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Ir a comprar a una tienda física sigue teniendo su encanto y son muchos quienes siguen prefiriendo pasarse por el local a ver en persona los productos antes de comprarlos o a hacer la compra en el momento, antes que pedirla por internet. Pero también están quienes van, ven lo que les interesa, y luego hacen el pedido en casa. O quienes entran por curiosidad a ver qué hay nuevo en su marca favorita y terminan llenando la cesta de cosas que no tenían en mente.
Desde luego, también hay mucha gente que se ha pasado directamente a lo de comprar por internet y le parece innecesario tener que salir de casa para ello. A esto hay que sumarle que a veces es mucho más sencillo hacerte con el producto que quieres online y que las aplicaciones en el móvil hacen que tengamos muy a mano el acceso a las tiendas y a hacer pedidos con solo un gesto.
Así que por una cosa o por otra, lo que está claro es que todos terminamos teniendo productos en nuestra cesta de la compra online, que de hecho suelen ser más de los que realmente tenemos pensados pagar. Eso del 'por si acaso' o 'ya me lo pensaré' que acaba dejándonos con un carrito descomunal y un importe que echa para atrás.
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Es una costumbre común lo de tener cosas en la cesta de la compra sin pagar, pero supone un riesgo para el consumidor porque se libera dopamina en el núcleo accumbens, una parte del cerebro que es responsable del sistema de recompensa. De ahí que muchos usuarios sientan placer llenando la cesta y después de disfrutar de ese momento, dejan l.os productos en la misma sin llegar a pagar, para revisarlos los días siguientes y volver a tener esa sensación de satisfacción. Es habitual también llegar a modificar algún artículo, poniéndolo o quitándolo, y seguir sin efectuar la compra. E incluso que al hacerla, ese placer disminuya.
Y al parecer no vale con poner los artículos en favoritos, porque ese gesto no aporta la misma dopamina que dejarlos en la cesta, ya que esto implica que se puedan obtener de forma más inmediata y no que se dejan para otro momento más a largo plazo.
La cesta de compra 'online' pendiente de pago puede generar adicción, según señalan desde la Universidad Oberta de Catalunya: «El placer que muchos usuarios obtienen llenando la cesta en línea supera la posible frustración que puedan tener por no poder adquirirlos finalmente». Además, «las empresas, al conocer este comportamiento, aplican varias técnicas de marketing para empujar a las personas a hacer el último paso, es decir, pagar», aclaran desde la UOC.
Una de ellas es la aplicación de precios dinámicos o los correos con ofertas flash, por lo que es más probable que quienes ponen en práctica esta costumbre de añadir productos en la cesta terminen cayendo en comprar artículos que realmente no necesitan simplemente por estar en oferta y así sentir de nuevo esa dopamina, generando micro gastos que terminan notándose en la economía a final de mes.
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