El consumo mundial retrocede el 7,5% en cinco años

El mundo bebió el año pasado 221 millones de hectolitros, 18 menos que en 2018, lo que supone un descenso del 7,5%, mientras que en el último ejercicio la caída fue del 2,6%. Un dato inquietante, aunque el más significativo del ejercicio pasado fue el descenso de la producción mundial, muy condicionado por la sequía, hasta el punto de que la cosecha fue la más corta desde 1961 con 237 millones de hectolitros y un recorte en el hemisferio sur del 15% respecto al año anterior.

España, tercer productor mundial de vino, tuvo también una muy mala cosecha en cantidad (28,3 millones de hectolitros) por la escasez de lluvias, muy lejos de los 44 millones de 2018, cuando incluso llegó a superar a Francia como primer productor mundial.

La pobre cosecha en cantidad tampoco es viene especialmente mal ante la crisis de comercialización y consumo existente. De hecho, la OIV estima para 2023 un superávit de oferta respecto a la demanda de vino de unos 16,1 millones de hectolitros, pero es un exceso que se verá amortiguado, porque cada año se destinan entre 25-35 millones de hectolitros a otros usos (vinagre, destilados u otros productos industriales).

El mayor país consumidor per capita de caldos es Portugal, con 61,7 litros por persona y año, seguido de Francia, con 45,8 litros; Italia (42); Suiza (31,8); Austria, con (30,1); Alemania, (26,6); Australia (25,5); y República Checa, con 24,4 litros. España ocupa el noveno lugar, con 24 litros por habitante y año, muy atrás para ser uno de los grandes productores mundiales.