Aires nuevos en la moda valenciana

Abrirse camino en el mundo de la moda no es fácil, son muchos los valientes que apuestan por intentar alcanzar su sueño y poder diseñar su propia colección; hay que trabajar duro para alcanzar el éxito. En la actualidad, la industria de la moda es muy diversa, cambia constantemente, influye directamente en la sociedad y sobre todo en los jóvenes, la moda se reinventa y las tendencias cambian de un día para otro, todo va muy rápido. La alta costura es accesible solo para algunos privilegiados, la venta online crece y la competencia en el mundo low cost es más fuerte cada día. La moda avanza a un ritmo frenético.

Detenerse, respirar y volver a ver diseños nuevos es algo fascinante, por eso mi apoyo y admiración cuando se celebran este tipo de certámenes como el del pasado sábado en el Centro del Carmen de Cultura Contemporánea, Art en Blanc. Reconozco mi interés por estas iniciativas donde participan noveles diseñadores de la Comunidad Valenciana, en el que se les da la oportunidad de desfilar y mostrar sus colecciones en un espacio único, el del claustro del museo.

Pudimos ver volúmenes nuevos, sastrería de vanguardia, clásicos renovados, algunas faldas para hombre, algo que todavía está alejado de la calle pero que cada día tiene más aceptación entre los jóvenes que no tienen ningún problema en vestir con ropa sin género, sin condiciones alejada de los estereotipos. La sensación era de libertad, nuevas formas de expresión se dieron cita y eso se palpaba en el ambiente, con un público que, como yo, observaba a los modelos que desfilaban con paso firme mostrando siluetas renovadas llenas de frescura y luz, aires nuevos en una pasarela que apuesta por nuevos creadores.

Me llamó la atención el final de los desfiles, el carrusel y la salida de los diseñadores. ¡Estaban pletóricos! Esas caras de felicidad de haber mostrado su trabajo lo decían todo. Mi más sincera enhorabuena a todos, sé que el camino no es fácil pero valió la pena conoceros y ver vuestras creaciones, a base de lucha y esfuerzo. Arte en definitiva, esa fue mi percepción en una tarde en la que soñé con una moda más delicada, artesana, sostenible e inclusiva fuera de la globalización y los uniformes. Soy un romántico y sobrino de sastres, aquellos que con sus manos construían un traje a medida y vivían entre hilos, patrones y costuras.

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