![Día Internacional de la Mujer en Valencia: Valencianas que han escrito la historia](https://s1.ppllstatics.com/lasprovincias/www/multimedia/201803/04/media/cortadas/122289954--624x951.jpg)
![Día Internacional de la Mujer en Valencia: Valencianas que han escrito la historia](https://s1.ppllstatics.com/lasprovincias/www/multimedia/201803/04/media/cortadas/122289954--624x951.jpg)
Secciones
Servicios
Destacamos
ÓSCAR CALVé
Valencia
Jueves, 8 de marzo 2018, 01:43
Menuda responsabilidad. Hoy les escribiré sobre mujeres brillantes y valientes. Sobre mujeres valencianas que han pasado a la historia tras superar enormes zancadillas impuestas por una sociedad dominada por hombres. Mujeres que representan algo que se antoja una obviedad: no es menester la presencia ni de grandes ni de pequeños hombres para encontrar una mujer fascinante. Muchos de sus nombres propios han sido distorsionados o cancelados por una historia escrita por hombres. No se me ocurre ningún colectivo capaz de sobrevivir a tanta discriminación a lo largo de milenios. Desde las culturas paganas de la Antigüedad hasta la actualidad. En teoría este es el momento para un cambio, al menos el inicio para una transformación que amenaza con ser ardua y repleta de trabas. Un cambio que, apenas perfilado, esbozaron, entre otras muchas mujeres, las que a continuación presentamos. El Día de la Mujer se celebrará el próximo jueves. No merece menos. De niño me cautivaban las novelas de la inglesa Enid Blyton. Supongo que a ella le debo mi primera búsqueda en un diccionario y el natural contacto con la sinonimia. Quizá por ella he preferido repetir tantas veces el término mujer. Es una palabra insustituible, por algo será.
Nuestro modesto homenaje comienza a finales del siglo I, en el período de mayor esplendor de la Valencia romana. No es mucho lo que sabemos de la liberta Viria Acte, aunque su nombre fue inmortalizado a través de diversas inscripciones halladas en Valencia. Los libertos eran antiguos esclavos que eran liberados por sus respectivos patronos. Todos los indicios apuntan a que Viria Acte se convirtió en una empresaria de éxito con gran reconocimiento social, toda una hazaña en la época. Pese a ser una mujer casada, pudo dirigir un taller de artistas especializado en la elaboración de esculturas y lápidas que dejó su impronta en el fórum de Valentia. El hecho contrastado es que varios personajes del momento erigieron pedestales dedicados a nuestra protagonista para mostrarse en el mismo foro señalado. Sorprendentemente, no hace falta trasladarse a ningún museo para leer su nombre en un bloque pétreo que cuenta con cerca de dos milenios de antigüedad.
El recuerdo de Viria está parcialmente oculto la catedral de nuestra ciudad. En concreto en la base de uno de los pilares diseñado por Francesc Baldomar para la llamada 'Arcada Nova', el último tramo de la catedral que conecta con el Miguelete y el Aula Capitular. En la Valencia medieval fue habitual la reutilización de materiales de culturas previas a los que se les otorgaba interesadamente nuevos significados. Evocar la legitimación de la conquista cristiana y reforzar la sacra antigüedad de Valencia eran los más manidos. Para ello, era suficiente servirse de epígrafes romanos, aunque no importara mucho su contenido. Pero importa. Hubo más mujeres protagonistas en la época, pero ninguna dejó huellas arqueológicas tan tangibles como Viria.
De empresarias en la valencia romana pasamos a escritoras en la Valencia medieval. En otra ocasión ya les he hablado de Sor Isabel de Villena (1430-1490), por muchos mencionada como la primera escritora en valenciano. Indisolublemente asociada al Monasterio de la Trinidad, escribió una Vida de Cristo donde las mujeres gozaban de un trato increíblemente avanzado para su tiempo. Contemporánea a Sor Isabel de Villena emerge otra escritora cuya vida y obra quedaron sesgadas tempranamente por un brote de peste.
Tecla de Borja (1435-1459), sobrina del papa Alfonso de Borja (Calixto III) y hermana de Rodrigo de Borja (Alejandro VI) también cultivó las letras. Esta gandiense disfrutó de una fantástica formación en diversos campos, algunos de ellos tradicionalmente cerrados a las mujeres. El ya afamado Ausiàs March le dedicó un excepcional poema donde ponderaba tanto la belleza como la inteligencia de Tecla. El poema se conoce como la 'Demanda feta per Mossén Ausiàs March a la senyora Na Tecla de Borja'. La respuesta de la malograda literata fue realmente extraordinaria. Tecla de Borja aclaraba con hermosos versos que poca importancia le daba ella a su supuesta belleza (que al parecer la tenía). Además condenaba a quien sólo viese hermosura física en su ser. Sobre su ingenio, Tecla dejaba a Ausiàs March, el verdadero especialista ('de tots lo més entés'), que opinase. Tecla murió con sólo 24 años. ¿Habría podido alcanzar la fama de Sor Isabel? Sí obtuvo gran reconocimiento en vida la impresora valenciana del siglo XVI Jerónima Galés, ya tratada en otra oportunidad.
