B. S.
Sábado, 5 de febrero 2022, 01:03
Los gatos son mascotas que aportan compañia y amor. No obstante, compartir casa con un felino es toda una responsabilidad. Los que tengan uno pueden dar fe de ello. Estos animales tienen muchas manías y tenemos que adaptarnos a ellas para que la convivencia sea lo más fácil posible.
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Y es que los gatos son, por naturaleza, de lo más territoriales. Les gusta marcar objetos de la casa e, incluso, a sus dueños para defender su propiedad. Adoran tener su espacio y su intimidad. No obstante, aunque, en ocasiones, parezcan de lo más ariscos, necesitan sus dosis de cariño y atención, sobre todo, cuando están solos en casa todo el día. Por eso, cuando te echa de menos, notarás que tu mascota te persigue a todas las partes de la casa, incluso, cuando vas al baño. También disfrutan durmiendo con sus dueños, aunque es una práctica a la que no se deberían acostumbrar. Su ciclo de sueño puede verse alterado. Además, aunque no seamos alérgicos a los gatos en un principio, llevarnóslos a la cama puede descencadenar en una serie de enfermedades respiratorias.
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A diferencia de los perros, los gatos no necesitan pasear por la calle, puesto que detestan salirse de su zona de confort. Además, no son animales sociables por lo que no tienen la necesidad de relacionarse con gatos desconocidos.
Quien tenga un felino como mascota, sabrá lo especial que es. Los gatos tienen un comportamiento único y, a veces, impredecible. Una prueba de ello es el momento del baño, que se convierte en toda una lucha entre el dueño y el animal.
Otra peculiaridad de los felinos es que son muy inquietos y curiosos. Además, son muy ágiles, por lo que no dudarán en trepar por todas las partes del hogar. A los gatos les encantan las alturas; se sienten más seguros y pueden observar posibles peligros. Por eso es normal ver a tu mascota buscando los lugares más altas de la casa.
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Es normal que te encuentres a tu gato trepando por las cortinas, los sofás, los armarios y hasta en la encimera, algo poco higiénico. Para evitar que se suba a esta parte de la cocina, existe un truco de lo más sencillo.
Basta con cubrir la encimera con papel de aluminio. A los gatos no les gusta la sensación de tener papel de aluminio debajo de sus patas y odian el ruido que hacen al frotarse con él. Por eso, en cuanto se suba a la encimera y pise el papel, rápidamente saltará para bajar de nuevo al suelo.
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