

Secciones
Servicios
Destacamos
R. González
Alicante
Miércoles, 19 de marzo 2025, 02:09
Nunca es tarde para hacer un sueño realidad. Dolores Bailén Cuenca, de Orihuela, ha demostrado que a cualquier edad se puede disfrutar de la experiencia ... de viajar y de todo lo que rodea esa aventura. A sus 83 años recién estrenados ha salido por primera vez de España para conocer Venecia, la ciudad de los canales que tanta ilusión le hacía ver.
El sueño de Dolores era ir a esta ciudad italiana en Carnavales para vivir en primera persona esa magia veneciana rodeada de coloridas máscaras. Y por fin lo ha hecho realidad de la mano de la Fundación Adopta un Abuelo y la compañía Civitatis.
Nació el 12 de febrero de 1942 en la localidad alicantina de Orihuela, en el seno de una familia humilde. Su madre, Josefa, recogía naranjas, y su padre, Joaquín, trabajaba de albañil. Dolores era la segunda de cuatro hermanos, dos de ellos fallecieron a temprana edad.
Con tan sólo 12 años aprendió a coser. Su tía, con quien se crió, era modista y pronto ella siguió sus pasos en una empresa oriolana.
De jovencita conoció a Antonio, que después se convirtió en su esposo. Natural de Salamanca, había ido a Orihuela a trabajar en una obra, donde estaba el padre de Dolores, y se alojaba en un hostal junto al bar de los tíos de ella. Se conocieron y fueron novios durante ocho años. Después se casaron y se mudaron a Madrid, donde estaba la familia de su marido.
Noticia relacionada
La feliz pareja tuvo a Yolanda y poco después se compró una casa en San Sebastián de los Reyes. Tras Yolanda, llegaron Natalia, Josefina y el pequeño Antonio.
Por aquella época, los únicos viajes que hacían eran para ir a veranear a Orihuela y desde allí se acercaban a Torrevieja para disfrutar de sus playas. Finalmente acabaron comprando un piso en esta última localidad.
Con el tiempo, Dolores y Antonio se convirtieron en abuelos. Primero nació Gemma y después llegó Nicolás. Tras toda esa felicidad, hace 12 años se quedó viuda. Desde hace un tiempo vive con su hija Josefa y otro rayo de alegría ha llegado a su vida con el nacimiento, hace dos años, de Eneko, el tercero de sus nietos.
Pese a ser octogenaria, no había dejado de soñar con viajar, con volar en avión, con ir a Italia, con «ver muchas cosas», como ha reconocido ella misma. Cuando por fin lo ha conseguido, la felicidad ha inundado todo su ser. No es para menos porque este ha sido «mi primer viaje fuera de España» y está muy agradecida a la Fundación Adopta un Abuelo y a Civitatis por ofrecerle esta oportunidad única dentro de la iniciativa que ambas impulsan para promover el turismo entre las personas mayores y cumplir sus sueños.
Su día a día consiste en ir al centro de día Moscatelares, en San Sebastián de los Reyes, para su terapia ocupacional y fisioterapia. Allí le gusta hacer manualidades. En casa, ve la tele porque «ahora no me dan faena para coser».
Pero esa rutina se ha visto truncada de forma muy agradable para recorrer su anhelada Venecia. Eso ocurrió en febrero, justo después de su cumpleaños. Desde el primer instante, quedó cautivada con su belleza y con su ambiente de carnaval. El Puente de Rialto, la plaza de San Marcos, los italianos que «son tan majos» han asombrado a esta abuela alicantina afincada en tierras madrileñas y con deseos de viajar.
Durante todo el viaje, Dolores desplegó su simpatía. Aprendió palabras en italiano como 'piccolo', bambino', 'arrivederci' y 'ciao'. También, aparcó por un momento su miedo, y subió a una góndola para recorrer los canales venecianos. No faltaron las citas gastronómicas, con la pasta carbonara, y saboreó un auténtico 'espresso' italiano.
Otra actividad que le encantó fue el taller de máscaras al que asistió y que le permitió desplegar su creatividad. Después pudo lucir su obra por las calles venecianas.
Ha sido «una experiencia inolvidable» que le permitirá atesorar recuerdos muy especiales. Venecia, la reina del Adriático, ha dejado en Dolores una huella imborrable y le ha abierto el apetito de viajar, de conocer otros lugares, tanto de España como de otros países porque hasta ahora «he visto muy poco y me gustaría mucho viajar». Le haría ilusión ir a París, aunque no se pone límites. «Ver mundo es ahora mi sueño por cumplir».
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.