Doctor en economía por la Universidad Complutense de Madrid y Master of Arts en economía por la Universidad de Essex (Reino Unido), José Antonio Herce (Calahorra, 1951) es con seguridad el mayor experto español en el estudio de nuestro sistema de pensiones. Forma parte del ... Foro de Expertos del Instituto Santa Lucía de Ahorro y Pensiones, preside el Consejo de Expertos del Instituto BBVA de Pensiones y es miembro del Global Advisory Board del Center for Financial Education and Capabilities de BBVA, unas prestigiosas atalayas que usa para emitir una serie de juicios sobre la fortaleza del sistema, a menudo polémicas, porque aprovecha su enorme conocimiento al respecto para desmontar mitos y reivindicar un modelo más cabal, que se mantenga más o menos a salvo de la disputa política y (sobre todo) de los tópicos que se emplean cuando hablamos de pensiones en España. Valga esta entrevista como ejemplo.
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- Voy a empezar por una especie de caso práctico. Me pongo yo a mí mismo como ejemplo. Tengo 61 años, más de 30 cotizados, soy trabajador por cuenta ajena… ¿Debería ir pensando en jubilarme o en prejubilarme?
- Bueno, tú te podrías jubilar a los 65, ¿no? Cuatro años antes solo puedes jubilarte por despido, de manera involuntaria, o sea, porque es involuntario el cese de la actividad. Y si es voluntariamente, tienes que hacerlo dos años antes como mucho. En este caso, tienes que estudiar muy cuidadosamente cuál es tu pensión, porque como recibas la máxima vas a tener durante 24 meses un 21% de recorte. Y esa penalización es muy fuerte: hay que pensárselo.
- Lo preguntaba porque circula una de tantas leyendas sobre que este sistema en su actual configuración no es sostenible y que si te prejubilas o te jubilas sin prolongar tu vida más allá de lo aconsejable, estás haciendo lo correcto. No vaya a ser que dentro de unos años cambie el modelo y no haya dinero para sostener el sistema. ¿Esa es su idea también?
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- No, yo no aconsejaría ese tipo de comportamientos. Porque puede que no se hagan esos cambios, o si se hacen, se hagan con unos periodos transitorios muy largos que te afecten menos. Y sin embargo, si tú tomas la decisión de jubilarte anticipadamente puedes ver reducida tu pensión, de forma muy importante. De hecho, ahora mismo, las penalizaciones en esos casos son muy fuertes. Yo aconsejaría, en cualquier caso, acudir a un punto de atención ciudadano, para te hicieran una simulación y vieras los cambios en tu pensión antes de tomar ninguna decisión.
- ¿Y cree que es sostenible el sistema en su actual configuración? Más allá de este caso concreto.
- A ver, en el imaginario de muchas personas se esgrime la idea de que el sistema funciona hasta hoy o hasta dentro de un par de años y que después igual ya no se puede pagar la pensión. Lo cual no es verdad. Hoy la Seguridad Social necesita 40.000 millones de euros de las tasas que tiene el Estado para poder pagar las 14 pagas a los 9 millones de pensionistas que hay. ¿Qué va a pasar dentro de cinco años? Pues que el Estado necesitará 45.000 millones o 47.000. Cada vez más. Pero no va a suceder que hasta un cierto día pueda pagar las pensiones y al día siguiente no pueda pagarlas. Eso no va a pasar. Entre otras cosas, porque además ahora están aumentando los recursos a base de un aumento de los tipos de cotización con el MEI, el Mecanismo de Equidad Intergeneracional, que tendrá que intervenir en caso de que la insuficiencia vaya creciendo.
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- ¿Y tienen que subir los tipos de cotización? Lo pregunto porque la exigencia de financiación ya es hoy exagerada y tiene pinta de ser aún superior en el tiempo. ¿De dónde puede sacarse ese dinero en una economía a veces muy contraída. ¿Cree que el sistema es capaz de generar recursos?
- Sí. Es verdad que la evolución de la economía es poco positiva pero yo creo que se van a generar recursos adicionales porque los tipos están subiendo. Las bases han subido y los tipos están subiendo, se han destopado las bases máximas, pero a costar un sacrificio enorme para el conjunto de la economía española, que es poco productiva y esa insuficiencia financiera hay que atajarla. No puede ir a más, porque está impidiendo que se aborde la dependencia, que se aborde la educación o la sanidad. Los presupuestos no dan más de sí porque están absolutamente acosados por las necesidades financieras del sistema.
