Cuenta la periodista Marta D. Riezu en su biblia -y la mía-, La moda justa, que solo usamos el 20% de nuestro armario. Pero como hoy no vengo a hablar de slow fashion, ni de comprar menos, sino al contrario, de comprar más -o al ... menos algo-, dejo por aquí algunos apuntes para que las prendas que incorpores a tu armario este verano sean parte de ese 20%.
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Utilizar la ropa con fines distintos para los que fue concebida, es algo que a mis amigas les divierte muchísimo que haga, y solo por eso no dejaré de hacerlo nunca. Con doble excusa esta temporada que la ropa de cama y lencera sale a la calle. Un pijama dos piezas de seda con sandalias de tacón, el conjunto perfecto. En Alejandra Montaner, en la calle Sorní, 30 encontrarás la firma de lencería más romántica del mundo, Love Stories. Un body, un corsé, un vestido lencero… ¡esperando a que lleguen las noches de verano!
El rosa chicle tiene todas las papeletas para convertirse en el color de la temporada y lo confirma nada más y nada menos que la reina Letizia vistiendo un traje Carolina Herrera en la coronación de Carlos III. Señoría, nada más que añadir.
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Aquí una opinión impopular. No es la primera vez que se vuelve a poner de moda el print de leopardo y seguro que en su día compraste algo que a los años acabaste tirando. No quisiera propagar el síndrome de Diógenes, solo digo que hay piezas, que aunque sean del 80%, más vale guardarlas.
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Hay dos formas de crear un buen look, la primera, la que todos conocemos: invertir en los complementos. La segunda, el secreto bien guardado: apostar por una prenda estrella. Una biker o una bomber con un toque especial es todo lo que necesitas esta temporada.
Un top básico, un little black dress, un conjunto de dos piezas, vale, pero que sea palabra de honor. La reina de esta tendencia, la escandinava influyente de influencers, Matilda Djerf. Sumas puntos si, como ella, lo llevas con un pañuelo 'skinny', la tendencia que consolida el resurgir de los 2000.
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Sin beso sí, sin capazo imposible. Más grande no es mejor, en la cesta perfecta cabe siempre lo justo. Hace muchos veranos que abandoné la toalla y pasé al pareo con tal de seguir optimizando espacio: libro, protección solar, fruta al gusto y llaves. Nada más. Cada año me gusta hacer una parada en la avenida de la Marina Alta del alicantino pueblo, Gata de Gorgos. Un pueblo que respira artesanía en cada esquina y donde encontrarás la cesta perfecta que te acompañará todo el verano. En el otro lado de la balanza, el infalible y todoterreno capazo de Loewe, ciudad, playa, montaña… una compra de las del 20%.
Aquí solo rige un principio -aunque haya quienes se empeñen en seguir contradiciéndolo-, y es el de nunca digas nunca. Cómpralas ya, porque acabará pasando y te aseguro que no quieres ser la amiga que llega al día siguiente con lo que otra ya se compró el día anterior.
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Quizás este sea el imprescindible más prescindible de todos los mencionados. Pero teniendo en cuenta que se trata de una pieza concebida por el mismo Rabanne, quien introdujo de manera pionera en la década de los 60 el aluminio en sus diseños, confirmado así su talante vanguardista, cuenta como aportación al archivo de la historia de la moda, ¿no?
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