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La antigua sede del Institut Français en la calle San Valero, antes de trasladarse a Moro Zeit.
La fiebre  por los idiomas se enfría tras lo peor de la crisis

La fiebre por los idiomas se enfría tras lo peor de la crisis

La demanda de estudios y títulos de lenguas extranjeras se estabiliza después de alcanzar incrementos de hasta el 150% entre 2010 y 2014

Paco Huguet

Sábado, 23 de mayo 2015, 00:26

Es una necesidad. Hoy es casi imposible encontrar trabajo sin inglés. Es una gran herramienta para abogados, arquitecto, médicos.», resume Tony Hubbard, director del British Council, el Instituto o Consejo Británico en Valencia. «Se requiere una formación que complete el inglés, porque hoy en día no es suficiente», matizaría Gérard Teulière, su homólogo en el Institut Français.

La demanda de cursos y exámenes certificados de idiomas se disparó con los peores años de la crisis. El aumento del paro devolvió a muchos valencianos a las aulas, no sólo para reforzar la competencias lingüísticas de cara a un trabajo, sino porque la aplicación del plan Bolonia exigía cierto nivel de inglés para estudiar muchos másters u otras titulaciones universitarias.

En la Comunitat, entre 2012 y 2013 se produjo un incremento del 40% en las matrículas para los títulos certificados por la Universidad de Cambridge, que son los más conocidos entre los exámenes internacionales. El año pasado el Brisith Council de Valencia acogió a 9.800 candidatos para obtener este reconocimiento, un 150% más que en 2010. Aunque el más extendido todavía es el First Certificate (FCE o nivel B2), ya se detecta un aumento de los aspirantes a un nivel avanzado de inglés: el llamado C1 en el marco común de la Unión Europea, o CAE en el caso de Cambridge. Pero, tras lo peor de la crisis, en la matrícula de los exámenes de junio de 2015, el British ya ha notado un leve descenso.

La diferencia de estos títulos y los que se obtienen en un centro público español (por ejemplo, la Escuelas Oficiales de Idiomas) es que el PET, el First y el CAE de inglés además de acreditar están «diseñados para gente que quiere estudiar en el extranjero», apunta Hubbard. Al igual que los DELF y DALF de francés, son reconocidos por empresas e instituciones de todo el mundo.

En la oferta pública de formación en lenguas extranjeras también se ha producido un aumento. Concretamente, la Generalitat ofrece a través de las Escuelas Oficiales de Idiomas (EOI) 98.579 plazas en el curso actual, lo que supone un incremento del 66% con respecto a 2010.

Casi la mitad de plazas son de inglés, uno de los idiomas que más ha crecido en las EOI (55% desde 2010-11), junto con francés (49%) y alemán (80%). El número de títulos certificados concedidos por las escuelas también ha aumentado, al pasar de 18.400 en 2013 a 20.330 en 2014.

Reparos a lanzarse con el inglés

¿Cómo es el estudiante español de inglés comparado con el de otros países? «Mi opinión personal, no la del British Council, es que lo entiende más que lo habla. Por ejemplo, los colombianos tienen más confianza a la hora de la expresión oral», comenta Hubbard, quien añade que esta especie de reparos para lanzarse a hablar inglés ya va desapareciendo.

Un punto a favor para muchos españoles es «que si ya hablan dos idiomas es más fácil aprender inglés», destaca en referencia al castellano y al valenciano. No importa demasiado que no sean lenguas germánicas (como el inglés), porque algo similar ocurre con los marroquíes que saben francés y empiezan a estudiar inglés o español, resalta Hubbard.

En este punto coincide el director del Institut Français de Valencia. Gérard Teulière destaca los «mecanismos cognitivos» que se desarrollan al hablar más de un idioma y las ventajas que ofrece la cercanía de las lenguas romance, como el francés y el italiano con el castellano y el valenciano. «Quien habla dos idiomas tiene más facilidad para aprender otros», subraya.