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- ¿Y de dónde saldrían esas aportaciones superiores? ¿De un incremento de las bases de cotización, de recursos extraordinarios?
- Bueno, ya está programado. Las bases de cotización han aumentado y están rindiendo algo más. Y los tipos de cotización, con el mecanismo de equidad intergeneracional, se ha reforzado hasta el 1,2
- ¿Y cómo observa ese panorama de subidas constantes de las pensiones? ¿Le parece razonable?
- Yo creo que deberían de subir las pensiones como mucho lo que suben los salarios, pero no más. De hecho, han subido en 2023 bastante más de lo que han subido los salarios. Es verdad que puede que en 2024 los salarios suban casi el 4% y queden a la par con las pensiones, pero la subida de las pensiones del 8,5% fue una barbaridad porque además eso ya se consolida hasta que fallecen todos los pensionistas. ¿Y qué es lo que pasa? Que habrá que hacer una reforma radical trazando una línea: diciendo, bueno, para trabajadores por encima de los 45 años pensar en unos retoques al sistema actual que limite el gasto y modere el crecimiento de las pensiones. No haría falta recortes sustantivos. Y para los menores de 45 años se les introduce un nuevo sistema, consistente en una cuenta individual, un sistema de cuentas nocionales.
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- ¿Cómo sería ese nuevo modelo?
- Para entendernos, una cuenta individual para cada trabajador en la que se registra todo lo que se paga; las cuotas, no las bases. Día a día, mes a mes, de toda la vida laboral. Y contra ese saldo que es contable, porque el dinero se ha gastado en pagar las pensiones en el sistema de reparto, calcular la pensión de una manera justa en vez de las pensiones desorbitadas que pagamos hoy por lo que se ha cotizado.
- Sería una medida un poco radical, ¿no? Provocadora, casi.
- Claro, si tienes menos de 45 años podrás decir que menuda faena. Pero a mí me parece mucho más provocador que la gente diga que ha cotizado mucho más de lo que está recibiendo. Porque no es así. Eso es absolutamente falso para la inmensa mayoría de la gente. Vamos a ver un modelo tipo: tú recibes tu pensión después de haber dejado en las arcas de la Seguridad Social 400.000 euros a valor actual en tus casi 40 años de trabajo, te pagan la pensión máxima y a los dos años te mueres. Porque eso pasa, ¿eh? Sí, sí, sí. Eso pasa. Porque por cada uno que se muere a los dos años hay otro que sobrepasa su tasa de vida con creces y así se compensan los costes. La mitad de la gente supera su tasa de vida, sí, pero la otra mitad no. Al menos, con una pensión de cuenta individual se va recuperando una parte de esas cuotas que se pagaron. Porque a la inmensa mayoría de los trabajadores, como a ese trabajador tipo que mencionaba, la Seguridad Social le devuelve mucho más de lo que ha cotizado. Por cada euro cotizado te devuelve 1,7. Sí. Y la gente no tiene percepción de eso. Nadie se molesta en explicarlo.
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- Ni nadie le pone el cascabel a ese gato tampoco en el discurso político.
- No, no, no, por supuesto. Es un discurso en clave electoral. Si algún partido lo dice, dejarían de votarlo. Por eso digo que para garantizar la supervivencia del sistema hay que ir a la cuenta individual, que no es una cuenta en un banco, sino la suma de todo lo que has cotizado, actualizada hasta el día de tu jubilación. En ese sistema se te calcula luego la pensión como una rentabilidad inicial con ciertas ventajas respecto a una aseguradora que obviamente te tiene que cobrar un costo por eso.
- ¿Más ideas? ¿Otras alternativas que mejoren el actual modelo?
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- Sí, claro. Por ejemplo, indexar la edad de jubilación con todas las excepciones que se quiera, pero indexarla con la esperanza de vida. No puedes tener una edad de jubilación que se va quedando atrás respecto al aumento de la esperanza de vida. Ojo, si la esperanza de vida disminuyese de manera estructural, habría que disminuir la edad de jubilación, pero no es el caso de hoy. Eso es muy importante para seguir manteniendo el equilibrio. Porque cuanto más larga es tu vida, si la edad de jubilación no cambia, entonces tienes más años en jubilación en proporción a los años que has estado trabajando.
