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Nacho Ortega y Juan Cano
Valencia
Lunes, 19 de febrero 2024, 15:10
Tuci, Tusi, Venus, Erox, tussi, tusibí, nexus, 2CB, MFT, TUCIBI, pantera rosa, bromo-mescalina, color, eros… La cocaína rosa, conocida como la droga de los ricos o de la jet set, tiene tantos nombres como variantes en su composición, aunque bien podría llamarse la droga de las mentiras, porque no hay nada cierto en ella. Bueno, sí. Que es rosa. Y a veces, ni eso.
Sus denominaciones son variadas y su efecto es «un potente estimulante del sistema nervioso central» cuyo consumo, según la Guardia Civil, «se ha incrementado en los últimos años». Ya fue detectada en 2018 en la provincia de Alicante cuando un presunto traficante trataba de trasladarla desde Dénia a Ibiza y en 2024 ha vuelto a estar en el centro de las conversaciones por la muerte de un joven de 14 años al que unos adolescentes arrojaron dos gramos de esta droga en una bebida energética.
La primera mentira de la cocaína rosa reside en su propio nombre: no es cocaína. La única similitud es que se comercializa en polvo y se esnifa, aunque también se vende en pastillas. No se parece ni en su composición, ni en las dosis de consumo ni en su precio de mercado. Hace unos meses el gramo de tusi podía alcanzar los 140 euros, mientras que el de la cocaína ronda los 60.
Pero es que ya apenas contiene 2CB. La fórmula original creada por Sasha Shulgin, clasificada desde hace años entre las sustancias prohibidas, está siendo desplazada en el mercado por una nueva cocaína rosa. O simplemente por otra droga que tiene el mismo color. «Los análisis realizados en Latinoamérica y en Europa confirman que es un producto hecho mezclando MDMA y ketamina», asegura Claudio Vidal, director de proyectos de Energy Control, entidad dedicada a investigar sustancias estupefacientes.
Los datos demuestran que hay un nuevo producto en circulación en el mercado. En los últimos años, los laboratorios de Energy Control en España han analizado 146 muestras de polvo rosa que ofrecen una estadística demoledora: sólo una de cada 10 era realmente tusibí. El 96% contenía ketamina; el 86%, MDMA; el 58%, cafeína; el 9%, 2CB y el 2%, cocaína.
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Pablo Alcaraz
El 'tussi', uno de los nombres que recibe la droga, es, en realidad, una mezcla de varias sustancias más baratas que la cocaína y que suelen ser ketamina, éxtasis y cafeína. Se la considera la nueva droga de jóvenes adinerados por que el precio del gramo se aproxima a los 100 euros y está por encima del valor de la cocaína. Las primeras incautaciones en España se produjeron hace más de una década.
El nombre de tussi o TUCIBI es la adaptación al español de las siglas inglesas del estupefaciente: 2CB, que hace alusión a su nombre científico: 4-bromo-2,5-dimetoxifeniletilamina. Es una droga de laboratorio fabricada a base de compuestos químicos para conseguir el efecto estimulante del éxtasis y el alucinógeno del LSD.
El jefe del Grupo de Sintéticos de la Udyco-Central (la Unidad contra las Drogas y el Crimen Organizado de la Policía Nacional) asegura que la distribución de la «mal llamada» cocaína rosa funciona a través del boca a boca. «La gente joven se guía por la experiencia de alguien de su entorno y se fía de un logo o de la presentación física del producto. Ven que es polvo rosa y creen que es tusibí, pero vete tú a saber. No saben lo que se meten», aclara el inspector. Ese es el primer peligro, la incertidumbre que existe alrededor de esta sustancia.
El segundo riesgo, no menos grave, es el de equipararla a la cocaína. «Como no saben la dosis, se meten la misma cantidad que tendría una raya», explicaba hace meses el forense Sebastián Díaz, que es profesor de Farmacología de las Drogas de Abuso y especialista en nuevas sustancias psicoactivas. Aunque es difícil de precisar con exactitud, precisamente por la incertidumbre de su composición, el experto asegura que, para conseguir un efecto proporcional, bastaría con la mitad de tusi respecto a la dosis en gramos de cocaína.
Estas sustancias no sólo actúan sobre el sistema nervioso central, sino también sobre el cardiovascular. «Puede provocar hipertensión arterial grave, hipertermia, infartos e incluso la muerte», concluye Díaz.
La ONU, en un informe sobre drogas, advierte de que la ketamina, que es el principal ingrediente del tusi que circula actualmente en el mercado, puede causar otros efectos adversos como problemas de vejiga, ansiedad, pánico, palpitaciones, taquicardia, dolores torácicos, depresión, problemas de salud mental y dificultad o incapacidad para hablar.
«Pegó muy fuerte hace unos años en Colombia, donde lo llamaban 'el color'. Allí empezó a conocerse como la droga de la alta sociedad», explica el jefe del Grupo de Sintéticos de la Udyco-Central (Unidad contra las Drogas y el Crimen Organizado) de la Policía Nacional.
Con Internet y el auge del comercio 'online' de psicotrópicos, el tusi saltó fronteras y se extendió primero a Sudamérica y, después, a América del Norte y Europa. Uno de los responsables de su expansión internacional fue Alejo Tusibí, considerado el gran capo de la coca rosa y bautizado por algunos medios como 'El Pablo Escobar de las drogas sintéticas'. Si el creador de la fórmula fue Sasha Shulgin, el colombiano sería su discípulo más aventajado.
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