Las Provincias
Viernes, 22 de junio 2018, 00:59
Hace 60 años, el inventor estadounidense de productos de plástico Earl Tupper presentaba su tazón amarillo. Aquel Tupperware representa el punto de partida de los populares tupper (táper), las fiambreras plásticas para transportar la comida de manera hermética. Hoy es el recipiente más empleado para llevar la comida sin renunciar al toque casero o almacenar alimentos en los frigoríficos o despensas. Aunque su uso se asocie al almuerzo del trabajo, el menú de táper puede convertirse en el mejor aliado de una dieta saludable.
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El popular recipiente cuenta con numerosas ventajas. No solo supone un ahorro económico considerable a final de mes, también se reduce la cantidad a consumir, muy lejos de los excesos que a menudo se cometen en restaurantes y cafeterías de menú. Con el táper se pueden elegir los alimentos que se comerán, garantizando la máxima calidad en productos y aceites, para disfrutar de un menú casero. Se puede diseñar la carta de toda la semana, inspirada en una dieta variada que evite caer en la monotonía y compensada en todos los grupos nutricionales, combinando sobre todo proteínas e hidratos en proporciones adecuadas.
Las comidas en táper se presentan en un recipiente, que también puede contar con varios departamentos, por lo que resulta más fácil preparar platos únicos que incluyan varios grupos de alimentos, aunque conviene acompañarlo con ensaladas, fruta fresca, pan integral y agua. Es esencial cocer suficientemente los alimentos, sobre todo carnes y pollo, asegurándose de que el jugo de aquella es de color claro, significa que la cocción se ha completado.
Los platos del táper deben prepararse con la suficiente antelación para poder enfriarlos antes de refrigerarlos, es decir la noche anterior o la misma mañana del día que serán consumidos. La comida debe conservarse siempre en el frigorífico. Los platos nunca deben mantenerse más de dos horas a temperatura ambiente.
También conviene tener en cuenta la época del año. En verano, la temperatura ambiental es más alta, lo que incrementa el riesgo de facilitar la proliferación de bacterias. Durante todo el año pero en especial en época estival, hay que sacar el táper de la nevera en el último momento. En caso de que en el trabajo no haya refrigerador, se puede recurrir bolsas isotérmicas con placas de congelación o a placas de acumulación de frío.
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Si se introduce la comida caliente en el táper, conviene no cerrarlo herméticamente para que se enfríe lo antes posible. El transporte en caliente es siempre más arriesgado que el transporte a baja temperatura. Para disminuir tiempo a ese proceso, hay que tomar en consideración que las porciones pequeñas se enfrían antes.
Más de una vez el táper se queda con sobras en la oficina, en el taller, en la tienda o en la fábrica. Como en toda dieta saludable, manejar la cantidad resulta fundamental para crear los menús que la fiambrera contendrá durante la semana. Para evitar todo tipo de desperdicio, hay que tener en cuenta que la capacidad de los táperes es, mayor que la de un plato. Como muestra, un dato: un plato hondo tiene una capacidad de 250 centímetros cúbicos (cc), mientras un recipiente de este tipo pequeño tiene al menos 500 cc. Así, los recipientes medianos pueden contener entre tres y cuatro veces más comida que un plato. Esto se debe a su profundidad. Algo difícil de estimar al elegir recipiente en el mercado.
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Para calcular la comida basta con ponerla en un plato para comprobar la cantidad que se quiere consumir y, a continuación, pasarla al táper. Pero no solo importa medir bien la ración.
Cocinar grandes cantidades de un mismo plato para poder comerlo a lo largo de la semana puede repercutir de forma negativa en la salud. La solución sería variar los alimentos durante los siete días es lo más recomendable para que la dieta sea más completa. Se puede cocinar varios platos y repártalos en recipientes para congelarlos.
¿Cuánto se ahorra con la fiambrera? Si se alternan los platos de carne y pescado con legumbres y cereales, además de las verduras y hortalizas diarias y un postre de fruta o algún lácteo con poca grasa, las comidas de una semana laboral salen por un coste estimado de poco más de 25 euros , dependiendo de la ciudad de residencia. Las sobras pueden servir para otras semanas, así que se puede hacer una estimación adicional de entre 15 y 20 euros semanales.
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Según algunos estudios, el gasto medio por persona en comida y bebida es de unos 1.671 euros al año, es decir, algo más de 4,5 euros al día, cifras que no tienen en cuenta los gastos de comidas fuera de casa. Cada español destina 198 euros de media en la cesta de la compra mensual, unos 6 euros al día. Muchos trabajadores hacen una pausa a mitad de jornada para buscar un menú del día. Dependiendo de dónde viven o en qué ambiente trabajen, pueden encontrar algunos a 8 euros, pero también los hay de 15 o 20.
Por lo tanto tendrán una media de 1.175 euros de gasto al año, si llevan el táper al trabajo, frente a los 2.350 euros que invierten los que consumen el menú del día, si gastan 10 euros diarios. Son cifras que coinciden con un estudio de la Federación de Usuarios - Consumidores Independientes (FUCI) de 2013, que calculó en 217 euros el gasto mensual de un trabajador medio que comía fuera durante su pausa laboral. Y los precios no han dejado de subir en estos años.
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