J.A.L.
Lunes, 21 de octubre 2024, 01:21
La tasa de paro de los séniors es la más baja desde 2008, situándose en el 9,97%, consecuencia directa de que los empleados mayores de 55 años son cada vez más valorados, aunque todavía persiste un elevado nivel de edadismo que limita sus ... oportunidades laborales. Estas son las conclusiones principales extraídas del informe llamado 'III Monitor de Empresas de la Economía Sénior', un estudio impulsado por el Centro de Investigación Ageingnomics de Fundación MAPFRE, que revela que estos empleados ya suponen el 26% del personal de las compañías españolas, casi 10 puntos más que hace un año, con un 16,8% en 2023. Cifras que los autores de la investigación acompañan con un párrafo donde late la explicación de este llamativo incremento: a la población trabajadora madura se le atribuyen virtudes como «mayor compromiso, experiencia y capacidad de adaptación».
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Estas características que definen a los trabajadores séniors pueden, a juicio de los investigadores, ayudar al impulso de cualquier negocio, una opinión que se refleja en que las empresas van avanzando para fomentar la contratación de empleados en esa franja de edad. De hecho, según este informe, el 19% de ellas ya tiene algún plan o iniciativa en marcha dirigidos a la contratación de mayores, y cuatro de cada diez cuentan con alguna medida destinada a la retención y gestión del talento sénior. Así lo constata la Encuesta de Población Activa (EPA), que en su informe del segundo trimestre de este año apunta hacia esta tendencia: entre abril y julio, la tasa de paro de los mayores de 55 años descendió al 9,97%, frente al 11,05% del trimestre anterior, siendo el dato más bajo desde 2008.
Hasta aquí, las luces. Ahora llega el turno de las sombras, porque del estudio se desprende que «aunque estas cifras evidencian una apuesta creciente por los mayores, existe un elevado nivel de edadismo, basado en estereotipos y prejuicios que limitan sus oportunidades laborales». «La causa reside», explican los autores del informe, «en ideas tan extendidas como que este tipo de empleados no cuentan con los conocimientos tecnológicos necesarios o son perfiles menos flexibles y con menor capacidad de adaptación, cuando realmente se presentan como una gran oportunidad para incorporar experiencia, conocimiento y estabilidad en los equipos de trabajo». «Además, no existen tantas políticas públicas de empleo que fomenten su contratación, como es el caso de los jóvenes, cuyos contratos tienen más incentivos para las empresas», se lee en la investigación, cuyos responsables consideran que «es imprescindible que adaptemos nuestra economía a nuestra demografía».
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Del trabajo se deduce además otra conclusión llamativa: los séniors «se están consolidando como la población con mayor protagonismo a todos los niveles, suponiendo un valor añadido para el mercado laboral y el rendimiento organizacional». En opinión de Juan Fernández Palacios, director del Centro de Investigación Ageingnomics de Fundación MAPFRE, se debe reconocer y valorar adecuadamente su contribución, «dejando a un lado los prejuicios que acompañan a estos empleados». «Sobre todo», añade, «en un momento en el que muchos sectores están teniendo problemas para cubrir vacantes y retener el talento»,
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Juan Fernández Palacios
Director del Centro de Investigación Ageingnomics de Fundación Mapfre
Los autores de la investigación, precisamente con el objetivo de acabar con los estereotipos y seguir impulsando el talento de las personas mayores de 55 años en el sector empresarial, anotan una serie de cualidades que caracterizan a estos empleados, que a su juicio pueden ayudar al impulso de cualquier negocio; entre ellas, su gran compromiso hacia su trabajo. «Los séniors suelen tener una mayor estabilidad laboral y compromiso con la organización, lo que se traduce en una menor rotación», opinan. «De hecho», prosigue su informe, « quienes continúan en su puesto incluso superada la edad de jubilación, lo hacen por vocación en la mayoría de las ocasiones». Prueba de ello es que la jubilación demorada, aquella que opta por prolongar la vida laboral más allá de la edad legal establecida, se ha duplicado en los últimos años.
¿Más atributos que distinguen a esta franja de edad? De acuerdo con el informe, debe tenerse también muy en cuenta que su experiencia «es un valor añadido». «Estos profesionales cuentan con décadas de trayectoria en sus respectivos campos, permitiéndoles aportar un conocimiento especializado sobre cualquier cuestión, lo que resulta fundamental para la toma de decisiones estratégicas y la resolución de problemas complejos», anotan los investigadores, que también señalan hacia otro valor inherente a la población madura: su capacidad de adaptación a los cambios. «Los mayores de 55 años han pasado y atravesado multitud de imprevistos, cambios y retos a lo largo de su carrera profesional», observan. Una cualidad de donde nace «una notable capacidad de adaptación y resiliencia en entornos cambiantes». Como ejemplo de ello, el 'III Mapa del Talento Sénior' de Ageingnomics destaca que los séniors fueron, precisamente, los que mejor se adaptaron al teletrabajo en la pandemia.
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Otra característica avala además la idea de la población 'boomer' como garantía de éxito para las empresas que contraten a sus integrantes. Por ejemplo, que pueden ejercer de mentores para los trabajadores jóvenes, es decir, «traspasar su conocimiento a las nuevas generaciones de empleados». Un activo «muy beneficioso para que toda esa experiencia atesorada durante años no se pierda». «Combinar el talento joven con el sénior permite, además, que ambos grupos se retroalimenten para aprender lo mejor de cada segmento de edad, suponiendo un aliciente para el impulso del negocio», afirman los redactores del estudio. ¿Conclusión? «Esta reflexión evidencia la necesidad de apostar por estos perfiles por los beneficios que tiene« anota el informe. Y moraleja: »Se espera que la contratación de mayores de 55 años siga creciendo en los próximos años y, para ello, es fundamental que tanto la sociedad como las políticas de empleo actúen para que se haga de forma equitativa, integrativa y beneficiosa«. »La economía sénior es el futuro», concluye Fernández Palacios.
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