se refleja en la tabla de Pamplona, la vara equivalía a 78,5 cm.​ No obstante, la más empleada era la vara castellana o vara de Burgos, de 0,835905 m. En cualquier caso, cualquier medida sería útil para validar el dicho popular.

La segunda versión sobre el dicho sí que incluye una camisa como elemento fundamental. Su origen se sitúa en la Edad Media, en la ceremonia de adopción de un niño. En caso de que hubiese una, el padre debía meter al niño por la manga de una camisa grande hecha para la ocasión, aunque no es muy creíble que pudiera ser de 11 varas, motivo por el que dicho se asocia más al tamaño de los muros. A continuación, el padre adoptivo sacaba al niño por la cabeza o el cuello de la prenda y el padre le daba un fuerte beso en la frente como prueba de la aceptación de la paternidad.

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