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Médicos, profesores, empresarios. Mayores, jóvenes… Da igual la dedicación, edad o creencias religiosas. Son muchos los valencianos que guardan en su memoria vivencias personales para las que el paso de los años no trae una explicación razonable. Sean o no paranormales (no habrá manera de saberlo), sean o no proyecciones de su mente, son percepciones que les han marcado.
Esos relatos suelen reservarse o se comparten sólo con personas íntimas, con el convencimiento de que otros no les van a creer. Los testigos temen, a menudo, que duden de su veracidad y se cuestione su razonamiento o estado mental.
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Por eso hemos buceado entre familias valencianas rescatando vivencias desde el respeto, la honestidad y el anonimato (quien lo prefiere). Eso sí, poniendo el filtro en personas completamente cabales que llevan una vida normal y, sencillamente, no pueden encajar lo que vivieron.
Algunas de las experiencias de nuestra serie de relatos se producen en los momentos previos y posteriores al sueño. Como la que nos cuenta Nacho, convencido de que una presencia inexplicable se manifestó en su habitación y hasta hubo un incómodo contacto físico. Esta es su vivencia, en primera persona.
Ocurrió en 2021. Me había separado hace poco y estaba solo en casa. Era invierno. Me metí en la cama bajo el edredón para dormir y cuando aún estaba consciente lo sentí claramente: una mano comenzó a recorrer mi cuerpo, acariciándome suavemente. Primero, por encima de la ropa de cama. A continuación, por mi cuello y mi cara. Era un contacto tan sensual como perceptible.
Estaba boca abajo y me tapé completamente, intentando esconderme de una presencia que no veía pero sentía ahí, a mi lado. No estaba nervioso. No me medicaba y tampoco creo en espíritus ni en fenómenos paranormales. Pero sentía claramente que había algo. Que había alguien.
Abandonando mis temores, recuerdo que con voz calmada solté al aire: «Sé que estás ahí, pero me gustaría que te fueras. No te tengo miedo». Yo estaba completamente despierto. Automáticamente, la presencia desapareció.
No pensé si era hombre o mujer, joven o mayor. No volví a sentirlo nunca más. En la casa no había vivido nadie antes que yo. Y no he vuelto a vivir jamás esa sensación. Pero sé que ese día fue real.
Nacho sintió como real aquel contacto y nadie más puede saber realmente qué sucedió en su dormitorio. Sin embargo, para buscar una interpretación sobre esta experiencia o casos parecidos vividos en momentos previos al sueño acudimos a una experta. Es Marisa Morell, neurofisióloga especialista en sueño del Hospital Quirónsalud Valencia. Esta es su reflexión ante la vivencia:
Ocurren experiencias anómalas en el momento en que las personas se están quedando dormidas o cuando se despiertan del sueño. Este momento en que se producen nos hace sospechar su posible relación con algún trastorno del sueño y lo que se conoce como parasomnias.
Son eventos físicos indeseables o experiencias que ocurren durante el adormecimiento, el sueño o el despertar. Pueden producirse en fase REM o NREM o en las transiciones de o desde el sueño. Incluyen movimientos complejos, comportamientos, emociones, percepciones, ensueños...
Dentro de las parasomnias del sueño REM podemos encontrar una entidad denominada parálisis del sueño. La parálisis del sueño es una sensación de inmovilidad breve que aparece al inicio de sueño (forma hipnagógica) o al final del mismo (forma hipnopómpica).
Frecuentemente se acompaña de alucinaciones auditivas, visuales, táctiles y sensación de pánico. Todo esto hace que sea una experiencia muy desagradable y difícil de olvidar para quien la ha padecido. Este fenómeno se ha incluido dentro de los estados disociados del ciclo vigilia-sueño y puede ocurrir como un episodio aislado en personas sanas, como episodios de repetición de transmisión genética o como uno de los síntomas típicos de la narcolepsia.
Aunque la prevalencia exacta de esta parasomnia es desconocida en la población general, se estima que ocurre por lo menos una vez en la vida en el 40-50% de sujetos normales.
Las alucinaciones son los principales síntomas asociados a la parálisis del sueño. Se definen como experiencias oníricas similares al sueño o indistinguibles del mismo, es decir, fenómenos sensoriales generados por una desregulación entre la fase de sueño REM y la vigilia que el sujeto percibe como reales.
Nacho refiere una presencia, acompañada de sensaciones táctiles, y esta es una asociación bastante frecuente en este tipo de alucinaciones. El momento es el inicio de la noche. Situaciones de estrés, como el momento reciente después de una separación, se relacionan con estos episodios. Los casos ocasionales de parasomnias no requieren tratamiento farmacológico y hay que tranquilizar e informar de su buena evolución.
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