Teulière también ha constatado un «incremento muy importante» a la hora de matricularse para los exámenes certificados por el Institut Français, que es el equivalente al Instituto Cervantes español, un centro dependiente del Ministerio de Educación para la promoción de la lengua y la cultura y la expedición de títulos de conocimiento como idioma extranjero.

El francés ha resistido el empuje del alemán en España de los últimos años y continúa como el segundo idioma más solicitado, «por cercanía y por el turismo».

Un informe de la cadena de noticias financieras Bloomberg considera el francés como la tercera lengua para los negocios, con una puntuación de 51,7, tras el inglés y el mandarín (57) y seguida por el árabe (50,1) y el español (49,2). El estudio, de 2011, combinaba elementos como número de hablantes (como primera lengua), población de los países donde es idioma oficial y penetración en internet, entre otros factores.

Francia resiste al efecto Merkel

Otro estudio del banco Natixis augura que el francés podría adelantar en el año 2050 al inglés, que del 8% pasaría a ser hablado por el 5% de la población mundial, mientras que la lengua de Molière pasaría del 3% actual al 8% con el crecimiento demográfico de los países africanos donde es oficial: de 220 millones a 750. El español aumentaría del 6% al 7% y el mandarín bajaría del 10% al 8%.

El francés es la segunda lengua más demandada en la Comunitat, tras el inglés, y como con el resto de idiomas registró un importante incremento en la demanda con la crisis. Según Christine Comiti, responsable pedagógica del Institut Français en Valencia, en toda España el número de candidatos en sus exámenes oficiales (DELF y DALF) han pasado de los 13.418 en el año 2010 a 21. 191 en 2014, lo que supone un aumento del 58%. Tres cuartas partes de los aspirantes a un título el año pasado, optaban al DELF en su modalidad júnior, para menores de 18 años.

La proporción de candidatos en 2014 en la Comunitat no es muy elevada, ya que hubo 713 personas que se presentaron a un examen oficial. «Durante los peores años de crisis mundial, de 2011 a 2013, venía mucha gente que necesitaba el idioma para ir a Francia o un país francófono: del Magreb, Bélgica, Canadá.», matiza Maxime Hunerblaes, encargado de cursos online del centro. Profesionales de la enfermería, la fisioterapia, la medicina e ingenieros nutrieron este incremento, «y ahora que salimos un poco de la crisis viene menos gente en paro o que necesita el idioma por trabajo».

En el número de alumnos que asisten a sus cursos también se ha producido un descenso. Este año hay unos 800 alumnos. Entre ellos se percibe una mayor exigencia. Antes la mayoría se quedaban en el nivel B1 y ahora triunfa más el B2. «Los requisitos de las universidades francesas son más altos para estudios de máster o postgrado», apunta Comiti.

La primera escuela francesa en Valencia fue creada en 1888. Su actividad fue creciendo en la segunda mitad del siglo XX. En 1977 el colegio se instaló en Paterna y el Institut Français, en la calle Grabador Esteve de Valencia. De allí pasó en 1991 a Ruzafa, a la calle San Valero. Finalmente, en el año 2000 se inauguró el moderno centro de la calle Moro Zeit, en el barrio del Camen.

El alemán duplica su interés

El Centro Alemán nació en la calle María Cristina en 1977. Era el heredero del antiguo Goethe-Institut de Valencia que funcionó en los años 70 y había cerrado sus puertas un año antes. Empezó con una sola aula y unos 25 alumnos, pero fue ampliando su capacidad y desde entonces unos 45.000 estudiantes han asistido a sus cursos.

Actualmente, cuenta con alrededor de 2.000 alumnos en sus cursos. «Hace 5 ó 6 años, antes del 'boom', teníamos unos 1.500 estudiantes y desde hace cuatro años llegamos a casi 3.000. En 2013 fueron 2.800. Ahora vuelve a bajar la demanda», comenta Carlos de Valcárcel, director del centro. El motivo, sostiene, «es la sensación de que la crisis supuestamente esté bajando».

