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Clara Alfonso
Valencia
Jueves, 28 de septiembre 2023, 00:35
La ducha diaria es una de las rutinas más sagradas que todos seguimos religiosamente. Nos sentimos frescos, renovados y preparados para afrontar un nuevo día. Pero, ¿qué pasa con la parte del secado? El acto de secarse después de una relajante ducha parece ser una tarea simple y rutinaria en nuestras vidas diarias. Sin embargo, rara vez reflexionamos sobre la importancia de hacerlo de manera adecuada y cómo nuestras acciones pueden afectar nuestra salud.
Según diversos expertos en salud y alergólogos, una de las claves fundamentales para un secado adecuado es seguir un orden específico. En un vídeo de Bussines Insider, el inmunólogo del Summit Medical Group of Berkeley Heights, Kerry Lebenger, explica que el secado debe comenzar en la parte superior del cuerpo y finalizar en la parte inferior, en dirección descendente. Pero, ¿por qué esta dirección? La respuesta radica en la cantidad de bacterias que se acumulan en diferentes áreas de nuestro cuerpo.
En condiciones normales, la parte inferior de cuerpo, que incluye los pies y la zona genital, es una de las áreas con mayor presencia de bacterias. Al secarnos en orden ascendente, es decir, primero las piernas y los pies, luego el torso y, finalmente, la cabeza y el cabello, podríamos estar extendiendo las bacterias de estas áreas hacia las partes más limpias. Por lo tanto, es esencial evitar secar, por ejemplo, nuestro cabello con la misma toalla que hemos utilizado en nuestros pies o zona genital. Este simple cambio en el orden puede marcar una gran diferencia en la prevención de la propagación de bacterias.
Otro aspecto importante para evitar la acumulación de bacterias en tu toalla es eliminar el exceso de agua y células muertas del cuerpo antes de utilizarla. Al salir de la ducha, puedes utilizar tus manos para retirar el agua acumulada en tu piel y cabello. Esto ayuda a reducir la cantidad de líquido que la toalla debe absorber y evita que se convierta en un caldo de cultivo para las bacterias.
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A continuación, procede a secarte de abajo hacia arriba, siguiendo el orden mencionado anteriormente. Ten en cuenta que, durante el proceso de secado, la toalla recogerá células muertas de la piel y otros fluidos corporales que son invisibles a simple vista. Estos elementos proporcionan un ambiente propicio para el crecimiento de bacterias y microorganismos.
Una vez hayas terminado con el secado, es muy importante que te asegures de que la toalla se mantenga seca, ya que la humedad y el calor son condiciones ideales para la reproducción de bacterias. Es por ello que, después de cada uso, se recomienda colgar la toalla en un lugar con ventilación donde pueda secarse por completo.
Mantener nuestras toallas de baño limpias es esencial para garantizar una higiene adecuada en nuestra rutina diaria. La frecuencia con la que debemos lavarlas depende, inevitablemente, del uso que se les dé. No obstante, lo más recomendable es meterlas en la lavadora, como mínimo, una vez a la semana.
La mejor forma de lavarlas, eliminando las bacterias por completo, es usando la lavadora y ajustar la temperatura a 60°C. Después, escoge un detergente de calidad que esté formulado específicamente para eliminar gérmenes y bacterias. Asegúrate de seguir las instrucciones de dosificación en la etiqueta del detergente para obtener los mejores resultados.
Conseguirás mejores resultados si lavas las toallas por separado y no las mezclas con ninguna otra prenda, para evitar la contaminación cruzada. Una vez que el ciclo de lavado haya terminado, asegúrate de secar las toallas completamente, ya sea al aire libre o en la secadora, ya que la humedad residual puede ser un caldo de cultivo para las bacterias.
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