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Así intentan los gatos dominar a sus dueños sin que se den cuenta

Así intentan los gatos dominar a sus dueños sin que se den cuenta

Si algo está claro es que un gato no obedece: negocia. Y lo hace en sus propios términos

Domingo, 6 de abril 2025, 00:59

Pocas criaturas despiertan tanta fascinación como los gatos. Enigmáticos, silenciosos y, en ocasiones, aparentemente distantes, han acompañado al ser humano desde hace miles de años, no como animales serviciales o sumisos, sino como compañeros que caminan a su propio ritmo. Su aura de misterio, sus rutinas meticulosas y su mirada penetrante les han valido la etiqueta de 'animales místicos' en distintas culturas. Incluso hoy, en plena era digital, siguen siendo motivo de estudio para etólogos, veterinarios y amantes de los animales que intentan descifrar su lenguaje sutil y sus intenciones, a menudo veladas.

Una de las grandes preguntas que se repite entre quienes conviven con un gato es si realmente ellos nos ven como sus iguales... o como algo inferior. A diferencia de los perros, cuya actitud suele ser abiertamente afectuosa y jerárquica (con el dueño como figura de liderazgo), los gatos funcionan con códigos propios. Y no es extraño que muchas de sus conductas escondan un mensaje de dominio o, al menos, de control sobre su entorno. Porque si algo está claro es que un gato no obedece: negocia. Y lo hace en sus propios términos.

En este marco se inscriben una serie de comportamientos que, según diversos estudios y observaciones clínicas, pueden interpretarse como intentos de dominar a su dueño o al menos marcar territorio dentro del hogar. No se trata de invenciones ni supersticiones: la ciencia del comportamiento animal ha identificado patrones que revelan cómo los gatos utilizan ciertos gestos y hábitos para imponer su presencia.

Marcar con la cabeza y el cuerpo

Cuando un gato se frota contra tus piernas, tu cara o tus objetos personales, no solo está mostrando afecto. Está, literalmente, marcando territorio. Las glándulas que tienen en la cabeza, la barbilla y los flancos liberan feromonas que les ayudan a identificar lo que es 'suyo'. Si lo hace contigo, está enviando un mensaje claro: «este humano me pertenece».

Sentarse sobre tus cosas (justo cuando las necesitas)

Abrir el portátil, una revista o una caja suele atraer instantáneamente al gato, que no duda en tumbarse encima. Este comportamiento no solo responde a una cuestión de curiosidad o comodidad. Según diversos etólogos, es una forma de interferir en tu atención y reclamarla. Quiere que sepas que él manda y que tu concentración debería estar en él, no en el trabajo.

Interrumpirte cuando hablas por teléfono

No falla: en cuanto suena el móvil y te pones a hablar, tu gato aparece. Puede maullar, subirse encima o incluso tratar de morder el cable de los auriculares. Este comportamiento, observado en numerosos estudios de comportamiento felino, forma parte de una estrategia de reconducción de atención: si no está en el centro, sentirá que pierde el control de la situación.

Despertarte (aunque no sea la hora)

Muchos gatos adoptan el hábito de despertar a sus dueños antes del amanecer, caminando sobre ellos, maullando o incluso lanzando objetos al suelo. Este gesto, aunque puede estar relacionado con el hambre o la rutina, es también una forma de ejercer poder: el gato decide cuándo se inicia el día. Si cedes, consolidará ese comportamiento.

Ignorarte... cuando te necesita

El juego de poder felino se despliega también en el plano emocional. Un gato puede pasar horas sin prestarte atención, solo para aparecer de repente con un maullido lastimero. Esta alternancia entre cercanía y desdén genera un vínculo de dependencia que muchos comparan con el refuerzo intermitente. En otras palabras: cuanto menos predecible es su afecto, más intensamente lo buscamos.

'Amasar' sobre ti

Cuando un gato amasa con las patas sobre ti, reproduce un gesto de la infancia, vinculado a la lactancia. Pero también establece una conexión de confianza y pertenencia, similar a la que tendría con su madre. Si lo hace contigo, probablemente se sienta en posición de 'autoridad afectiva', y tú formas parte de su núcleo más íntimo… bajo sus reglas, claro.

Mirarte fijamente sin pestañear

La mirada de un gato es hipnótica, pero también un arma de poder. Cuando te observa en silencio durante un largo rato sin apartar la vista, está estableciendo una posición de vigilancia o control. Si tú desvías la mirada antes, lo interpretará como una señal de sumisión. El lenguaje ocular en los gatos es clave para establecer jerarquías, incluso con los humanos.

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