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Clara Alfonso
Valencia
Sábado, 20 de mayo 2023, 00:31
A lo largo de la historia, los expertos en metereología han gozado de un merecido reconocimiento como científicos y comunicadores confiables para gran parte de la población. A pesar de ello, en los últimos meses, se han tenido que enfrentar a una avalancha de amenazas, difamaciones e insultos en diferentes países, cuyas causas no están completamente claras. En términos generales, estas acciones, en su mayoría difundidas a través de las redes sociales, provienen de individuos vinculados a movimientos de negación del cambio climático, teorías conspirativas y creencias infundadas en la existencia de los llamados 'chemtrails', rastros supuestamente nocivos dejados por aviones.
A pesar de la falta de fundamentos científicos, se ha difundido la acusación de que los meteorólogos mienten o manipulan los datos por motivos políticos o económicos. De hecho, el caso más reciente ha requerido de la respuesta de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet), que emitió un comunicado el pasado mes de abril.
Tanto en Twitter como en otras redes sociales, algunos usuarios acusaron a la agencia climática española de provocar una sequía, a la agencia australiana de manipular los termómetros y a la francesa, de magnificar el cambio climático a través de estaciones mal ubicadas.
Bajo el título 'Algunas consideraciones sobre la modificación artificial del tiempo', AEMET desmonta, con datos científicos, cualquier tipo de hipótesis que tenga que ver con la modificación artificial del tiempo. Además, se muestra muy tajante: las estelas de aviones son en realidad el resultado de la condensación del vapor de agua en la atmósfera debido a la combinación de la temperatura, la humedad y el escape de los motores de los aviones.
Por el momento, las explicaciones científicas y las investigaciones han demostrado que los 'chemtrails' no tienen base científica ni evidencia sustancial que los respalde. Asimismo, los análisis de las supuestas muestras de estos rastros químicos han revelado que se trata de sustancias comunes y naturales, como hielo, agua y compuestos atmosféricos normales.
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