- ¿Qué es lo mejor de trabajar en esta época del año? Estar en contacto con la naturaleza es el mayor lujo
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- ¿Y lo peor? Evidentemente que cuando los demás estan de vacaciones, tú estás trabajando
Durante la cuarentena, muchos ... sucumbieron a la tentación de tener un perro, un privilegio y una alegría que se mantiene también en el invierno, cuando el frío y los planes de peli y manta son los que más apetecen. Sin embargo, en los meses más calurosos del año, los de las adoradas 'vacaciones de verano', lo de tener perro se complica un poco. Viajes, planes, y el coche de aquí para allá. Muchos dueños necesitan un lugar donde dejar a sus mascotas y en esta tesitura, encontramos a Esteban Martí, de Can11, en Valencia. Esteban lleva más de 14 años dedicándose al mundo canino, un giro profesional que él califica como uno de los mejores cambios de su vida. «Vivía encerrado en cuatro paredes y no me llenaba en absoluto», confiesa. Ahora, reside en un chalet en el monte donde acoge a los perros, y esas cuatro paredes han dejado de serlo para convertirse en árboles.
Ha llegado a hospedar hasta cinco animales, pero está esperando el permiso del núcleo zoológico para transformar su casa en el hotel perfecto. El tiempo y los motivos por los cuales los perros se quedan con Esteban son tan variados como los propios caninos. Desde los clásicos casos que dejan a su mascota solo en verano hasta parejas que se separan y están decidiendo 'quién se queda con el perro' o personas que se mudan de ciudad. Un ejemplo memorable fue el de un joven que se trasladaba a Madrid por trabajo, mientras tanto, el perro se iba a alojar con Esteban pero en el último momento, le envío un mensaje diciendo: «Estoy haciendo la maleta y estoy llorando. Me lo llevo a Madrid», declaraba el dueño. A Esteban no le extrañó ya que es de esos de los que está más a gusto con los animales que con las personas.
No obstante, no siempre fue así, su historia con los perros empezó con el pie izquierdo. Con tan solo 12 años le mordió un pastor alemán, raza que, irónicamente, se convertiría en su favorita. Tuvo que ir al hospital debido a la gravedad del asunto y salió con una cicatriz de 40 puntos. Cualquier niño de esa edad no volvería a acercarse a un animal de cuatro patas en su vida pero este no fue el caso de Esteban que además de dedicarse a cuidarlos profesionalmente, tiene dos propios. La última incorporación a su familia es Cora, una cachorrita de un mes y medio que ya le ha destrozado la casa entera. «Un perro te va a romper todo, menos el corazón», bromea Esteban. Cora se ha convertido en su entretenimiento las 24 horas del día, y aunque no le falta de nada, confiesa que lo que sí le falta es sueño.
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Aún así, le merece la pena porque adora su oficio. Lo que más disfruta es «estar en la naturaleza, no tener que responder a nadie y trabajar con animales», explica. Bastantes años después del mordisco que sufrió de niño, conoció a Ache, que se convirtió en su compañero inseparable, su mejor amigo. Empezó a llevarlo a concursos de belleza, donde incluso ganó el primer premio en el campeonato de Málaga de 2012. Desde entonces, Esteban ha estado formándose continuamente, asistiendo a cursos de adiestramiento y siendo autodidacta. «Me paso el día en Internet aprendiendo cosas porque siempre hay alguien que sabe más que tú», confiesa. De hecho, antes de que llegue un nuevo perro a su cuidado se informa sobre la raza y sus necesidades específicas.
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Ha tenido de todo, desde chihuahuas, mastines, gran daneses o beagles. «Prácticamente todas las razas del mundo», apunta con orgullo. Y así como la variedad de razas, también lo son las situaciones que enfrenta en su día a día. Recientemente, tuvo un problema con dos mastines hermanos pesando cada uno 60kg. «Uno de los dos era dominante y empezó a pelearse con el otro», explica. Ante ese incidente, no podía intervenir físicamente y resolvió el conflicto echando agua. Además de parar peleas, Esteban ha hecho de veterinario. En otra ocasión, un husky de 40kg, tuvo un ataque epiléptico. Afortunadamente, Esteban tenía a mano el tratamiento necesario y pudo salvarle la vida. Sin embargo, para él, los perros le han salvado la suya. «Te enseñan a querer de manera incondicional, desde el corazón. Por eso, este trabajo es mi vocación y aunque me quede sin vacaciones para mí, no es un sacrificio».
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