- ¿Eso significaría prolongar la vida activa?
- Claro.
- ¿Hasta dónde? ¿Hasta qué rango de edad aproximadamente?
- Bueno, en Dinamarca tienen ahora un debate muy interesante. Llevaban muchos años haciendo que si la esperanza de vida aumentaba un año, la edad de jubilación aumentaba. Aumentaba un año. Eso es muy duro, ¿eh? Durísimo. Pero ahora ya llevan tiempo debatiendo reducirlo a 0,8 años por año o hasta 0,7 años por año. En los países más avanzados ya hay un mecanismo de indexación automática, de ajuste automático de la edad de jubilación a la esperanza de vida.
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- En España a nadie se le ha ocurrido hablar todavía de eso. Sería revolucionario en el debate político.
- Claro, porque es verdad que hay profesiones muy onerosas, como la minería por ejemplo, aunque ya casi no hay mineros. Pero en términos generales, más allá de casos concretos, pensar en un escenario de la edad de jubilación a los 70 años, por ejemplo, no me parece descabellado.
- Otra idea muy extendida, también nimbada de estas aureolas un poco míticas, es al respecto de la caja única. ¿Le parece un buen sistema? ¿Es adecuado en general el actual modelo de financiación de la Seguridad Social?
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- Bueno, la financiación es un problema distinto de la caja única, pero ahora mismo es insuficiente. No hay recursos. Por la vía de las cotizaciones no hay recursos suficientes para pagar las pensiones de cada uno. Para pagar de cada año, sí. O de cada mes. Pero lo de la caja única es una cuestión muy sensible. El sistema está diseñado de tal manera que el único perímetro jurisdiccional adeudado para su funcionamiento adecuado es el estatal. O sea, que eso de repartir la caja por perímetros jurisdiccionales autonómicos es una locura. Una locura. Eso no sé cómo se trata.
- ¿Y teme que suceda eso, fruto de los acuerdos recientes entre la izquierda y el nacionalismo periférico?
- Pero es que eso no puede suceder. Yo no soy jurista pero es que la ley general de Seguridad Social establece claramente un régimen único de solidaridad territorial. Y de solidaridad financiera, no de solidaridad territorial, para todos los territorios. Porque un trabajador en Guadalajara o en Extremadura por ejemplo puede haber trabajado en cinco regiones diferentes. ¿Por qué una región tendría que hacerse cargo del pago de una pensión que se ha generado en diversos territorios? Esto es imposible. Sería una idiotez descomunal. ¿Convenios bilaterales entre el País Vasco y la Comunidad de Madrid, por ejemplo? ¿O entre el País Vasco y Cataluña? Es una locura.
- Hay otros mitos también muy extendidos, que usted intenta desmontar en sus declaraciones públicas o en sus informes. En su discurso en general. Por ejemplo, sostiene que la vivienda en propiedad o la hipoteca es en realidad la pensión de los españoles.
- Dicho de una manera así muy cruda, pero ese es mi pensamiento. Hay millones de trabajadores que cuando se jubilan no han ahorrado lo suficiente. ¿Pero qué han hecho? Han ahorrado en vivienda. ¿Puede sustituir a la Seguridad Social? No, pero sí puede ayudar con complementos muy importantes, unos cientos de euros al mes. Hay muchos ciudadanos que tienen dos viviendas y una de ellas la alquilan. Y esa vivienda les da tanto como a la Seguridad Social. Hay muchas pensiones de 700 euros y 800 euros. Y el complemento de esa pensión gracias a una vivienda que alquila, puede ser importante. En España hay 5 billones de euros en ladrillos, cuatro veces el PIB. Un país que tuviera para la jubilación un ahorro privado de cuatro veces el PIB no necesitaría la Seguridad Social.
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- Le quería preguntar precisamente ahora a propósito de los planes privados, que no terminan de despegar, siguen sin estar en la naturaleza del español medio. ¿Cuál es su opinión al respecto?
