Mandarinas: el arma definitiva para que tu gato no destroce el árbol de Navidad

Los gatos son animales curiosos por naturaleza, a la vez que juguetones, por ello no es de extrañar que durante estas fechas en las que todas las casas se preparan para dar la bienvenida a la Navidad los adornos, las guirnaldas y las figuritas se conviertan en sus juguetes preferidos.

Pero si existe algo en especial que llame la atención de los felinos es el árbol en su conjunto, con sus luces y sus llamativas y brillantes bolas, que en la mayoría de los casos acaban por el suelo después de golpearlas con las patitas.

Resulta muy complicado poder controlar los impulsos de un gato, ya que necesitan saltar, cazar, trepar, investigar y tocar para descargar todo el estrés, y por ello es casi imposible evitar que acaben destrozando nuestro abeto ya que todo en su conjunto les llama la atención.

Sin embargo, existe un truco definitivo que les hace mantenerse alejados evitando que acaben abalanzándose por completo sobre él. Así lo ha demostrado una usuaria de las redes sociales que ha compartido su efectiva argucia a través de su cuenta de Facebook. Su nombre es lrene Olocco, el de su felino Víctor.

Todo comenzó cuando Irene, de manera casual, estaba jugando con Víctor y se puso a comer una mandarina. «En ese momento, el gato siseó y salió corriendo», ha relatado. Pero Olocco no le dio importancia a esta reacción hasta que llegó el momento de poner el árbol de Navidad. Y es que Víctor, de 5 años, robaba las bolas del árbol y destrozaba los adornos.

Según cuenta Irene, un año se acordó de la reacción que tuvo el gato con la mandarina y decidió hacer un experimento: colocar piezas de la fruta en los lugares y muebles de casa en los que no quería que se subiera el animal. Y funcionó. A partir de ese momento, Irene colocó mandarinas alrededor del abeto para evitar que Víctor jugara con él. El gato ni se acercó y la decoración se salvó de acabar destrozada o tirada por el suelo.

Este descubrimiento de Olocco lo avalan varios estudios, que indican que los gatos no soportan el olor de los cítricos porque es demasiado fuerte e intenso.