J. M.
Miércoles, 11 de octubre 2023, 12:50
Seis de cada diez pacientes que ingresan en los Servicios de Medicina Interna de los hospitales españoles se consideran pacientes crónicos complejos (PCC) al presentar patologías crónicas de alta complejidad. El 40% de ellos, además, tienen dos o más enfermedades crónicas de larga evolución. Detrás ... de estos ingresos hospitalarios, se encuentra, en la mayoría de los casos, la insuficiencia cardíaca (46%), la diabetes (35%-40%) y la enfermedad renal crónica (36%).
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Otros de los motivos de ingreso frecuentes son las patologías infecciosas, sobre todo infecciones de tipo urinario y neumonías, que en este perfil de pacientes descompensan sus patologías crónicas, lo que dificulta el manejo terapéutico. Además, con frecuencia, coexisten otras patologías, como la anemia en el 15% o la artrosis severa en el 17% de los casos, que empeoran sus síntomas en muchas ocasiones.
Estos son algunos de los datos que definen al paciente crónico complejo, un perfil cada vez más habitual en los Servicios de Medicina Interna, por el aumento de la carga de morbilidad y el envejecimiento poblacional. Sobre los problemas que rodean al PCC se reflexionó en la X Reunión de Paciente Crónico Complejo de la Sociedad de Medicina Interna (SEMI), que congregó los pasados días 6 y 7 de octubre en Alcalá de Henares a internistas de todo el país. La inauguración estuvo a cargo de la presidenta de la SEMI, Juana Carretero, y de Pilar Cubo, coordinadora del Grupo de Trabajo de Cronicidad y Pluripatología.
En relación a los retos que plantea la atención a estos pacientes, la doctora Cubo expuso que «es imprescindible hacer una valoración global multidimensional, que atienda no sólo a la enfermedad que padece el paciente, sino a otras esferas que son importantes para su evolución, como puede ser la situación emocional y cognitiva, la funcionalidad, el estado nutricional o el soporte social. Hay que tratar de forma global al paciente y no a cada una de sus enfermedades». También abogó por conseguir pacientes activos, «que conozcan sus enfermedades, que puedan identificar los síntomas o signos de alerta en caso de descompensación de sus enfermedades, para que consulten precozmente y evitar así el ingreso hospitalario. Y acordar con el paciente y su familia el mejor plan terapéutico en cada momento, atendiendo a las necesidades que expresen».
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La presidenta de la SEMI se mostró partidaria de potenciar el manejo de estos pacientes «en entornos más amables para ellos, como puede ser el hospital de día, donde pueden recibir atención sin necesidad de que se queden ingresados; o la hospitalización a domicilio ya que esto incorpora a la familia en los cuidados, evita el deterioro funcional que se produce con frecuencia durante los ingresos, mejora el estado de ánimo y, en definitiva, promueve la calidad de vida». En este sentido, urgió a «avanzar en experiencias innovadoras y de uso de nuevas tecnologías que favorezcan el cuidado de los pacientes crónicos y pluripatológicos en su domicilio».
Durante el transcurso de la reunión, se puso de manifiesto que es «imprescindible» evitar la fragmentación de la asistencia sanitaria en los pacientes con múltiples patologías, para disminuir que tengan que acudir a diferentes consultas hospitalarias y evitar pruebas duplicadas.
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La fragmentación sanitaria se asocia a un aumento de la polifarmacia. De hecho, un tercio de los pacientes crónicos complejos que ingresan en los Servicios de Medicina Interna toma diez o más fármacos, con el consiguiente riesgo de efectos adversos. En este sentido la capacidad de un médico internista de atender a todas sus enfermedades, con ayuda en casos puntuales de otras especialidades, «permite que haya un referente hospitalario para el paciente y facilita la coordinación y continuidad asistencial con el equipo de Atención Primaria».
Para los internistas también es fundamental realizar una Valoración Integral Multidimensional (VIMA) que tenga en cuenta todas las esferas que afectan al paciente. Para ello, es preciso conocer «las limitaciones para realizar las actividades de la vida diaria, su situación cognitiva y su estado de ánimo, saber si es capaz de realizar todas las recomendaciones del tratamiento y conocer su entorno social, para aconsejarle sobre diferentes ayudas de las que se pueda beneficiar».
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Según destaca la doctora Cubo, en estos pacientes la toma de decisiones suele ser compleja. «Algunos tratamientos que pueden mejorar una enfermedad, pueden empeorar otra. Algunas medidas para confirmar diagnósticos, pueden poner en riesgo al paciente. Por eso es imprescindible explicar al paciente y su familia el riesgo y el beneficio de cada una de nuestras actuaciones y hacerlos partícipes en la toma de decisiones, respetando su decisión».
La sarcopenia, la pérdida de masa muscular y función muscular, y la fragilidad son muy frecuentes en los pacientes con patologías crónicas y pluripatológicos. Aunque ambas aumentan con la edad, se estima que aproximadamente el 10-20% de las personas mayores de 65 años pueden ser consideradas frágiles, y ninguna de ellas se limita a los pacientes de edad avanzada.
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Tanto la sarcopenia como la fragilidad empeoran los resultados en salud de las personas: aumentan el riesgo de caídas, de deterioro funcional, de hospitalización y de muerte. Por todo ello, los pacientes con patologías crónicas complejas y pluripatología se benefician de una detección precoz tanto de la sarcopenia como de la fragilidad cuando son atendidos por los internistas, tal como destacaron estos especialistas.
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