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REDACCIÓN
VALENCIA
Lunes, 19 de septiembre 2022
Icono de una era, Isabel II, fallecida tras 70 años de histórico reinado, ha sido honrada solemnemente este lunes 19 de septiembre de 2022 en un funeral de Estado en la Abadía de Westminster en presencia de mandatarios de todo el mundo, antes de ser enterrada en privado en Windsor.
Dando inicio al último adiós a la monarca más longeva del Reino Unido, el féretro, cubierto con la corona, el cetro y el orbe -símbolos de la reina-, ha sido trasladado sobre un carro de la Royal Navy tirado por decenas de marinos. Al son de las gaitas fue seguido a pie por su heredero, el rey Carlos III y los hermanos e hijos de este, además de ser acompañado por militares de tres regimientos cercanos a la reina, hasta la imponente iglesia gótica en el centro de Londres.
No hay que confundir la Corona Imperial del Estado con la corona de San Eduardo, que será la que llevará Carlos III el día de su coronación.
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La corona que ha presidido el funeral es la Corona imperial del Estado, una de las principales joyas de la Corona de la Casa Real británica. Realizada en 1838 para la coronación de la reina Victoria, en el centro de la cruz de la parte frontal lleva un rubí, procedente de una virgen del Monasterio de Santa María la Real de Nájera y que fue llevado a Inglaterra como botín de Eduardo de Woodstock (Príncipe Negro), tras prestar ayuda a Pedro I el Cruel en sus guerras.
La Corona imperial del Estado (Imperial State Crown) se usa fundamentalmente en las coronaciones de los monarcas del Reino Unido y en las ceremonias de apertura del parlamento. Se confeccionó y comenzó a usar en 1838, a partir de la coronación de la Reina Victoria, sustituyendo a la Corona de San Eduardo, más pesada, que únicamente se emplea en el momento de la n propiamente dicha del monarca que accede al trono.
La Corona imperial del Estado tiene una altura de 31,5 cm. y pesa aproximadamente 1,28 kg. Tiene cuatro diademas y se compone de 2.868 diamantes, 273 perlas, 17 zafiros, 11 esmeraldas, y 5 rubíes. En su parte superior se coloca una cruz patada y en su interior una capa de terciopelo.
Ha sido modificada en dos ocasiones: la primera tras la coronación de la reina Victoria, ya que ésta se quejaba del excesivo peso de la corona. Posteriormente fue prácticamente rehecha por la joyería Garrard & Co en 1937, en ocasión de la coronación de Jorge VI.
En el centro del florón con forma de cruz de la parte frontal, lleva un rubí - que en verdad es una espinela-, procedente de una Virgen del Monasterio de Santa María la Real de Nájera (España) y que fue llevado a Inglaterra como botín del Príncipe Negro tras prestar ayuda a Pedro I de Castilla «el Cruel» en sus guerras.
En el centro de la cruz de diamantes sobre la esfera del mundo, también de diamantes, se coloca el zafiro de San Eduardo, que se cree que perteneció a Eduardo el Confesor, y se dice que las cuatro perlas grandes en forma de gota fueron los aretes de Isabel I. El Stuart Sapphire es un zafiro fino de forma ovalada de 104 quilates, una de las Joyas de la Corona de Carlos II.
Bajo el rubí del Príncipe Negro hay un diamante, conocido como «segunda estrella de África», pieza de 317,40 quilates, extraída del diamante «Cullinan».
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