Cambiamos de disciplina para dar a conocer a Dorotea y Margarida Joanes. Dos pintoras valencianas que, como a muchas otras a lo ancho del continente, les habría sido prohibido firmar sus obras en las postrimerías del siglo XVI. Ambas hermanas pertenecían a un afamado linaje de artistas de varias generaciones. Eran hijas de Vicente Juan Macip, conocido como Juan de Juanes, el pintor de mayor renombre en nuestra ciudad y el que copó los encargos más relevantes de la zona. Hoy muchos especialistas coinciden en asignar diversas obras de aquel taller familiar a Dorotea y Margarida. Por ejemplo el retablo de las Almas de la parroquia de Santa Cruz de Bocairente, ubicado en la capilla que albergaba el sepulcro de su padre. Durante toda la Edad Media y la Edad Moderna era frecuente que las obras, aunque las firmase un pintor, perteneciesen a un taller multidisciplinar, donde algunos se dedicaban a preparar materiales, otros a dibujar, otras a pintar, etc. Sí, he puesto otras.
Un poema coetáneo de un amigo de la familia Macip advierte que si uno de los hermanos destacaba en pincel y colores, Margarita sobresalía en ingenio y pintura. No me malinterpreten. No escribo que la historia del arte sea una farsa, pero sí advierto que el papel de las artistas fue mucho más importante del que transmiten las escuelas. Aunque sea preciso salir de nuestro territorio, la genial Artemisia Gentileschi bien merece dos líneas. Esta romana es considerada una maestra de la pintura del XVII. Al igual que las Joanes, Artemisia trabajaba en el taller de su padre, pero su capacidad era tal que pronto superó tanto a sus hermanos como a su progenitor. Su vida y obra es digna de novelar, pues ejemplifica como ninguna la capacidad de superación femenina pese a las mayores atrocidades imaginables. Ella sí firmó los cuadros que le encargaron los grandes mecenas europeos durante casi cuatro décadas.
Ser mujer y estudiar medicina a finales del siglo XIX era poco menos que imposible, y así lo fue hasta 1910. No obstante, la valenciana Concepción Aleixandre Ballester se convirtió en la primera licenciada en medicina por la Universidad de su ciudad natal en 1889. Aquel mismo año logró el éxito la conterránea Manuela Solís. Novena y undécima mujeres en graduarse de todo el país. Concepción pidió el ingreso en la Sociedad Ginecológica Española, aspecto que creó gran revuelo incluso en los medios de comunicación. Tras lograr su objetivo -fue la primera en alcanzarlo-, dejaría un enorme legado científico como ginecóloga en forma de artículos y patentes de invenciones. Además de ejercer, Concepción fue una de las tres creadoras de la Asociación Nacional de mujeres médicas y realizó ímprobos esfuerzos para avanzar en derechos femeninos y diversos campos humanitarios.
No hay que mirar muy atrás para mencionar mujeres que rompieron barreras en nuestra ciudad. Precisamente esta semana se daba a conocer un documental de la Policía Local de Valencia. Lleva por título "Promoción del 81" y versa sobre la primera promoción que incorporó a la mujer en el citado cuerpo. Según cuentan ellas, aquel primer año generaban corrillos en su entorno por lo inusitado de la imagen. No les dejaban conducir. Si querían portar pistola las tenían que comprar ellas. El mundo está repleto de grandes heroínas. Incluidas las que «simplemente» soportan una cotidianidad injusta. Seguro que conocen alguna.
La veneciana Christine de Pizan (1364-1430) redactó seis siglos atrás unas palabras que quizá algún día no precisen reivindicación. Hasta que llegue esa jornada: «la excelencia o la inferioridad de los seres no residen en sus cuerpos según el sexo, sino en la perfección de sus conductas y virtudes». Amén.
Publicidad
Iker Elduayen y Amaia Oficialdegui
Jon Garay y Gonzalo de las Heras
Equipo de Pantallas, Oskar Belategui, Borja Crespo, Rosa Palo, Iker Cortés | Madrid, Boquerini, Carlos G. Fernández, Mikel Labastida y Leticia Aróstegui
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.