![La moda de casarse con uno mismo: «Sí, me quiero»](https://s1.ppllstatics.com/lasprovincias/www/multimedia/201802/05/media/cortadas/boda-kyzH-U50896708675DdF-624x385@Las%20Provincias.jpg)
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ANTONIO PANIAGUA
Lunes, 5 de febrero 2018, 14:24
Sabíamos de un coreano que se casó con una almohada y de un hombre que contrajo nupcias con un árbol. Creíamos haberlo visto todo en la cosa matrimonial cuando ahora nos damos de bruces con un caso extremo de amor propio. La española Ana Isabel González organizó hace siete años un bodorrio con una treintena de invitados. Novio, ¿para qué? Ella se casaba consigo misma. Lo raro no es jurarse amor eterno, lo verdaderamente misterioso es saber qué hará Ana Isabel si decide partir peras. La sologamia, también llamada automatrimonio, es una de las nuevas tendencias de exaltación del ego. Quienes optan por ella saben que su enlace no genera efectos legales. Pero, aun así, no hay mayor signo de autosuficiencia que llevarse uno mismo al altar. Es proclamar a gritos que mejor solos que mal acompañados.
Ana Isabel González, de 39 años, maduró durante largo tiempo darse el ‘sí, me quiero’. No sufría problemas de soledad porque tenía novio. Después de su autoboda se ha emparejado con otros hombres, lo que indica que su experiencia no es un asunto de narcisismo enfermizo. Cuando decidió amarse y respetarse en la salud y la enfermedad, estaba haciendo un curso de terapeuta en la escuela Gelstat y necesitaba dar un gran paso que la reconciliara consigo misma. Al cabo de los años de su consentimiento no solo no se arrepiente, sino que renovaría los votos. De hecho, aconseja encarecidamente a todo el mundo que siga su ejemplo. «Fue casi una boda gitana porque duró tres días», dice González, fundadora de una empresa de risoterapia (Risasana.com). «No hubo lista de bodas y cada uno se debía pagar el menú. Por mi parte, a cada invitado le regalé una botella de vino con una nota personalizada en la que explicaba por qué era importante su presencia», señala esta psicoterapeuta de Tarragona.
Sí, en cambio, hubo anillo, aunque prefirió no vestir de blanco. Optó por lucir un vestido de color lila que trasformó para la ocasión. «Una persona que se quiere a sí misma es más fácil que quiera a los demás». Para Ana, no todo ha sido, sin embargo, un camino de rosas. «He estado a punto de separarme. No de divorciarme, porque eso sería un poco ‘heavy’. Me enfado mucho con frecuencia, tengo mucho carácter y a veces doy miedo, aunque, por lo general, soy encantadora. Casarme me ha dado plenitud y aceptarme tal y como soy».
Ana Isabel no ha sido la primera persona, ni será la última, en pasar por vicaría sin más compañía que su sombra. Es un fenómeno del que se tiene noticia al menos desde 1993, y del que se habla en series como ‘Sexo en Nueva York’. Los admiradores de Sarah Jessica Parker recordarán ese capítulo en que, tras asistir a una de esas fiestas a que tan aficionados son los americanos y que sirven para celebrar la inminente llegada de un bebé, el personaje se da cuenta de que ha perdido un par de zapatos Manolo Blahnik. Entonces, Carrie Bradshaw se percata del dineral que ha gastado en agasajos a terceros. Así que decide darse un homenaje y anunciar su enlace con su yo más querido. Parece que ese capítulo lo vio mucha gente, porque desde entonces se viene produciendo un constante goteo de autocasamientos. Se sabe muy bien cómo empieza, aunque no tantos se atreven a imaginar cómo es una noche de bodas más solo que la una.
Distinto es el caso de la italiana Laura Mesi, quien estuvo unida a otra persona durante doce años. Tras una ruptura dolorosa, se prometió que si no encontraba a su alma gemela antes de los 40 años, se casaría consigo misma. Que fuera sola al altar no quiere decir que la ceremonia fuera desangelada. Todo lo contrario, se embutió en un vestido blanco, mandó imprimir un montón de invitaciones, montó una fiesta por todo lo alto y cortó una tarta de tres pisos.
La BBC investigó el asunto del automatrimonio y descubrió que es una moda floreciente. En mayo del año pasado, el italiano Nello Ruggiero se casó felizmente con Nello Ruggiero. Hasta en Japón existe una agencia de bodas que organiza enlaces para mujeres solteras que no necesitan a nadie. Es una modalidad que encuentra adeptos en todo el mundo. En Estados Unidos, la web I Married Me (Me casé conmigo) vende anillos y tarjetas con mensajes para autoseducirse. Pese al riesgo de caer en la neurosis, la egoboda es una solución más a una autoestima en crisis.
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