¿Por qué 2023 es un mal año para encontrar pareja?

En pleno periodo electoral, un estudio desvela que discriminamos a nuestros pretendientes si tienen otra ideología

M. Hortelano

Valencia

Viernes, 10 de febrero 2023

Si eres de los que llegan a este San Valentín sin pareja, lamento decirte que el actual ciclo político no juega a tu favor. La Comunitat está a punto de zambullirse en un calendario de infarto, con hasta cuatro elecciones en un año, que ... amenazan con monopolizar todas las tertulias, conversaciones de bar, y hasta las comidas familiares. Con unas municipales y autonómicas, en mayo; unas generales a final de año, y unas europeas en la primavera del año que viene, la política se dispone a teñirlo todo de rojo, azul, verde, morado y naranja. En concreto, los colores de los principales partidos que se jugarán las alcaldías, diputaciones y Generalitat con el cambio de estación. Si ya de por sí, la política suele ser mala invitada a los eventos sociales, la polarización juega en contra de Cupido en este San Valentín.

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Y es que un estudio sociológico a partir de la II Encuesta Nacional de Polarización Política (publicada cada año por el grupo especial de Investigación CEMOP de la Universidad de Murcia), existe discriminación social por razones partidistas a la hora de enfrentarnos a una relación amorosa. Es decir, que los polos opuestos, al menos en lo que a ideología se refiere, no sólo no se atraen, sino que se repelen. Según las conclusiones del estudio, en el que han participado 1.236 encuestados, y hecho público por la universidad, las personas se sienten más cómodas al mantener relaciones (o que las mantengan sus hijos) con otras de idéntica ideología antes que con personas de la opuesta. No sólo eso, es que según el análisis de los cuatro principales partidos a nivel nacional, existe animadversión hacia los votantes o simpatizantes de las formaciones que están en el otro extremo a la nuestra, que supondrían un muro a la hora de enamorarnos.

Para los votantes de Vox, por ejemplo, tener un lío con un simpatizante de Unidas Podemos es poco deseable, como demuestran los datos del grado de correlación, que está en negativo (-0,399), la combinación más desfavorable de este sudoku del amor. Al revés, si el votante es de Unidas Podemos, su antipatía hacia un posible escarceo con alguien del partido de Santiago Abascal genera un pelín menos de rechazo, aunque es la formación con la que menos iniciarían una relación (-0,198).

El 'match' es más sencillo si decidimos emparejarnos con alguien que comparte nuestra ideología y vota a nuestro mismo partido. Tanto si nosotros somos la pareja como si somos los suegros. Pero, hasta para eso hay diferencia, porque para los votantes de partidos de izquierdas es menos determinante liarse con alguien que vote a su mismo partido. Para los afines al PSOE existe una correlación de 0,173 para tener una pareja que comulgue con ese partido, y para los de Unidas podemos, la cifra es de 0,202. Sin embargo, si votan a una formación de derechas, tener un cónyuge o un yerno o nuera de la misma ideología cobra más importancia. En concreto, el doble que si eres progresista. Un 0,336 y un 0,404 en caso de ser del PP y ligar con alguien de ese partido y con ser de Vox e iniciar una relación con alguien del partido de derecha populista.

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Y es que lo que está claro es que a la hora de ligar preferimos a los que piensan como nosotros porque la identificación partidista configura una serie de pensamientos sobre el otro, ciertos o no, que generan respuestas hostiles hacia la gente con la que no nos identificamos.

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Si lo analizamos por bloques ideológicos, el conservador (formado por PP y Vox) tiene un mayor sentido identitario que el progresista (de PSOE y Unidas Podemos). Sin embargo, a la hora de desconfiar de quienes piensan distinto, la izquierda tiene más prejuicios respecto a relacionarse con personas de derechas. Las actitudes de intolerancia y animadversión, dice el estudio sociológico, son universales. Pero la ciudadanía identificada con posiciones más progresistas es más intolerante y está en un nivel de polarización afectiva mayor que el resto. Y en eso, la política juega un papel muy importante, junto con el sentimiento de unidad territorial. España, sin ir más lejos, está en el puesto más alto de polarización afectiva respecto a nuestros países vecinos, según una investigación publicada por Cambridge University Press.

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Así que en los próximos meses, la mejor táctica para encontrar pareja, si aún no la tienes, va a ser esquivar cualquier conversación política. Algo un pelín complicado con lo que está por venir. Sólo hay que echar un vistazo al calendario. Aunque siempre hay excepciones, como demuestran algunas parejas del panorama político real o de la ficción. La exlíder de Ciudadanos, Inés Arrimadas, es pareja de un exdiputado de CIU. O en la serie The Good Fight, Diane Lockhart, activista demócrata y defensora de las causas justas, es pareja de Kurt McVeigh, del círculo de Trump y miembro de la Asociación del rifle. Curiosas excepciones en un marasmo de parejas del mismo signo político. No hace falta, de hecho, salir de la Comunitat para refrendar que la política influye a la hora de elegir pareja. Parejas, tíos y sobrinas, hermanos, hijos y primos forman el árbol genealógico en activo de las principales instituciones valencianas, siempre con personas que pertenecen al mismo partido político.

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