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Simona Banica muestra su Ingreso Mínimo Vital que le concedieron. irene marsilla

La desesperada cruzada de Simona: «He perdido la esperanza, llevo seis meses sin que me paguen el Ingreso Mínimo Vital»

Le aprobaron la prestación hace dos años, pero la Seguridad Social dejó de abonársela en julio y además tiene un tumor cerebral que le impide trabajar

José Molins

Valencia

Martes, 7 de febrero 2023, 00:44

A Simona Banica le está destruyendo un dramático cóctel de infortunio e injusticias. Su vida siempre ha sido complicada, pero en los últimos meses las circunstancias se han cebado con ella. Padece un tumor cerebral calificado de urgente, que le diagnosticaron en noviembre y que ... ya deberían haberle operado, pero aún está a la espera y no le han dado fecha. Y además, la Seguridad Social dejó de pagarle en julio la prestación del Ingreso Mínimo Vital (IMV) que tiene aprobada desde hace dos años.

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Sin salud y sin dinero, esta rumana, que lleva viviendo en Requena desde 2004, está hundida. «He perdido la esperanza de que me den el dinero que me pertenece, y con mi enfermedad qué ilusión voy a tener de cumplir 50 años en unos meses, si no sé si voy a llegar, lo que quisiera es ver a mis sobrinos y tener nietos pronto», señala Simona.

En estos seis meses que ha estado sin recibir ni un euro del IMV ha necesitado para vivir la ayuda de sus hijos. Los dos mayores, que están independizados, tienen trabajo y le pagan los gastos más básicos, e incluso su hijo pequeño, de 17 años, aporta al hogar gracias a que cobra una pensión de orfandad de 106 euros al mes tras morir su padre, exmarido de Simona, el año pasado. Ella, por cierto, se divorció de él tras haber sido víctima de violencia doméstica durante años, pero este nunca le llegó a pasar la pensión de sus hijos, y falleció debiéndole 32.000 euros.

Simona es una de los 185.000 beneficiarios del IMV en la Comunitat (más de 100.000 son mujeres), pero su caso es singular, porque pone de manifiesto los errores burocráticos del ministerio. Y es que el problema radica en que en la Seguridad Social consta que ella sí está cobrando con normalidad las prestaciones, aunque la realidad es que no percibe nada desde julio. «He tratado de pedir otras ayudas, como la de alimentos en la Cruz Roja o una por minusvalía, tanto por el tumor como por una lesión que tengo en el brazo, pero como oficialmente consta que me están pagando, no me dan nada», se lamenta con desesperación. «Ahora me va a venir el recibo del gas, que son 270 euros de dos meses y no tengo cómo pagarlo», asegura esta residente en Requena, a la que afortunadamente su prima de Barcelona le paga el alquiler de su casa.

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La semana pasada aprovechó que el autobús informativo del IMV visitó Valencia para exponer su caso y pedir una solución. Pero una vez más se encontró desamparada. Ya son muchas ocasiones en las que ha solicitado al Ministerio de Seguridad Social que arreglen su caso, que la tiene sin dinero y en riesgo de pobreza, y no hay manera. «Mi gestor ha enviado tres cartas al ministerio contándoles que no me han pagado y no ha habido respuesta ni explicación», indica. Y lo único que le han dicho cuando llama a la Seguridad Social es que tiene algún problema en el banco. Pero en la entidad financiera todo está en orden, ella no tiene deudas ni préstamos. «Simplemente no me llega el dinero que ellos dicen que sí han pagado», sostiene. Lo único que sí ha cobrado después de seis meses han sido 32 euros el pasado mes de enero, una cifra que ella no sabe de dónde sale y que considera «casi un chiste».

Simona solicitó el IMV a finales de 2020 y se lo aprobaron en enero del año siguiente. Primero empezó cobrando 125 euros al mes porque percibía una Renta Activa de Inserción de 400 euros, pero cuando se le acabó, el IMV subió a 405 euros mensuales en marzo de 2022. Tenía a dos hijos a su cargo, pero cuando la mayor se independizó, llegaron los problemas burocráticos. «La saqué del empadronamiento y dejé de percibir la prestación». Le informaron de que le bajaba la ayuda a 331 euros en septiembre, y en diciembre se la volvieron a rebajar a 264, pero ni siquiera eso llegó a cobrar, porque desde julio se quedó sin recibir nada. «Me dicen que hasta que se actualiza el padrón pasa un tiempo, pero yo estoy en esta situación sin dinero y esto no puede ser. Además, una madre monoparental como yo con un hijo menor le tocan 800 euros, y a mí me darían mucho menos, no se aclaran ni ellos», critica.

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Paralelamente al problema económico tiene que lidiar con la otra bomba que tambaleó su vida, el tumor cerebral. En el Hospital de Requena se lo detectaron y se lo están tratando en el Hospital General de Valencia, pero también está desesperada. «Me dijo el médico que tenía que operarme, que soy urgencia de Grado 1, que la intervención sería antes de Navidad, pero van pasando las semanas y siguen sin llamarme», asegura Simona. El 14 de diciembre fue al preoperatorio y desde entonces no ha habido avances, aunque ella ha preguntado a los médicos, porque está empeorando su salud. «A veces me desmayo, veo borroso o incluso tengo pérdida de visión, o se me duerme una parte de la cabeza, pierdo el equilibrio, se me olvidan las cosas...», relata la mujer sobre los numerosos síntomas que le van afectando cada vez más. «Me dijeron en enero que es una operación delicada, que es prioritaria pero que no tienen quirófanos disponibles», explica, y por ello ha pedido una consulta en el Hospital La Fe para ver si allí le atienden mejor.

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