

Secciones
Servicios
Destacamos
B. González
Carrícola
Martes, 15 de abril 2025, 01:32
Escuchando la radio con su viejo transistor y varios libros sobre la mesa camilla. Así recibe a LAS PROVINCIAS Concha Sanz Quilis, una mujer de ... casi 90 años -los cumple en septiembre-, recordando que durante más de veinte años fue suscriptora de este periódico, «cuando estaba de directora María Consuelo», concreta.
Desde su salita/despacho tiene una vista privilegiada a la Plaça de la Constitució, donde está el Ayuntamiento de Carrícola, el pequeño municipio (apenas cien habitantes) de la comarca de la Vall d'Albaida donde ha vivido desde que nació. Un lugar privilegiado desde el que Concha, sin pretenderlo ni quererlo, ha entrado a formar parte de la historia como la única mujer que durante 61 años ha ejercido como 'oficial' de la Agencia Estatal de Meteorología en la Comunitat, recopilando día a día los datos sobre temperatura, lluvia y humedad.
Una actividad que ella ha realizado como afición y no como una tarea. «En mi casa hemos sido labradores y siempre hemos mirado al cielo para saber el tiempo que iba a hacer y sin querer me aficioné a la meteorología», explica. «Lo primero que hago cuando me levanto es mirar al cielo para ver qué día hace», asegura.
Su relación con el Servicio de Meteorología se inició gracias a su tío Rafael, maestro en Alberic que tenía amigos meteorólogos. «Me dijo que si quería tener un pluviómetro y acepté. Más tarde me trajeron la estación meteorológica y las libretas donde registraba a diario la temperatura y humedad máximas y mínimas. Los días que llovía y si era de tormenta o no y al final de mes hacía un resumen y lo mandaba por correo».
No ha necesitado estudios. Concha ha aprendido a base de observación. Esa observación le hizo vaticinar que la nube «rara» y que «nunca había visto» que veía a lo lejos el 29 de octubre de 2024 -en Carrícola estaba el cielo raso-, no traería nada bueno.
Noticia relacionada
Ese día sólo cayeron 40 litros en el municipio. Su ubicación, en alto, le hace estar a salvo de riadas como la que destrozó pueblos el 29-O. Pero recuerda la tormenta de granizo que cayó mucho antes de que ella comenzará con los registros. «La piedra era como huevos y destrozó los tejados. Nosotros tuvimos que cambiar más de 600 tejas y a los que eran de uralita los destrozó por completo. Antes de que llegara la tormenta podíamos oír el ruido, pero no sabíamos si era viento, lluvia o lo que finalmente fue, piedra».
Por cierto, que defiende a los meteorólogos, atacados tras la dana. «Sí que advirtieron lo que iba a suceder. Pero no se puede predecir con precisión dónde va a descargar y la cantidad exacta», asegura.
Su fenómeno meteorológico preferido son las tormentas, en concreto las nubes que se forman antes de manifestarse, «cuando están encima me dan miedo». El viento, por contra, le pone muy nerviosa, «sobre todo el de poniente, no lo soporto». Ella considera que se está exagerando con el cambio climático. «En las libretas tengo apuntados registros de 42 grados de máxima y de mínima hemos llegado a los 5 bajo cero. Se llegaron a quemar unos algarrobo próximos a la montaña, que es algo difícil», apunta.
Su mente continúa muy activa, aunque ya está delegando parte de este «trabajo» a su hija Inma. «Las piernas son las que me fallan», indican. Aún así, todos los días, si el tiempo lo permite, sale a dar un paseo y con gusto muestra su estación meteorológica ubicada en el huerto. Un huerto con unas vistas privilegiadas desde donde incluso se pueden ver el castillo de Xàtiva, la ermita del Puig e incluso el pantano de Bellús, ahora con más cantidad de agua.
Por todos estos años de servicio, Concha ha recibido el reconocimiento de Aemet, con una estatuilla que ella muestra con orgullo. «No me lo esperaba y creo que tampoco me lo merecía», porque entiende que «si a uno le gusta hacer una cosa, no supone ningún esfuerzo ni mérito», aunque agradece el reconocimiento.
Ella seguirá colaborando en la medida de sus posibilidades. De hecho, suelo hacerlo ahora también con la sección del tiempo de À Punt. «Antes de la una hablo con Victoria Roselló (jefe de meteorología de la televisión pública valenciana) y le doy los datos. Luego ella decide si sacarlo o no», apunta.
Ese es el secreto para mantenerse activa y que aconseja a las personas mayores: «que tengan una afición». Aunque cree que ahora no ocurre como antes. «Recuerdo a mi madre con 80 años y verla muy mayor. Ahora, con esa edad, las personas tienen más vitalidad».
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Favoritos de los suscriptores
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.