Secciones
Servicios
Destacamos
Mi abuela tiene 79 años. Este año cumple 80 y creo que lo siguiente será regalarle un patinete eléctrico. Primero fue un móvil, luego un Smartphone, luego una tele con más pulgadas que cualquiera de las que tengáis en casa, luego una tablet o mejor ... dicho por ella, una tabla. Y lo último fue una smartTV con, por supuesto, Netflix, HBO, Amazon Prime y Movistar -sobra decir porqué vivo con ella-. Hay algo fascinante en nuestra convivencia y es que ella en todo momento demuestra ser una magnífica entendida digital: guarda sus series en favoritos, utiliza el buscador por voz del mando, traslada lo que está viendo en la tablet a la tele con un solo botón… En todo momento menos cuando yo cruzo la puerta de casa. Entonces una nube negra se posa sobre todos sus conocimientos tecnológicos y me pregunta que cómo puede volver atrás si no quiere seguir viendo la serie turca que ha seleccionado. «Es algo generacional, tienes que tener más paciencia», me dice mi padre mientras yo ahogo mis gritos de desesperación y se lo vuelvo a explicar por 394.875.483 vez con la mejor de mis sonrisas.
Noticia Relacionada
Celia Barreña
Algo generacional, desde luego. Yo misma me convierto en alumna cuando se trata de Tik Tok. También generacional es el nuevo ciclo de vida de las marcas de ropa que son nativas digitales. Antes funcionaba así: abrías una tienda, te iba bien, luego otra más grande, después, otra en la gran ciudad. Y ya cuando el volumen de negocio lo permitía, te planteabas empezar a vender a través del canal online. Ahora el curso es muy distinto: todo empieza como un hobby, haciendo lo que te gusta. Un diseño para un amigo, para el amigo de un amigo, para la marca del amigo de un amigo… hasta que llega la gran pregunta, ¿por qué no? El primer paso es siempre abrir una cuenta de Instagram, qué mejor que poder conectar hasta con el último rincón del planeta tierra. Cuando la cosa se pone seria, es hora de abrir un e-commerce y formalizar la empresa. Los seguidores van subiendo -llegados a este punto ya existe una comunidad de feligreses-, empiezan las colaboraciones con artistas, el influencer marketing, las pop-ups y, por último, y paradójicamente, al final del camino y después de mucho pensarlo, la tienda física.
Y lo más extraordinario de todo esto es que, mientras las marcas de la vieja escuela se dejan la piel tratando de tener una presencia digital notoria, las del nuevo modelo lo hacen sin ni siquiera despeinarse. Es como si lo llevaran en el ADN, se pasean por el entorno online de manera innata.
El paradigma de este modelo tiene un nombre y es Belaguer, la marca valenciana que visten los artistas Quevedo, Eladio, o la influencer Jessica Goicoechea. Si bien el mérito aquí es doble porque como asegura su fundador y diseñador, Adrián González, «todo lo que hemos hecho en Belaguer ha llegado de manera orgánica». Y es que, a diferencia de muchas otras firmas, aquí no existe el 'porque conoce a…'. No hay truco detrás de su aparición en uno de los videoclips de Eladio Carrión, como tampoco lo hay en la visita de Quevedo a 'El Hormiguero' vistiendo una de sus prendas. Ni siquiera tras su colaboración con McDonald's, con la que se convirtieron en la primera marca española en trabajar con la gigante del fast food. «Nos llegó un correo del equipo de McDonald's diciendo que les gustaba nuestro trabajo y que querían colaborar con nosotros». El resultado fue un sistema de canjeo de puntos a través de la aplicación del restaurante con los que puedes llevarte la sudadera insignia de la casa. Como decía, un paseo en barca por la marea digital.
Noticia Relacionada
Begoña Clérigues
Respecto a Eladio, Adrián asegura que es un gran fan del artista y, como tal, fue a verle actuar a un festival con un regalo de la marca preparado, sin saber que el cantante al día siguiente se pondría la camiseta para volver a actuar. «Yo no le pedí que lo hiciera, simplemente quise darle un detalle porque le admiro. Le gustó mucho Belaguer y fue así como más tarde vistió otra de nuestras prendas en uno de sus videoclips». Misma operación con Quevedo. Y también con Team Heretics, el equipo de e-sports que atrae miles de visitas a sus partidas online. En este caso derivó incluso en la creación de una colección que los jugadores se pusieron hasta la saciedad.
Belaguer fue también la primera marca en crear una comunidad a través de Discord, una plataforma de mensajería instantánea que funciona tanto con texto como por voz. «Ahora mismo tenemos una comunidad de casi de 2.500 miembros en Discord. Dentro del servidor tenemos varias secciones, por ejemplo, la de reventa, donde los usuarios pueden comprar y vender entre ellos sus prendas de Belaguer, ya que cuando se agotan productos no solemos reponer». También hay otro chat donde se habla de temas relacionados con la marca, otro sobre temas ajenos a la marca, todos ellos moderados por cuatro o cinco feligreses (como los que mencionábamos antes), a los que Belaguer otorga su confianza para supervisar que la conversación no se vuelve inoportuna.
En el ciclo de vida personal de la marca -imagino que este es el punto de madurez-, ha llegado el momento de las pop-up's. La primera fue en Valencia, hace ya un tiempo, la segunda en Madrid, hace apenas unas semanas. Y respecto al punto físico de venta, Adrián se muestra tranquilo, «vamos a ver cómo va evolucionando todo». De momento, su objetivo es viajar con su tienda temporal por distintas ciudades de España, porque a pesar de ser nativos digitales, tienen claro que «hay sentimientos que a través de la pantalla no se pueden expresar, nos gusta conocer a nuestros clientes y seguidores y que ellos puedan conocer en directo la marca».
Es verdad que hay cosas que nunca cambian, podemos dar pasos de gigante en lo virtual, pero no habrá nunca nada como el calor de la gente. Creo que tampoco llegará el día en el que mi abuela entienda que YouTube no funciona igual que Netflix, que no hay nadie que le esconda los capítulos para que no pueda verlos y pague más. Mientras tanto, yo se lo volveré a explicar las veces que haga falta, y del mismo modo las marcas de la vieja escuela seguirán partiéndose el lomo tratando de alcanzar la culminación digital. Qué difícil es competir contra lo innato. Y qué admirable es el trabajo bien hecho. Adrián González, un joven de Xirivella de 26 años, autodidacta, sin miedo al éxito, con sus ideales muy claros y con la seguridad de hacer siempre -y sólo- aquello con lo que disfrute. Todo listo para triunfar.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.