- Pues que efectivamente el español medio ahorra mucho, pero en forma de vivienda. Y ahorra muy poco en ahorro complementario para la jubilación, que está débilmente calificado en el plano fiscal, claro. Por ahí tenemos margen de mejora, pero necesitaríamos dejar de ahorrar en vivienda.
- Y me parece que eso está muy arraigado en nuestra naturaleza, ¿no?
- No sé por qué pero sí que es un problema, aunque ya se observa que los jóvenes no están comprando vivienda, fundamentalmente porque carecen de ingresos, y porque alquilar ahora mismo en muchos casos es más caro que comprar. Entonces, no pueden comprar porque no tienen recursos, cuando les gustaría hacerlo, y están sin poder alquilar: es decir, que no se emancipan, porque tampoco se pueden permitir esos alquileres, ¿no? Esta es una de las grandes divisiones que se están dando en los estilos de vida, la gente joven no quiere comprar la vida.
- ¿No es también una cuestión de mentalidad también? Aparte de esa falta de recursos.
- Sí, en la mentalidad joven no está nunca lo de los planes privados de pensiones. Pero hay que decirles que constituir una buena hucha para tu jubilación en forma de un plan de pensiones no es tan caro. Un porcentaje moderado siempre es asequible. Y luego está la magia del interés compuesto, pero para eso hace falta que los tipos de interés sean positivos. Si te jubilas y la vez que te dan tu jubilación tienes unos 70.000 euros ahorrados, que los has podido ahorrar durante 40 años, poco a poco… Eso es rentabilidad. Ha venido a tu cuenta por una buena gestión. No es tan difícil.
- Pero eso que plantea es casi un cambio cultural.
- Sí. Ahí tiene que ayudar a la empresa. Tiene que ayudar a la negociación colectiva. ¿Otro cambio cultural? Los jóvenes tienen que ver que es más barato alquilar que comprar porque se quedan sin margen para ahorrar para la jubilación. Si pudieran alquilar por un coste mucho más bajo, a lo mejor ese sesgo cultural podría abrirse camino.
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- Más mitos: le quería preguntar por esos jubilados con pensiones, digamos entre comillas, de élite, que tienen además derechos a la gratuidad de todo tipo de servicios. Transporte, por ejemplo. O hasta los museos.
- Eso es inaceptable. Es inaceptable que haya trabajadores que aunque trabajan son en realidad pobres y no llegan a fin de mes, mientras que a un pensionista que tiene recursos de sobra, además se le regalen todos esos servicios, como el del transporte. Muchos lo defienden como un reconocimiento a una vida consagrada al trabajo, y yo lo veo bien, pero si se vincula al nivel de renta: que sólo lo reciba quien lo necesita.
- ¿Entiendo entonces que tampoco ve bien que las subidas de las pensiones sean generalizadas, sin distinguir según el nivel de renta?
- No. Ahí discrepo de mis colegas que dicen que las pensiones más altas no deben actualizarse y que las más bajas sí, según el IPC. Nuestro sistema es contributivo. Repito: con-tri-bu-ti-vo. Es un seguro profesional obligatorio, que tiene un componente redistributivo enorme. Restarle ese factor redistributivo me parecería un error: sería sembrar la idea de que la gente trate de cotizar lo menos posible. Todas las pensiones se deben actualizar por igual. Y si hay pensionistas que necesitan un mayor impulso financiero, que no sea a través de la Seguridad Social, sino a través de una instancia de complemento de renta. Profundizar en la solidaridad del sistema no puede ir en detrimento del carácter redistributivo porque desincentivaría las contribuciones. Sería enviar una señal equívoca a los trabajadores. Equivaldría a tanto como decirles: 'No seas idiota, no contribuyas por la máxima cotización porque al final tu pensión va a ser igual que la pensión media'. No, no y no. Porque por ese camino llegaríamos a que la pensión mínima cada vez se acercara más a la máxima.
- Otro fenómeno que parece muy propio también de la cultura laboral española es el exagerado recurso a la prejubilación. ¿Cuál es su opinión al respecto?
