
J. A. MARRAHÍ/J. MARTÍNEZ
Miércoles, 11 de enero 2023
Maje, la conocida como viuda negra del crimen de Patraix, está embarazada de tres meses. La reclusa cumple condena en la cárcel de Picassent por convencer a su amante, Salva, para que matara al marido de ella hace ya más de cinco años. Tras el terrible plan que urdieron, Salva asestó ocho puñaladas al ingeniero en su garaje de la calle Calamocha de Valencia. El crimen marcó la crónica negra valenciana por el retorcido plan y por ser sus autores dos personas sin antecedentes delictivos y enfermeros de un hospital privado.
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La Policía Nacional arrestó a María Jesús M. C. y su amante tras una ardua investigación, y la Audiencia Provincial de Valencia la condenó a 22 años de prisión. Cinco años después de ingresar en la cárcel, fuentes penitenciarias han confirmado que Maje se ha quedado embarazada de un recluso.
Su actual pareja estable entre rejas es David M. R., que cumple pena por un delito de asesinato. El reo ya ha alcanzado la condición de tercer grado penitenciario y dejará la prisión de Picassent mucho antes que Maje, puesto que este año liquida su condena.
La asesina de Patraix comparte celda con televisor con otra reclusa en el módulo número 22 de mujeres y realiza tareas en la panadería de la prisión, pero desde su embarazo y unas dolencias de espalda ya no levanta peso ni hace grandes esfuerzos físicos.
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Su actual pareja, David, de 38 años de edad, cumple condena por otro cruento crimen que conmocionó la comarca de la Ribera hace más de una década. Al igual que en el caso de Maje, fue cometido con otro implicado. La víctima, Hugo Sáez, un joven que apareció cosido a puñaladas y hundido en el río Júcar con una bombona de butano atada a los pies en mayo de 2008. Lo trasladaron allí envuelto en una sábana.
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Tras una ardua y meticulosa investigación del Grupo de Homicidios de la Guardia Civil, David fue arrestado e incriminado con pruebas contundentes junto con un colega y coautor. Acabó en prisión provisional en junio de 2008 por orden de un juzgado de Sueca, como publicó en su día LAS PROVINCIAS. Fue, según las pesquisas, un asunto vinculado a una disputa por drogas.
La instrucción avanzó y, finalmente, David y el otro homicida se sentaron en el banquillo de los acusados el 20 de febrero de 2012. Tras el juicio en la Audiencia de Valencia, el tribunal popular declaró culpables de homicidio a los dos sospechosos. Poco después se impuso a los dos criminales una pena de 15 años de cárcel, además de una indemnización de 132.000 euros a los familiares de Hugo.
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Relaciones sexuales entre rejas
Según describen funcionarios de prisiones consultados por este diario, no es extraño que se formen parejas entre reclusos. La vida entre rejas y las experiencias comunes en Picassent han dado como fruto varias relaciones sentimentales que acaban con noviazgos y hasta con hijos.
Si bien la vida individual se realiza en módulos separados por sexos, no se trata de un aislamiento completo que impida el contacto personal. Existen un sinfín de actividades en la cárcel a lo largo del año en las que se relacionan hombres y mujeres: polideportivo, piscina, recitales, conciertos, jornadas formativas u otras actividades culturales destinadas a la reinserción. Fue en uno de estos entornos en los que, al parecer, se conocieron Maje y David.
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En cuanto a las relaciones sexuales dentro de un centro penitenciario, dos reclusos que conforman una relación, bien sea gestada antes de entrar en prisión o después mediante cartas, pueden mantener un vis a vis al mes, pero siempre en las condiciones marcadas por la dirección de la cárcel. Antes de esos encuentros íntimos, tienen permiso para flirtear o pasear una vez a la semana en el polideportivo.
¿Qué futuro espera ahora a la viuda asesina de Patraix? Si la gestación llega a buen término y Maje decide cuidar a su recién nacido entre rejas, cuando lo alumbre será trasladada a la cárcel de Fontcalent. Cabe destacar que la mujer es originaria del municipio alicantino de Novelda, donde reside su familia.
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Hace alrededor de tres años se eliminó en Picassent la unidad penitenciaria en la que madres reclusas podían convivir con sus bebés hasta los tres años, pero se mantiene en el centro alicantino, de ahí el probable traslado.
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