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La ocupación de una vivienda y sus diferentes modalidades de delito, como la creciente nueva inquiokupación, dan lugar, en muchas ocasiones, a situaciones surrealistas más propias de una película de ficción que a un caso de la vida real. Buena fe de ello pueden dar los agentes de la Policía Local de Tudela (Navarra) que esta misma semana han tenido que atender un caso variopinto.
Según ha informado el Diario de Navarra, el jueves alrededor de las 12.00 horas la Policía recibía una llamada de un individuo que denunciaba la presencia de varias personas en su domicilio sin su consentimiento. Al personarse en el lugar, los agentes se encontraron con una situación poco convencional: el denunciante también se encontraba de okupa en el domicilio en cuestión.
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Dicho hombre había pasado la noche en el calabozo de la comisaría de la Policía Local de Tudela, y al volver al día siguiente, se había encontrado con que otras personas se habían metido en la vivienda que él había okupado previamente, por lo que tomó la firme decisión de llamar a la Policía para que procedieran al desalojo.
Los agentes que atendieron el aviso se vieron obligados a intervenir para resolver el conflicto entre los cinco okupas, evitar la tensión y asegurarse que la situación no fuera a mayores. Finalmente, tal y como ha hecho saber el citado medio, los cuatro okupas abandonaron la vivienda, para dejar solo en la vivienda al okupa que había dado el aviso.
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