De Valcárcel subraya que con el llamado 'efecto Merkel' hace cuatro o cinco años cambió el perfil del estudiante de alemán. Con la crisis en sus peores momentos en España, los medios dedicaban mucho espacio a la demanda de trabajadores en el país germánico y el programa MobiPro-EU creado por el Ministerio Federal Alemán de Trabajo ayudaba a pagar cursos básicos de aprendizaje del idioma y desplazamientos. Lo que empezaba a demandarse más era titulados en enfermería y en algunas especialidades de Formación Profesional (FP).

«Hace diez años, no había casi ningún alumno sin titulación superior. La gran mayoría eran ingenieros, arquitecto, abogados que no estudiaban alemán por motivos o necesidades laborales», relata De Valcárcel. Con el 'boom' se diversificó el perfil del estudiante de alemán, que sigue siendo un universitario o adulto joven, aunque también hay cursos Júnior, de 11 a 15 años.

Además de los cursos, el Centro Alemán es el único privado que puede examinar y conceder los títulos oficiales. El año pasado, optaron a un diploma certificado 407 alumnos: 107 y 119 de A1 y A2; 87 de B1 y 71 de B2, nivel en aumento. Los avanzados son casi testimoniales: 16 de C1 y 7 de C2.

La enseñanza en Valencia de la lengua y cultura alemana, no obstante, tiene mucha tradición. En 1909 se inauguró en la ciudad el Colegio Alemán, con una subvención que salía de la «caja privada» del káiser Guillermo II. Esta escuela cerró en 1914, con la I Guerra Mundial, y se reabrió en 1926. De nuevo cesó su actividad en 1945 y se retomó en pisos particulares al año siguiente. En 1961 estrenó un nuevo edificio y continuó su trayectoria ya sin tantos azares hasta celebrar su centenario en 2009 y alcanzar los 106 años desde su fundación.

15.000 estudiantes de italiano

El Centro G. Leopardi, dedicado al poeta Giacomo Leopardi, funciona en Valencia desde 1975 con una media de unos 500 alumnos por año, según explica la directora, Laura Volpe. En estos 40 años, cerca de 15.000 estudiantes han pasado por sus aulas. Hasta mediados de la década de 1990, también existía en la ciudad un centro Dante Alighieri, que cerró.

Entre 2009 y la última convocatoria del pasado mes de marzo, el Leopardi ha acogido a 550 candidatos para los diplomas oficiales de la Universidad de Perugia con los exámenes CELI. Aunque en los datos hasta marzo de 2014 (512 exámenes) existen alumnos que se presentaron a diferentes niveles en estos años, el nivel más demandado ha sido el B2 (211 candidatos), seguido del B1 (134) y el C1 (91).

El italiano, comparado con el resto de idiomas es la lengua con mayor número de aspirantes a un nivel avanzado (C1, equivalente en valenciano al Mitjà). «En cuatro años se puede llegar al B2 perfectamente y también tenemos casos de C2 en ese tiempo, con dedicación», argumenta la directora del Centro Leopardi, donde imparten los cursos por cuatrimestres.

«Aunque el italiano tiene más afinidades con el español que, por ejemplo, el alemán o el ruso, los españoles son los que peor lo hablan, porque se confían», advierte la directora del centro oficial. Además, hay un elevado número de 'falsos amigos': palabras o expresiones que se escriben casi igual o de forma idéntica, pero con significados diferentes en cada lengua.

Volpe explica que, tradicionalmente, había dos perfiles básicos entre los alumnos: «La personas que se interesaba por la cultura italiana y las chicas que empezaban relaciones con italianos, de los que fueron 'víctimas' en las playas», bromea la directora del Leopardi. Estas jóvenes después atrajeron a «suegros y demás familia».

Con la llegada de la crisis, como en el resto de casos, «llegan estudiantes por motivos profesionales», ya que, según Volpe, «Italia es tras Alemania el país que más invierte en España. En la Feria y el puerto de Valencia se habla italiano, además de inglés».

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