«Tenemos que dejar a un lado la idea de que los mayores no son capaces de tomar decisiones financieras por sí mismos»

María José Abraham, directora general de la Fundación Edad & Vida, ha subrayado que, frente a la falta de ahorro líquido, los mayores tienen la posibilidad de transformar su patrimonio inmobiliario en dinero «a través de las distintas fórmulas de licuación patrimonial. La hipoteca inversa, la vivienda inversa, el adelanto de los alquileres y la nuda propiedad son diferentes opciones que tenemos a nuestra disposición y no siempre son conocidas». Para apoyar esta afirmación, ha hecho alusión al estudio 'Percepción de los productos de licuación patrimonial para la población sénior española', realizado por esta misma Fundación, donde se refleja que el conocimiento de estos productos es todavía escaso, ya que «el 67,2% de las personas mayores no saben mencionar ninguno de manera espontánea, pero un 73,8% dicen haber oído hablar de ellos cuando les das ejemplos», lo que refuerza la necesidad de seguir promoviendo las ventajas que ofrecen estas fórmulas.

En su intervención, Xavier Varea, director del Observatorio Pensiones Complementarias de la Universidad de Barcelona, ha subrayado que «la sostenibilidad del sistema de pensiones públicas debe ser tanto financiera como social, y el desarrollo de los sistemas complementarios de previsión social podría ser una manera de garantizar la salud financiera de esta población».

En el caso del ahorro individual de los sénior, ha destacado como una de las principales vías a considerar la generación de ingresos a partir de su vivienda individual, contratando, entre otros instrumentos, una hipoteca inversa. «Según la investigación realizada por nuestro Observatorio, son una opción para licuar el ahorro en activos inmuebles con efectos positivos sobre las finanzas de las personas que la contratan. Siendo la vivienda habitual el principal activo de ahorro que posee la población sénior, emplear dicho activo para la generación de ingresos que complementen la pensión pública es un modo de superar los retos que afronta nuestro sistema de pensiones», concluyó.

Para incidir más sobre esta cuestión, Juan Fernández Palacios atendió a LAS PROVINCIAS.

- ¿Es difícil que a las personas sénior les lleguen este tipo de mensajes para rentabilizar y dar liquidez a los inmuebles sin cambiar de vivienda y, sobre todo, que lo asuman y lo lleven a cabo?

- En efecto, es un producto todavía muy poco conocido en España. Tal y como muestra la segunda edición del estudio 'Percepción de los productos de licuación patrimonial para la población sénior española', elaborado por la Fundación Edad&Vida en colaboración con Fundación MAPFRE, Almagro Capital y el Colegio de Registradores, cerca del 52% de los mayores de 55 años declara no conocer ninguna forma de convertir el patrimonio en renta. Esto, tal y como pudimos comprobar en el análisis, se debe, entre otras muchas razones, a la falta de información sobre estos productos, su regulación, lo que suponen... De hecho, 8 de cada 10 encuestados aludían a esta barrera.

Por este motivo, desde el Centro de Investigación Ageingnomics publicamos recientemente 'Vivienda y Pensión. Guía para monetizar la vivienda y mejorar tu pensión', un documento que tiene como objetivo dar a conocer las distintas opciones que existen para rentabilizar y dar liquidez a los inmuebles sin cambiar de vivienda. La pensión pública es un instrumento imprescindible para asegurar un nivel de sustento básico, pero a menudo insuficiente para proteger el nivel de bienestar o calidad de vida de la población retirada, de ahí la necesidad de que conozcan y entiendan que, además de recursos adicionales como los sistemas privados de pensiones o las inversiones financieras, también están las fórmulas para la monetización del ahorro inmobiliario.

A través de este tipo de iniciativas, desde Ageingnomics buscamos hacerles llegar toda la información necesaria para que tomen decisiones que ayuden a garantizar su bienestar financiero y calidad de vida. La economía sénior está llamada a ser la locomotora del desarrollo económico general de España, y, para ello, necesitamos que esta generación pueda mantener su capacidad de gasto.

- ¿Cree que, sobre todo, los descendientes o el entorno de estas personas les dejan la libertad de hacer lo que quieran con su dinero? ¿O que éstos prefieren que sean más conservadores?

- Tenemos que dejar a un lado la idea de que los mayores no son capaces de tomar decisiones financieras por sí mismas. Estamos hablando de sus viviendas y su patrimonio, por lo que deben ser ellos quienes decidan qué hacer con él. Los tiempos han cambiado y, hoy en día, los hijos y el entorno familiar respetan estas decisiones en la gran mayoría de los casos. De hecho, cada vez más familias comprenden que soluciones como los productos de licuación patrimonial pueden ser una opción viable para mejorar la calidad de vida de sus seres queridos en esta etapa, y están más abiertas a acompañar en lugar de limitar. Además, estos productos se dirigen en muchas ocasiones a personas que todavía están en una etapa activa e independiente de sus vidas, y muchos buscan alternativas para optimizar su bienestar y disfrutar plenamente de su fase de retiro.

- ¿Cuáles son algunas medidas que se deberían tomar, a su parecer, por parte de las instituciones públicas para encontrar ese equilibrio demográfico necesario?

- Más que para encontrar ese equilibrio demográfico, el objetivo ahora es comprender e impulsar las oportunidades asociadas a la economía sénior. Ahí está el futuro y es donde tenemos que trabajar porque el reto demográfico es, junto al cambio climático y la revolución tecnológica, el tercer gran desafío de la sociedad actual. Por un lado, debido a los desafíos que supone la longevidad, con el tensionamiento del sistema de pensiones, la necesidad de una mayor inversión en gastos sanitarios y cuidados a largo plazo, etc., y, por otro, a causa de la necesidad de aprovecharse del potencial que ofrece la población mayor de 55 años para afrontarlos. Por este motivo, es fundamental que todos los países, y el nuestro, especialmente, valoren a la economía sénior como un motor de crecimiento y apuesten por su impulso para adaptarse a este nuevo ciclo, garantizando un mayor y mejor acceso a recursos y servicios.

En el caso de España, la evolución de la economía de la longevidad está siendo positiva. Sin embargo, todavía presenta un grado de avance intermedio en relación al resto de países europeos, ocupando la posición 15 de 27 europeos analizados, tal y como muestra el Sénior Economy Tracker del Centro de Investigación Ageingnomics de Fundación MAPFRE, indicador holístico y cuantitativo que presentamos hace unas semanas, y que nos permite medir el grado de evolución y desarrollo de la economía sénior en cada país y compararlo con otros países.

No obstante, no solo las instituciones públicas deben hacer su parte. También las empresas, con más políticas que fomenten la contratación y la retención de trabajadores mayores, o mediante el impulso de más líneas de negocio empresariales enfocadas a sus necesidades, así como la sociedad y la propia comunidad de mayores.