La Dirección General de Tráfico (DGT) no para de asignar nuevas matrículas cada día que pasa. El ritmo de puesta en circulación de este distintivo rectangular es sintomático de la velocidad a la que los nuevos coches salen de los concesionarios españoles. Y es que puede parecer una nimiedad la función asignada a las matrículas, pero estas tienen más importancia de lo que podría parecer, puesto que ayudan a la hora de organizar e identificar todos los vehículos que circulan por el país.
Actualmente, por las carreteras españolas transitan matrículas que lucen las iniciales MSP, según los últimos datos de placas publicados por la web especializada Diésel o Gasolina. Si se tiene en cuenta que aproximadamente cada dos días se completa una nueva letra, para la primera semana del mes de julio estaríamos hablando que las nuevas matriculaciones rondarían las letras MSS-MSV, mientras que para finales de mes, ya estaríamos rondando una nueva segunda inicial, concretamente MTA.
En este sentido, las matrículas son unos elementos un tanto particulares pero practicamente todas respetan un mismo patrón: placa de aluminio, números y letras que la DGT asigna de manera correlativa. Y así se mantendrá, al menos por el momento, puesto que probablemente llegará un día en el que se terminen todas las variables posibles para la combinación de números y letras de cada vehículo. No obstante, la excepción hace la norma y respetando unos criterios, se pueden modificar ligeramente al gusto de cada conductor.
Así, las matrículas deben limitarse a una fuente de letra concreta y hay una serie de letras que están prohibidas para evitar confusiones o expresiones malsonantes a la hora de registrar cada vehículo. Concretamente nueve, que están prohibidas o que quedan excluidas dentro de las matrículas europeas españolas: A, CH, E, I, LL, Ñ, O, Q y U.
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