- Bueno, lo primero que hay que recordar es que tampoco es un fenómeno masivo. En fase recesiva de la economía, vemos cómo algunas empresas se deshacen de trabajadores vía prejubilación. Y también hay que aclarar muchas de las confusiones terminológicas: se habla a veces de prejubilación confundiendo ese concepto con la jubilación anticipada, que son dos cosas que no tienen nada que ver. La anticipada es una figura normativa: tú tienes el derecho a jubilarte antes de manera voluntaria, asumiendo una penalización pero no es porque tu empresa te despida. Yo prefiero distinguir entre las jubilaciones que traen causa por un ajuste de plantillas a edades tan tempranas como los 53 años, que te obligan a estar con un convenio especial con la Seguridad Social y el SEPE lo engrasa con dos años de paro lo cual me parece un exceso, y las jubilaciones anticipadas, que cada día son menos habituales porque sale muy caro.
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- En ese panorama que usted dibuja de nuestro sistema de pensiones, vinculado a una fotografía general del modelo laboral y hasta de convivencia, ¿qué futuro lo aguardan a los cohortes más jóvenes de nuestra sociedad? Si los que tenemos ya cierta edad y además seguimos en activo prolongamos nuestra vida laboral sin dejar vacantes esos puestos a los más jóvenes…
- Es que eso es otro mito. El mito de la capacitación en el empleo según el cual les estamos quitando el trabajo a los jóvenes. Como si el empleo fuera una tarta de tamaño gigante y si yo me como un trozo, el otro no se lo come. Eso no es verdad. Los trabajos que dejamos vacantes cuando nos jubilamos no los ocupan los jóvenes salvo que seamos un país de camareros y jardineros, cosa que no es verdad. Si lo fuéramos, apaga y vámonos. Es una falacia absoluta como se demuestra en los países donde mayor es la tasa de participación en el mercado de trabajo, que es en donde menos paro juvenil tienen, porque entre un trabajador de 65 años y otro de 25 existe hoy una distancia enorme de cualificación. Cada día aparecen nuevos empleos, de nueva planta. Empleos que no se desempeñaban hasta ayer y que los mayores no podemos afrontar porque requieren una formación que no tenemos. Un país donde un mayor le esté quitando el puesto de trabajo a un joven es un país condenado al fracaso.
- ¿Y no es el caso de España?
- Yo creo que no. Los mayores no les están quitando el trabajo a los jóvenes. Eso de jubilar a la gente anticipadamente para que el joven encuentre trabajo es una apuesta por el suicidio productivo.
- Termino con una propuesta también un poco provocadora, como su discurso. Que saque su bola de cristal y me dibuje qué futuro aguarda al modelo de pensiones de aquí a diez años, por ejemplo.
- Creo que nos encontraremos con un muro muy difícil de franquear: el fuerte déficit de la Seguridad Social, con una deuda acumulada descomunal. Y tendremos que hacer reformas radicales en el sentido que comento. Ir a una cuenta individual de cada trabajador, más equilibrada, para que salga de ahí su pensión y también ir a una edad de jubilación vinculada a la esperanza actual de vida.
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Otro mito que también suele figurar en el discurso habitual es al respecto de las pensiones de viudedad, que José Antonio Herce es partidario de suprimir. Radicalmente. «Bueno, como lo hacen en los países más avanzados», aclara. Y añade: «Hoy en España hay en muchos hogares dos ganapanes, ¿no? A mí esa expresión me gusta. Ganapán: el que trae el pan a casa. Pero es que en España se tiende a demonizar todo, cuando es algo que ocurre en el resto del mundo: en la mayor parte de los hogares, tanto él como ella van a tener derecho a una pensión de consanguinidad que es cada vez más redundante. Y cuando fallece uno de ellos el estrés financiero del hogar es enorme». ¿Y qué han hecho muchos países que han suprimido esa especie de pensión vitalicia? Herce responde: «Pues en vez de 600 euros por mes, te dan 6.000 de golpe o 12.000 euros. Te dan un capital, un seguro de vida, con lo cual restableces un poco la situación que quieras para el hogar. Porque si eres una viuda o un viudo que no tienes pensión, necesitas algo para vivir. Pero si eres una persona joven que enviudas, pues oye, tienes tu trabajo y demás, vas a tener tu pensión de jubilación. Se te pueden pagar unas mensualidades, para que se restablezca tu vida, pero no una paga vitalicia».
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